ADN musical (Ilustración: Nadia Santos)
ADN musical (Ilustración: Nadia Santos)
Pedro Suárez Vértiz

Distintos géneros musicales vienen de diferentes lados. Cada género tiene su historia y desarrollo. Pero toda la música popular que te provoque hacer movimientos ‘bajoventrales’ tiene ingredientes africanos Nada es igual a como era originalmente debido a la globalización de las culturas musicales. Ya todo está fusionado. Pero si hacemos un árbol genealógico, descubriremos que quien tuvo un aporte estilo Big Bang en lo que hoy se escucha fue la cultura afroamericana.

En un principio la mayoría de ritmos bailables del mundo emergieron de aquellas personas de color llevadas a los Estados Unidos como esclavos. Esto no tuvo un solo punto de origen. En un sentido paralelo, los esclavos afroamericanos en el Perú también crearon música e inventaron instrumentos como el cajón, una joya de nuestra cultura, por su necesidad casi genética de escuchar percusión. Por eso los movimientos de baile de nuestra música negra son básicamente pélvicos. Como en todos los folclores de países con presencia afroamericana.

Pero también en corrientes musicales foráneas más masivas, como el jazz, el danzón, el blues, el soul, la salsa, el mambo, el góspel, el reggae y hasta el ragtime, el ADN de África fue crucial. Estos géneros son la madre del pop, rock y tropical.

La música con ritmos africanos no empezó a sonar sino hasta el siglo XIX, gracias a su fusión con la cultura americana. De esas épocas se rescata notoriamente a Scott Joplin, el principal compositor del ragtime. Si escuchan algún tema de Joplin, como The Entertainer o Maple Leaf Rag, empezarán a entender. El tema principal de Peanuts, la tira de Charlie Brown y Snoopy, es ragtime y fue el principal brote musical para que luego nazca el jazz.

Luego, a inicios del siglo XX, con el nacimiento del blues, las personas de raza blanca empezaron a experimentar con él y ocurrió algo muy lejano a un choque cultural. Se generó una manera más sencilla de comunicarse entre etnias que en ese entonces vivían por separado. Aun así, la supremacía europeo-americana rechazaba esta realidad y se aferró a un estilo conocido hoy como el swing. Entonces en los famosos años 20 fue el swing quien se coronó como la principal corriente musical. Pero ya sonaban nombres de afroamericanos que habían debutado en escenarios, como Bob Cole y Billy Johnson. Pero la discriminación continuó por 30 años más y no se permitió que la música afroamericana llegara a su merecida cúspide.

A mediados del siglo XX se popularizó el rock n roll, inventado nuevamente por los afroamericanos. Pero el crédito se lo llevaron exponentes más ‘visibles’, como Elvis o Jerry Lee Lewis. Este pegajoso genero se mezcló con el country y apareció el rockabilly.

Pero Chuck Berry, y he aquí un moreno que logró inmiscuirse, estaba ganando nombre gracias a temas como Johnny B Goode y Rock And Roll Music. Al mismo tiempo, el góspel, música surgida de las iglesias afroamericanas, se estaba transformando en el soul. En este estilo, resalta Ben E. King, cantante y autor del gran tema Stand By Me. La censura racial simplemente no pudo con estas poderosas canciones que se colaron en la ola del rock n roll. Otro importante ‘golpe’ del soul en el mundo fue sin duda alguna Sam Cooke y su hermoso tema Bring It Home To Me.

En estos tiempos de cambio, la influencia afroamericana empieza a consagrarse en el mainstream norteamericano. Aparecen colosales artistas como Aretha Franklin con su potente voz, James Brown con su revolucionario estilo funk y hasta Jimi Hendrix –con una propuesta insuperable del ya establecido rock psicodélico, demostrada en obras como Voodoo Child–.

Cuando sientas una batería, percusión o simplemente ganas de bailar algo que estimule tus caderas, experimentarás la ramificación cultural de las tribus africanas.

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