Durante siglos, los jinetes de Hungría han estado cuidando de sus caballos y ganado a la vez que practicaban cabalgatas con piruetas que desafían a la muerte. (Foto: YouTube)
Durante siglos, los jinetes de Hungría han estado cuidando de sus caballos y ganado a la vez que practicaban cabalgatas con piruetas que desafían a la muerte. (Foto: YouTube)
Redacción EC

Antes de que los vaqueros anduviesen por el oeste de Estados Unidos, los csikós vagabundeaban por Hungría demostrando su valía. En Puszta, la gran planicie del país europeo, estos jinetes aún dan muestra de su legado y mantienen viva la tradición gracias a Adam Bordás y su padre János, cuenta la serie de Great Big Story.

Durante siglos, los jinetes de Hungría han estado cuidando de sus caballos y ganado a la vez que practicaban cabalgatas con piruetas que desafían a la muerte. Ellos viven en relativo aislamiento en ranchos esparcidos por las llanuras. Y aunque quedan pocos, el orgullo sigue presente.

"Siempre he querido hacer esto. Yo estaba hecho para ser un csikós", cuenta Bordás, sobre esta forma de vida de varios siglos de antigüedad que ahora mezcla tradición con desafíos mortales. "La relación con el caballo es el tipo de relación que ni siquiera tenemos con nuestras esposas. No podemos vivir sin ellos y los caballos no pueden vivir sin nosotros. Así que hay una relación muy estrecha entre nosotros".

Los csikós tienen la misión de cuidar los caballos y el ganado de la región utilizando técnicas de siglos de antigüedad. Así, Bordás llega a la llanura a las 7:00 a.m. para hacer los trabajos necesarios en el establo: limpiar y dar agua y comida a los caballos. Él se siente 'engatusado' por ese estilo de vía, por el olor de la llanura de Puszta y el trabajo con los caballos.

János, el padre de Adam, fue csikós durante 35 años. Fue el primero de su familia y es de él de quien aprendió Adam. Él se siente orgulloso de que así como su hijo, haya jóvenes en la actualidad que aún quieran ser jinetes. Hoy en día, existen pocos csikós y cada vez es más difícil que mantengan vivo su estilo de vida y tradición.

"Es una gran cosa estar orgulloso de ser un csikós aquí. Y ser descendiente de los responsables de los caballos", dice Adam Bordás. "No necesito nada más".

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