Un puente para unir a la Ciudad Blanca

ESPACIO PROINVERSIÓN

Ana María Lupenta creía que su hijo le estaba jugando una broma hasta que vió la construcción de cerca: decenas de obreros caminando sobre estructuras metálicas y grúas enormes levantando un puente de 562 metros de longitud, capaz de resistir un terremoto de nueve grados en la escala de Richter.

“Me quedé con la boca abierta cuando lo vi”, cuenta la ama de casa de aquella tarde en que caminó hasta el Chilina: el nuevo puente que une los distritos de Miraflores, Alto Selva Alegre, Yanahuara, Cayma y Cerro Colorado, y que hoy permite que un tráfico más fluido en la capital de Arequipa.

Como Ana María, los 700 mil habitantes de la Ciudad Blanca tuvieron que esperar veinte años para ver la construcción de esta vía. Algunos, incluso, pensaron que nunca se realizaría. Hasta que gracias a la decisión del Gobierno Regional y al compromiso de las empresas Backus, Interbank y Southern Copper Corporation, a través del mecanismo Obras por Impuestos, lo hicieron realidad.

Con una inversión de más de 240 millones de soles, la obra se ejecutó en 22 meses y necesitó la mejora del expediente técnico y la inclusión de componentes para incrementar el impacto del proyecto. Los sustentos y autorizaciones respectivos estuvieron a cargo de los funcionarios del Gobierno Regional en el marco del SNIP.

Mejoras para la ciudad
Hoy el puente Chilina ayuda a descontaminar la ciudad y sirve como una frontera que salvaguarda la campiña y evita la depredación de zonas agrícolas que son parte del Patrimonio Mundial de la Humanidad. Y lo más importante: ofrece un traslado rápido a los pobladores de los distritos de las zonas altas.

“He visto cómo el congestionamiento ha crecido con los años y ha hecho la ciudad intransitable por algunas avenidas”, dice el taxista Javier Miranda. “Ahora, con el nuevo puente, un viaje que solía demorar una hora, toma la mitad de tiempo y esto reduce los costos por carrera”.

Semanas antes de la inauguración del puente Chilina, Brany Cruz, que tiene 18 años y estudia en un instituto, se unió a los cientos de hombres y mujeres llegaban a sus inmediaciones para contemplar los últimos trabajos. Brany recuerda que quiso postular a la Universidad Católica de Santa María, pero desistió: ello suponía pasar por la intransitable avenida Ejército. Ahora ve su futuro diferente.

“Creo que hasta podré buscar un trabajo temporal en los centros comerciales de Cayma o Cerro Colorado”, sonríe Brany. “Con el nuevo puente, llegar allí ya no es tan complicado”.

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