Transcurra el primer alanismo. Inflacin galopante, asesinatos, bombazos, apagones, secuestros. Poda ocurrir algo ms grave? Como en Lima la frase peor ya no se puede estar tiene tanto valor como la vida de un peatn en hora punta, siempre ocurre algo que supera nuestras expectativas. Las peores, por supuesto.
Y pas. Un da cualquiera de los caos de las casas empez a salir una sustancia marrn y maloliente. S, pareca eso que se imaginan. Ese da no solo haba que desayunar leche ENCI con pan popular. Tambin haba que tomar agua contaminada.
Aunque Lima ha soportado perodos de escasez por razones naturales, los problemas con el agua propios de una urbe enclavada en un desierto se han visto agravados, sobre todo, por asuntos de gestin.
Es posible que el agua de la ciudad est en manos de una empresa como Sedapal en la que, por acuerdo con su sindicato, hay 2.000 puestos que pueden heredarse como ha denunciado el primer ministro Pedro Cateriano? Qu servicio eficiente podemos esperar?
Pero existe un problema mayor. Nuestra institucionalidad es tan dbil que a pesar de que un tercio de los limeos estuvo sin servicio por ms de 48 horas a principios de esta semana, por las obras en el by-pass de 28 de Julio, la Municipalidad de Lima solo anunci que evaluaba tomar acciones legales contra los culpables. Es decir, ms all de esa evaluacin que sabe Dios qu destino tendr, no hubo ninguna medida concreta en favor de los afectados o que sancione a quienes cometieron tamaa irresponsabilidad.
Porque los tres millones de limeos que tuvieron que irse a trabajar o a estudiar sin siquiera pasarse una manito de gato merecen algn tipo de resarcimiento. Igualmente los dueos de restaurantes, peluqueras, puestos de mercado y dems locales que perdieron miles de soles porque carecan de agua para trabajar.
La posicin de Sedapal no ha podido ser ms cmica. Ha dicho que no cobrar por el servicio no brindado Menos mal! Y los inconvenientes causados? Cmo se resarcirn?
Se ha dicho, con razn, que los problemas ocurridos entre el lunes y mircoles ltimo no son nada en comparacin con los que deben afrontar a diario quienes no cuentan con el servicio (unos 700 mil limeos) y deben comprar el agua ms cara de la ciudad a los camiones-cisterna (unos 72 soles al mes, segn la Sunass). E incluso con quienes lo reciben solo por horas (en El Agustino el 13% lo tiene apenas tres horas al da).
Ello, sin embargo, no puede servir de justificacin para que los habitantes de Lima vivamos en completa indefensin frente a los abusos de los proveedores de este y cualquier servicio, sean pblicos o privados. Y que las autoridades llamadas a defenderlos no cumplan con su deber.
La palabra clave es institucionalidad. Lstima que en el carnaval de pullazos en que se ha convertido la presente campaa electoral hayamos escuchado a los candidatos hablar tan poco de ella.