Brasil debe pagar una reparación al Perú, por Jaime de Althaus
Brasil debe pagar una reparación al Perú, por Jaime de Althaus
Jaime de Althaus

El embajador del en el Perú, Marcos Raposo Lopes, escribió hace pocos días en estas páginas lo siguiente: “Cuando ciertas voces opinan sobre ‘siniestras conspiraciones’ entre un Estado, sus empresas y sus asociados en el extranjero, confundiendo, nada extraño maliciosamente, a una nación con los actos de algunas compañías privadas, es mi deber recordar que, en este caso, la mayor víctima de esta red de corrupción es mi propio país”.

Es la mayor víctima solo porque dicha red se descubrió y lo que se descubrió fue precisamente que ella incluía a parte importante de las élites empresariales y políticas brasileñas, y no cada una por su lado, sino coludidas en un plan común de autoperpetuación en el poder y en los negocios centrado en Petrobras, y en una política de Estado orientada al expansionismo económico y al control político de otros países. Al descubrirse se cayó todo el tinglado de la geopolítica brasileña. Por eso Brasil es la mayor víctima.

El propio Jorge Barata ha revelado que la ‘donación’ de 3 millones de dólares por parte de a la campaña de Ollanta Humala del 2011 se hizo a pedido del Partido de los Trabajadores. Es decir, de Lula. Lo mismo ocurrió con el apoyo de 35 millones de dólares a la campaña de Hugo Chávez en el 2012. Y con la ayuda a Susana Villarán en la revocatoria.

Esto prueba que los agentes en el exterior de esa política imperialista eran las grandes empresas brasileñas, esta vez al servicio del control político pero también de la penetración económica, porque de esa manera las empresas se aseguraban, de paso, favores futuros en las concesiones y licitaciones. Para esto último contaban, a su vez, con el respaldo político de su gobierno y la financiación blanda del estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social del Brasil (BNDES) para los proyectos que ganaban pagando sobornos. Todo un sistema bien afiatado.

Si Brasil ha sido víctima, lo ha sido de sus propios actos. Pero respecto del  Perú, ha sido victimario, y nuestro país sí ha sido víctima sin tener arte ni parte en los beneficios. Todas han sido pérdidas. Incalculables por lo demás. Si Humala no hubiese recibido esos 3 millones de dólares, ¿habría ganado la elección? ¿Cuánto de menos hemos crecido por haber sido él el gobernante y no su competidora en esa elección? ¿Cuánto hemos perdido no solo en sobrevaloraciones sino en costo de oportunidad de algunos de esos proyectos? ¿Cuánto de menos vamos a crecer este año por el efecto Odebrecht? ¿Cómo calcular el daño moral y político ocasionado al país?

Por supuesto, nosotros tenemos nuestra parte de responsabilidad, y la van a pagar los corruptos y las propias empresas corruptoras. Pero el Estado Brasileño también debería pagarle al Perú por el enorme daño ocasionado. Porque fue una política de Estado. Tiene que haber una manera de exigirle una reparación económica significativa. Nuestra cancillería debe demandarla.

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¿Qué decía sobre meses antes de su victoria? ► — Política El Comercio (@Politica_ECpe)

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