Verónika Mendoza - "Sí, puedo decir que Venezuela es una dictadura"
Diego Chirinos

cuestiona hoy duramente al mandatario Pedro Pablo Kuczynski. Por eso, esta entrevista se inicia mostrándole un , en el que llamaba a sus votantes a apoyar al ahora jefe del Estado.

—¿Qué siente hoy al ver este video?
Tal como lo expresé ahí, no teníamos expectativas respecto a un gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Nuestro único objetivo era cerrar el paso a una mafia. Claro, quizá no teníamos previsto que el gobierno del señor Kuczynski se deslegitimaría tanto, tan pronto. Desde el Nuevo Perú estamos convencidos, como muchos otros, de que lo mejor para el Perú y su democracia es que deje la presidencia.

—¿Cree que el presidente decepcionó a quienes lo apoyaron?
Por supuesto. Si bien algunos no teníamos expectativas, otros confiaron en que por lo menos cumpliría su compromiso de respetar sentencias de la justicia. No lo hizo al indultar al ladrón y asesino Alberto Fujimori.

—Usted llamó a votar por Kuczynski en la segunda vuelta del 2016, ¿también siente que decepcionó a quienes la apoyaron en primera vuelta?
Nunca invocamos a votar a favor. Fuimos claros al señalar que lo que había que hacer era cerrar el paso a quienes nunca deslindaron con los abusos de los años 90. Sin embargo, entiendo que algunos puedan sentirse decepcionados. Sobre todo frente a la grave crisis que ahora agobia al país. Por eso es importante plantear no solo la salida de Kuczynski, sino también cambios en las reglas de juego.

—¿Una nueva Constitución?
Exactamente. Si no, vamos a repetir la misma corrupción generalizada con otros actores. El Estado hoy está secuestrado por mafias. No es posible que la educación se haya convertido en un mero negocio que sirve para lavar dinero y financiar campañas electorales, o que se haya aprobado, sin desparpajo alguno, una ley de esclavitud juvenil por el ‘ppkenjikeikismo’.

—Mario Canzio, miembro de su bancada, firmó el dictamen en la Comisión de Educación.
Lo que entiendo que hay es la suscripción de un acta de la comisión.

—¿Cómo explica ese cambio de postura?
No hay ningún cambio. Es más: salimos a marchar cuando se intentó imponer la primera ‘ley pulpín’. Ahí todos estos actores políticos, que ahora dicen que ya no impulsarán la ley de esclavitud, la respaldaron. Quieren que los jóvenes trabajen no [solo] tres meses en una pasantía, cosa que yo he hecho gratuitamente para aprender, ¿[pero] tres años sin que te paguen [ni] siquiera tu pasaje? Me parece un abuso.

—¿Le parece una ley de esclavitud? Porque, más allá de los válidos cuestionamientos, afirmar eso puede resultar cuando menos temerario.
En todo caso, no es propio de un régimen laboral del siglo XXI.

—¿Cree que la vacancia es la solución a los problemas del país?
Es indispensable que el señor Kuczynski deje la presidencia, pero eso no resuelve problemas de fondo. Por eso planteamos un debate democrático sobre qué reformas se necesitan.

—Ante el primer proceso de vacancia, señaló que “el escenario deseable para la democracia” era que Kuczynski culminara su mandato. ¿A qué se debe ese cambio radical?
Son escenarios completamente diferentes. La primera era una vacancia ‘express’. Querían hacerla en 24 horas, sin que tuviéramos tiempo de entender lo que estaba pasando. Además, ¿cuál era la pretensión de la principal fuerza política que apoyaba la vacancia? El fujimorismo buscaba avasallar todas las instituciones.

—¿La decisión de retirarse del hemiciclo al momento de votar por la vacancia presidencial fue suya o de la bancada de Nuevo Perú?
Tuvimos un diálogo, pero la decisión final la tomó la bancada. Compartíamos que no podíamos ser parte de una vacancia ‘express’ o de un show de otras fuerzas para tapar sus propios casos de corrupción, ni permitir que fuera la punta de lanza para avasallar otras instituciones. Ese criterio general lo compartíamos.

