Derecha, los “ojos deslumbrados” de una niña –tal y como figura en la descripción de esta foto de El Comercio, en diciembre de 1955– observan con ilusión un árbol de Navidad instalado en casa de sus abuelos. Izquierda, especial navideño del suplemento dominical de aquel mismo año. Collage: Verónica Calderón.
Derecha, los “ojos deslumbrados” de una niña –tal y como figura en la descripción de esta foto de El Comercio, en diciembre de 1955– observan con ilusión un árbol de Navidad instalado en casa de sus abuelos. Izquierda, especial navideño del suplemento dominical de aquel mismo año. Collage: Verónica Calderón.
Nora Sugobono

“La Navidad ha llegado”, rezaba el texto que acompañaba la foto de una pequeña de nombre Amelita Durand –quien debe de haber tenido unos cuatro años– cuando fue retratada por El Comercio mientras observaba un inmenso árbol, atiborrado de adornos y guirnaldas, en 1955. “La fiesta del amor y del hogar para los mayores, y de la alegría, el bullicio y... los regalos para los niños”, continuaba la descripción. Sin duda, la estampa más parece tomada en un departamento neoyorquino que en una casa limeña (algunos años antes se habían estrenado dos películas que marcaron la pauta sobre cómo “debía” lucir la Navidad: It’s a Wonderful Life, en 1946; y Milagro en la calle 34, en 1947), pero la fecha de esta imagen es clave.

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