Con la excusa de promover el turismo interno, este año se han programado seis feriados largos:https://elcomercio.pe/actualidad/1516786/noticia-habra-seis-feriados-largos-trabajadores-sector-publico-2013 para los trabajadores del sector público. El primero de ellos acaba de ocurrir este fin de semana y durará hasta mañana, tras lo cual, en teoría, los trabajadores públicos tendrán que compensar las horas no laboradas, o en la semana posterior a la del día no laborable o cuando mejor le parezca al titular de cada entidad estatal.

La tradición de crear feriados largos para los funcionarios públicos, no obstante, no parece ser celebrada por todo el mundo. Según un sondeo de Datum, ocho de cada diez peruanos desaprueban que se creen más feriados de este tipo. Además, la Cámara de Comercio de Lima ha salido a criticar su existencia argumentando que las pérdidas proyectadas que significará este feriado ascenderán a US$1.244 millones (aunque esta cifra ha sido cuestionada por el Mincetur y empresarios del sector turismo).

Estas críticas no son gratuitas. Vivimos en un país cuyo Estado tiene serias deficiencias de gestión, en el que los procesos judiciales demoran años, donde conseguir permisos para hacer negocios es un suplicio, entre tantos otros problemas gubernamentales. Así las cosas ¿a alguien le podría parecer raro que la gente perciba que “está mal” que los empleados públicos tengan al menos nueve días feriados adicionales que el resto de peruanos que trabajan, entre otras cosas, para pagar los impuestos que financian los sueldos de los primeros?

Además, ¿por qué el Estado tendría que cerrar sus oficinas por varios días (con todos los inconvenientes que eso supone para la ciudadanía) para beneficiar a una industria en particular? ¿O acaso la industria del turismo reparte entre el resto de peruanos las ganancias extras que obtiene cuando los empleados públicos que todos financiamos se van de viaje?

LAS PENSIONES NO SON DEL BCR Hace unos días, el directorio del Banco Central de Reserva (BCR) aprobó elevar de 32% a 34% el límite de inversión en el exterior de las administradoras de fondos de pensiones (AFP), con la finalidad de reducir la cantidad de dólares en el mercado local y, así, amortiguar la caída del tipo de cambio. En efecto –según el ente emisor–, el alza de dos puntos porcentuales permitiría redirigir unos US$750 millones de los fondos previsionales a plazas internacionales.

El límite establecido por el BCR de cuánto pueden invertir en el extranjero las AFP debió elevarse no unos tímidos dos puntos porcentuales, sino hasta el máximo legal permitido de 50% o, mejor aun, eliminarse. La razón la hemos dicho varias veces: la finalidad de las AFP es asegurar la mejor pensión posible a sus aportantes y para ello es necesario que puedan diversificar sus inversiones fuera del Perú. Obligándolas a poner la mayor parte de sus huevos en la canasta de nuestro país solo se expone a mayor riesgo a sus afiliados.

Lamentablemente, dicho límite no ha venido siendo movido buscando garantizar la mayor rentabilidad posible para los aportantes de las AFP sino por razones como, por ejemplo, fomentar las inversiones en el mercado de valores peruano o manejar el tipo de cambio. Por eso, como en este caso, siempre que el BCR ha elevado el mencionado límite ha resultado ser uno de esos casos curiosos donde alguien realiza una buena acción por las razones incorrectas.

Con el fondo de pensiones de todos los aportantes debería suceder lo mismo que con su casa, su auto, su cuenta bancaria o cualquier otra propiedad que es fruto de su propio esfuerzo: no debería obligarse a que sea usado en algo que no beneficie a su dueño. Los fondos son de quienes aportan, no del BCR.