—¿Cree que fue un error?
Era una situación confusa. Pero, aunque no nos satisfaciera a todos, era la mejor decisión en ese momento. ¿Qué pasó desde entonces? Hay cada vez más pruebas de que el señor Kuczynski utilizó sus cargos públicos para hacer negocios y tenemos la demostración de que no le importan la institucionalidad y la justicia. Además, está probada su incapacidad para gobernar. Veamos lo que pasa en Piura, más de un año después de El Niño costero.

—Queda la sensación de que la vacancia es en realidad impulsada por Nuevo Perú como una respuesta al indulto y no a los presuntos vínculos de empresas del presidente con Odebrecht.
La ciudadanía considera todo eso. Liberar a un ladrón y asesino que no cumplió su condena, que nunca pidió perdón ni pagó la reparación civil, es un terrible mensaje de impunidad. Por eso luego hay un desgraciado que jalonea a una mujer, la arrastra por el suelo, y un sistema de justicia que lo exculpa. Eso hizo el señor Kuczynski con nuestra justicia, memoria y dignidad; las arrastró por el piso.

—Asumo, entonces, que debemos esperar una moción de vacancia en la cual se consigne ese factor.
Eso se está negociando en el Parlamento. No sé cuál sea el derrotero final. Pero sí puedo decir que, desde mi punto de vista, el indulto es una razón de incapacidad moral.

—¿La nueva moción conjunta de Nuevo Perú y el Frente Amplio se presentará en los próximos días?
Sí, se está dialogando no solo con el Frente Amplio, sino con otras fuerzas. La moción de vacancia está prácticamente lista para presentarse la próxima semana. Aunque, como le digo, eso es algo que se está viendo desde el ámbito parlamentario.

—Para algunos, si su bancada no se abstenía al votar por la vacancia, el indulto difícilmente se hubiese concretado. ¿Coincide con esa frase?
El día del debate nuestros congresistas fueron los primeros en señalar, frente a algunos rumores, que sería inadmisible una negociación de esas. Se exigió públicamente al Ministerio de Justicia y a la señora Mercedes Aráoz que lo aclararan. Por ello, cuando ocurrió el indulto, presentamos una denuncia constitucional por mentir de forma flagrante.

—¿Por qué el voto de Nuevo Perú dependía del indulto si, como dice, votaron en contra por la existencia de una votación ‘express’ y un presunto golpe institucional?
No dependía del indulto. Pero si te dicen que van a liberar a un asesino...

—Si les decían que existía un proceso en marcha, ¿cambiaban su voto?
Es que ahí, para nosotros, no tenía nada que ver con la vacancia. Era otra cosa. No me voy a poner a especular. Lo que puedo afirmar es que no admitimos que se diga que Nuevo Perú permitió el indulto a Fujimori. Lo rechazo categóricamente.

—¿Aún considera que Venezuela es una “democracia débil”?
La situación se ha ido precarizando cada vez más en Venezuela; la crisis política, económica, social y una separación de poderes inexistente. Es una situación dramática que nos preocupa y por eso apelamos a que la comunidad internacional pueda ayudar a resolverla democráticamente y no de forma violenta. Ahora, no vamos a caer en el juego del señor Kuczynski, quien está manoseando hipócrita y perversamente el tema para lavarse la cara, ni permitiremos que se utilice para anular nuestro proyecto político. Nuevo Perú no quiere llevar al país a la misma situación que vive Venezuela. Nuestro modelo no es el de Venezuela.

—Quería enseñarle otro video precisamente sobre este tema –le muestro a un policía venezolano disparándole a escasos metros de distancia a un manifestante opositor–. ¿Diría que esa es una “democracia débil” o una dictadura?
No había visto esas imágenes, pero sí otras. Y un informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos habla de ejecuciones extrajudiciales, de una militarización de la seguridad ciudadana. Eso es algo que repudiamos. Hay una dramática deriva autoritaria en Venezuela. Eso caracteriza hoy al señor Nicolás Maduro. Es una persona que está vulnerando un principio básico de la democracia como es la separación de poderes.

—Muchos de quienes votaron por usted en el 2016 se han preguntado, desde entonces, por qué le cuesta tanto ser clara frente al régimen de Maduro.
Es que creo que no ayuda a analizar la situación encorsetarnos en falsas disyuntivas.

