No es ese el liderazgo que se le pide, por Jaime de Althaus
No es ese el liderazgo que se le pide, por Jaime de Althaus
Jaime de Althaus

El presidente Kuczynski se envalentona y advierte que esta vez sí planteará cuestión de confianza si el Congreso pretende censurar al ministro . Anunciar tal cosa ahora es jugar la carta más fuerte con demasiada anticipación, cuando ni siquiera Fuerza Popular ha decidido si apoyará la censura o no, con el riesgo de que produzca un efecto provocador contraproducente. Salvo que el presidente esté buscando precisamente la caída del primer ministro.

Definitivamente, la política no es una de las habilidades blandas del presidente. Para muchos, las invectivas de García Belaunde contra Martín Vizcarra y contra el propio Zavala son injurias destempladas que no se proferirían si el congresista no gozara de inmunidad parlamentaria, y la solución por la que se optó para el aeropuerto de Chinchero, si bien discutible, sin duda es menos costosa para el Estado que el contrato anterior. Entonces la censura no es ni de lejos un hecho dado.

El tono beligerante solo servirá para recalentar esa batalla campal de todos contra todos que se desató la semana pasada y que ya estaba amainando, cuando lo que necesitamos es más bien serenidad y capacidad de entendimiento para afrontar el cúmulo de desastres que nos asolan. Ese el liderazgo que se le pide, no el otro. No es el momento de la gritadera. No es posible que la política nacional y los medios no sean capaces de otra cosa que potenciar la fuerza del huaico múltiple en lugar de canalizarlo y usarlo para construir nuevas estructuras institucionales que prevengan la corrupción y los desastres.

Se trata de identificar y castigar a los corruptos sin destruir las empresas ni los proyectos en marcha. De ayudar a acelerar la salida del país de las empresas corruptoras facilitada ya por el Decreto de Urgencia 003 y lanzar al exterior un gran ‘roadshow’ buscando grandes inversionistas. De reformar profundamente Pro Inversión y las APP, y traer a los mejores expertos internacionales. De fortalecer la tecnocracia en los sectores para hacer mejores proyectos. De instaurar la reforma civil meritocrática a todo nivel combatiendo el clientelismo y el patrimonialismo denunciados por Fernando Cillóniz en Lampadia. De avanzar mucho más profundamente con la reforma del sistema judicial y de la policía para implantar el gobierno de la ley. Y delinear ya los lineamientos de la reforma política para restablecer un sistema de representación que permita que la gente participe en la democracia.

Todo eso requiere de un encuentro serio entre el Gobierno y el Congreso para fijar de una vez el plan de trabajo a fin de lograrlo. Fuerza Popular no está en un plan desestabilizador. Hay un potencial de concertación que se desperdició en la reunión entre el presidente y Keiko Fujimori. Ni siquiera se está aplicando el reglamento del Congreso que obliga al Ejecutivo y a las bancadas a concertar la agenda de cada legislatura. Esa es la política que necesitamos, no la de los gritos de guerra.

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