Luis Galarreta
Luis Galarreta
Diego Chirinos

La gestión de Luis Galarreta como presidente del Congreso atraviesa su recta final. Luego de un año plagado de controversias, el titular del Parlamento dejará el cargo este viernes. Lo hará con la menor aprobación en un segundo año legislativo desde el 2000: 12%, solo igualada por la del nacionalista Víctor Isla.

—Motivos ajenos y propios—
Hace casi 12 meses, el entonces vocero de Fuerza Popular heredó el cargo de la ex presidenta del Congreso Luz Salgado, quien cerró su período con una aprobación cercana al 25% en la encuesta de El Comercio-Ipsos.

Con un discurso inicialmente concertador, Luis Galarreta pudo repuntar en el apoyo ciudadano. “Soy el presidente de los 130 congresistas”, decía por aquel entonces.

Sin embargo, rápidamente se vería obligado a enfrentar una serie sucesiva de controversias, como la interpelación a la ex ministra de Educación, Marilú Martens, o la cuestión de confianza rechazada al Gabinete de Fernando Zavala.

“Ante una coyuntura ciertamente compleja, él fue dejando sutilmente de lado esa intención inicial de tender puentes”, analiza el socio del Grupo 50+1, José Carlos Requena.

Las controversias se sucedieron casi con la misma velocidad de los incrementos y descensos en la aprobación de Luis Galarreta. Una oscilación que, pese a la foto final, le permite tener un promedio anual similar al de otros ex presidentes del Parlamento.

El primer punto de quiebre sería el intento de vacancia contra el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski. Tras la sesión celebrada a fines de diciembre, Galarreta experimentó su mayor caída en las encuestas hasta entonces: de un 29% registrado en diciembre a un 21% en enero.

“A partir de ahí, él se enfrentó de forma más explícita al gobierno terminal de Kuczynski y manejó la vacancia. Empezó una línea dura poco común entre presidentes del Congreso y fue regresando a su perfil de vocero del fujimorismo”, afirma el analista político Enrique Castillo.

Luis Galarreta
Luis Galarreta

—Nuevos frentes—
La sucesión constitucional del actual presidente Martín Vizcarra, llevada a cabo en marzo, le daría un respiro a Galarreta. El respeto a la transición mostrada por el Congreso le permitió subir 11 puntos.

“Frente a ese buen ánimo, se hubiese esperado un regreso a la actitud concertadora. Pero eso se diluyó con el manoseo del reglamento del Congreso en la primera suspensión a Kenji Fujimori, Bienvenido Ramírez y Guillermo Bocángel, y con la ley de publicidad estatal”, agrega Requena.

Desde entonces hasta su aprobación por insistencia, Luis Galarreta sería uno de los impulsores de la prohibición de publicidad estatal en medios privados.

“Es el punto más neurálgico de su crisis. Tras su desafortunada frase sobre la ‘mermelada’, esa pasó a ser una batalla suya y no de Mauricio Mulder”, comenta Castillo.

Luego de esa declaración, la aprobación del titular del Parlamento no volvió a repuntar.

—La herencia—
Ayer, Daniel Salaverry (Fuerza Popular) y Víctor Andrés García Belaunde (Acción Popular) fueron designados como los candidatos a suceder a Galarreta. Uno de ellos asumirá la posta en medio de un escenario con la mitad de aprobación que heredó este último y con una crisis institucional en ciernes.

“La crisis de descrédito de las instituciones va a continuar porque los audios seguirán saliendo. En ese contexto, a Salaverry le puede jugar en contra este rechazo de la ciudadanía a la permanencia del fujimorismo en la Mesa Directiva”, concluye Castillo.

Según la última encuesta de El Comercio-Ipsos, el 22% de entrevistados preferiría que Fuerza Popular no ocupe la mesa.

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