Bienvenidos a la cripta, la columna de Cecilia Valenzuela
Bienvenidos a la cripta, la columna de Cecilia Valenzuela

no se cansa. Sus dirigentes se movilizan y reclutan seguidores a través de tres organizaciones: el Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), el Frente de Unidad y Defensa del Pueblo Peruano (Fudepp) y la Asociación de Familiares de Presos Políticos, Desaparecidos y Víctimas de Genocidio (Afadevig).

En los últimos días hemos presenciado un encontrón entre la fiscal contra el terrorismo, el jefe de la unidad policial a cargo del terrorismo y el alcalde de Comas, distrito donde los seguidores de Abimael Guzmán acaban de construir un mausoleo para sus ‘héroes’.

Desde mediados del 2013, SL avanzó a vista y paciencia de la policía y las demás autoridades: Ese manoseo político le quitó los reflejos a la Dircote y ahora estamos como estamos. En abril del 2014, esta dirección ejecutó la operación Perseo e intervino a 28 dirigentes del Movadef; su División de Terrorismo Metropolitano había estado siguiéndolos e investigándolos, pero aún no tenían los elementos necesarios para capturarlos. Sin embargo, obsecuente ante las urgencias políticas del gobierno de Humala, la jefatura de la Dircote permitió que la brigada especial Lobo, adelantara la intervención y la condujera al fracaso. Días después, el juez a cargo tuvo que liberar a 22 de los sospechosos por falta de pruebas.

El 13 de abril, Iván Vega y el general Vicente Álvarez le entregaron al programa “Cuarto poder” imágenes de ellos mismos, aplaudiendo y ‘autoarengándose’, mientras tachaban en una pizarra los nombres de los dirigentes del Movadef que iban siendo interceptados por la policía y la fiscal; eso a pesar de que los detenidos eran personas que circulaban abiertamente. Advertí entonces en esta misma columna bajo el título “Movadef y el tiro por la culata”.

El lunes último, al salir de la Comisión de Defensa del Congreso, el actual jefe de la Dircote, el general José Baella, sostuvo –como si fuera juez y no policía– que los senderistas que integran estas organizaciones no cometieron apología durante la elaboración de los documentales que hicieron sobre los entierros, realizados en junio y agosto de este año, en el cementerio de Comas en donde han construido una suerte de ‘cripta para sus héroes’.

Las organizaciones terroristas creen firmemente en los símbolos. En su línea de pensamiento, SL construye esta ‘cripta’ más que para un homenaje a sus muertos, para tener un lugar de reunión, un espacio en donde seguir ‘pregonando’ sus ideas a las generaciones venideras.

En el documental “Héroes de hoy, pregoneros del mañana” colgado en el canal que administran los nuevos seguidores de Gonzalo en You Tube, se escucha, en por lo menos cinco oportunidades, insistir en la condición de pregoneros que tienen los senderistas de hoy, iluminados por los senderistas de ayer.

Todo ‘aggiornado’ en fragmentos del discurso que escribió Abimael Guzmán por el ‘día de la heroicidad’ y acompañado de una bandera roja con la hoz y el martillo, un afiche del ‘presidente Gonzalo’ y la tipografía senderista.

Es cierto que con astucia los senderistas se mueven en el límite de las formas, no mencionan el ‘pensamiento Gonzalo’ pero leen los textos de Guzmán. Son discretos en el uso de sus banderas, pero sus afiches son rojos con letras amarillas. No exaltan sus masacres, pero subliman a sus caídos como héroes que dieron sus vidas por una causa correcta y justa. Y claro tienen el cuajo de hablar de derechos humanos.

Su apuesta son las nuevas generaciones. ¿Lo vamos a permitir?

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