En su libro Normal Accidents (1999), el socilogo estadounidense Charles Perrow hace una afirmacin provocadora, aunque con gran sentido: sugiere que todas las medidas que buscan evitar los accidentes que ocurren en proyectos de gran envergadura (como el Oleoducto Norperuano), en que el ser humano invade la naturaleza para beneficiarse de ella, fallan. Segn Perrow, eso sucede porque, al agregar complejidad a sus procedimientos, de por s ya complejos, a los sistemas se les crea una mayor vulnerabilidad. Al final de cuentas, errar es humano, y los sistemas son manejados por seres humanos. Son, aunque pueda resultar cnico, accidentes regulares.
Perrow plantea, adems, tres tipos de sistemas: aquellos que se debe abandonar por ser dainos para la humanidad (las plantas nucleares, por ejemplo); los que deben ser restringidos; y aquellos que pueden no solo ser tolerados, sino que sus medidas de prevencin pueden ser mejoradas (como los oleoductos o la actividad minera).
Prevencin y mitigacin son, pues, parte central de este tipo de operaciones, que, sin embargo, muchas veces se dejan de lado.
Qu ha pasado en las ltimas semanas en el Oleoducto Norperuano? Con algunos das de tardanza, los derrames de crudo han puesto en alerta a la opinin pblica nacional. Segn la Defensora del Pueblo, son al menos tres los derrames desde el 2014, dos de ellos acaecidos en lo que va de este ao, que han afectado sobre todo las regiones de Loreto y Amazonas. El Organismo de Evaluacin y Fiscalizacin Ambiental (OEFA), en tanto, indica que los vertidos de petrleo han sido 20 en los ltimos cinco aos.
En tanto, Petro-Per ha emitido sucesivos comunicados, en su acostumbrado lenguaje burocrtico, indicando que trabaja en resolver esta contingencia, atribuyendo a la naturaleza algunos de los desperfectos que ocasionaron los derrames: movimientos de tierra que afectaron el ducto. Y aunque la naturaleza pueda estar jugando algn rol, lo cierto es que existen mecanismos para poder lidiar con ella.
El Oleoducto Norperuano, orgullo de la ingeniera peruana, segn Petro-Per, fue construido desde finales de 1974, y cruza la selva y los Andes para llegar a la costa norte, donde se ubica la refinera de Talara. Son 854 kilmetros de extensin, que equivalen a un recorrido por la Panamericana Norte, desde Lima hasta algn punto entre Chiclayo y Piura. Su extensin es sinnimo de su vulnerabilidad: la suya, pero, sobre todo, la de las poblaciones asentadas en su entorno.
Cada cierto tiempo se debate sobre el rol de Petro-Per: su rol estratgico o su papel como distorsionador del mercado; su uso poltico; la necesidad de privatizarla; el tipo de actividades en que debe involucrarse; su existencia misma. En eso, las posiciones son firmes y parecen irreconciliables.
Poco se dice, en cambio, del estado de las infraestructuras que Petro-Per administra y la necesidad de mantener polticas serias y sostenibles de prevencin y mitigacin. Mientras se sigan distrayendo esfuerzos en discusiones interesadas (que terminan siendo estriles cuando se carece de una visin global), quiz no quede ms que acostumbrarse a los accidentes regulares y a su terrible impacto. Una gran pena.