A pesar de su retrica violentista y populachera, Donald Trump parece haberle hecho ms bien que dao al periodismo, desde hace varios aos en crisis porque tanto los periodistas como las empresas periodsticas se olvidaron de lo esencial, es decir, hacer periodismo.
No haber podido decodificar las nuevas expectativas del pblico y su apasionado enamoramiento con el clickbait carcomieron el oficio y minaron su credibilidad. El triunfo del candidato republicano dispar las suscripciones de los principales diarios estadounidenses. Segn National Public Radio, 18 das despus de la eleccin, The New York Times sum 138.000 nuevos suscriptores; The Wall Street Journal y Los Angeles Times tambin crecieron.
Una demoledora crtica gastronmica en Vanity fair contra Trump Grill, el restaurante ubicado en la Trump Tower de Nueva York, origin un desbocado tuit del entonces presidente electo. Cmo respondi el pblico? Con 80.000 nuevas suscripciones hacia la revista.
Pero no son reacciones hepticas. En pleno auge de la posverdad, un considerable nmero de personas quiere saber qu diablos est pasando en su barrio, su ciudad, su pas, en el mundo.
Los medios han entendido que no hicieron las cosas bien y han ofrecido mejorar sus coberturas y afianzar sus equipos de investigacin. La mira no solo est en el mbito gubernamental, sino tambin sobre ese gran pblico que miraron por encima del hombro y que encontr en Trump la manera de canalizar su desesperanza (que la candidata al scar Nada que perder retrata con aspereza y maestra).
A la cabeza de estos cambios se encuentra The Washington Post, dueo de dos soportes que hacen la diferencia: Marty Baron, el impulsor de la investigacin contra los abusos de la Iglesia Catlica desde The Boston Globe, a quien muchos consideran el mejor director del mundo. El otro es Jeff Bezos, el dueo de Amazon que compr la histrica cabecera a la familia Graham y que el ao pasado anunci una inversin de US$50 millones, que incluye la contratacin de ms periodistas.
El terremoto que vive el pas por el escndalo Odebrecht da la impresin de ser an un temblorcito que en nada se parecer al cataclismo que sus principales revelaciones traern.
Esta es una estupenda ocasin para que el periodismo peruano recupere su credibilidad. Cmo? Simple: haciendo periodismo.
El reporteo tiene que dejar de ser una palabra prohibida en algunas redacciones. El periodismo se hace en la calle, no en las redacciones. Se necesita afianzar el trabajo de las unidades de investigacin y utilizar las variadas y extraordinarias herramientas que la tecnologa brinda.
En suma, volver a ponerse en los zapatos del lector.