—Parte de analizarla es precisamente definir de dónde proviene. ¿Usted coincidiría con el vocero de su bancada, Alberto Quintanilla, quien afirmó explícitamente que Venezuela es una dictadura?
Sí, puedo decir que Venezuela es una dictadura. Aunque reconozco que en Nuevo Perú hay diferentes matices. Hay quienes harían mayor énfasis en su preocupación por una posible intervención militar en Venezuela, cosa que debería sonar anacrónica en pleno siglo XXI y no lo es, porque el propio secretario de Estado norteamericano dijo que podía ser una respuesta. Pero también tenemos, en Nuevo Perú, posiciones más pegadas a la defensa de derechos humanos que calificarían de forma muy rápida a Venezuela como dictadura.

—¿Nuevo Perú apoyaría a la oposición venezolana de forma activa?
Hay aún una posibilidad de que esto se resuelva mediante el diálogo, en una mesa en la que están, con muchas dificultades, oposición y gobierno. A los demócratas nos corresponde persistir en la posibilidad de ese diálogo, en que encuentren una salida.

—¿Considera legítima la reciente convocatoria a nuevas elecciones?
Organismos internacionales y la propia oposición la han calificado como ilegítima. Espero que en estos espacios de diálogo se den las garantías para que pronto sí se tengan elecciones democráticas y con garantías para todas las fuerzas. Estas no lo son.

—Aun así, es partidaria de que Nicolás Maduro llegue al Perú para la próxima Cumbre de las Américas. ¿Por qué?
La política exterior no se puede definir por simpatías o antipatías. Cuando hay una cumbre en el marco de la OEA, todos los países deberían de asistir. No es potestad del país sede invitar o desinvitar como le da la gana. Lamentablemente, esta cumbre, que no sé si se llevará a cabo, está totalmente deslucida y deslegitimada.

—¿Qué cree que sentirían los venezolanos que vinieron al Perú para huir de la crisis generada por su gobierno al ver llegar a Maduro?
Tendrían todo el derecho de expresar su simpatía o antipatía en el marco de la democracia.

—En las elecciones del 2016, casi toda la izquierda se unió bajo su candidatura. ¿Cree que si Gregorio Santos no le quitaba un porcentaje de esa votación, hoy sería presidenta?
Siento que debimos hacer mayores esfuerzos para convocar no solo a sectores de izquierda o progresistas, sino también a desencantados de la política corrupta, de izquierda o derecha, que tienen que volver a creer. Ese es nuestro reto ahora.

—¿Su plan para el 2021 sí incluye a Santos?
Hoy no estamos procesando ninguna alianza electoral para el 2021. Sí hemos abierto un proceso de diálogo con distintas fuerzas, incluida la del señor Santos.

—Remarco lo de Santos porque, así como alude a la política corrupta, él tiene un proceso por presuntos delitos cometidos en su gestión en el Gobierno Regional de Cajamarca.
Él debe rendir cuentas a la justicia, como cualquier ciudadano.

—¿Ese proceso podría ser un obstáculo en su potencial alianza?
Mire, que el Poder Judicial y la fiscalía determinen sus responsabilidades en el marco de un debido proceso y, ojalá, lo más rápido posible.

—En caso de que la izquierda logre unirse detrás de un solo frente, ¿por qué sus electores deberían creer que esta vez sí se mantendrán unidos?
Lo más importante es mantenerse unidos con la gente.

—Gente que en el caso del Frente Amplio votó por veinte congresistas y no por dos bandos de diez.
Siento que a veces en la izquierda hay una obsesión excesiva con la unidad. No le hace daño a la democracia que haya diversas izquierdas en el país. Es parte de la pluralidad democrática que necesitamos. Sin embargo, soy consciente de que la ruptura del Frente Amplio nos afectó muchísimo. Nosotros persistimos en todo con lo que nos comprometimos. Vamos a consolidar una organización y ampliarla a otras fuerzas.

—¿Parte de ampliarla es presentar candidatos a las elecciones regionales y municipales?
Sí, presentaremos candidatos. Estamos definiendo en qué regiones y provincias específicas, en el marco de acuerdos políticos porque nosotros no tenemos inscripción.

—¿Con qué inscripción lo harán?
Depende de cada región. En algunas se hará con movimientos regionales; en otras, con movimientos nacionales.

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