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Gianna Velarde participará en una moto KTM Socopur 450.
Arturo León

Ser la primera peruana que correrá un Dakar en la categoría motos ni la inmuta. Se muestra seria, tranquila, confiada a pocas semanas de la prueba más dura del mundo. A sus 24 años ya no hay espacio para el miedo o los nervios. Hace nueve se subió por primera vez a un vehículo de dos ruedas. Ahí supo lo que es vencer todo tipo de obstáculos. Lo hizo junto a su padre y en uno de los momentos más difíciles de su vida: sufría de cáncer a los ganglios. “Manejar moto me ayudó a olvidar todo. Me hacía sentir que no estaba enferma. Era la forma de escapar a lo que estaba viviendo. Cuando tienes cáncer, todos te ven como si te fueras a morir. Pero cuando yo me ponía el casco y manejaba, nadie sabía que era yo. Eso me gustaba”, confiesa Gianna Velarde Sumary mientras juega con Gin, el gato que la acompaña en su (poco) tiempo libre. Hasta hace dos años y medio, manejar moto era solo un pasatiempo para ella. Hoy se ha propuesto disputar el Dakar 2019. El solo hecho de haberse inscrito implica ya un récord: nunca una peruana se aventuró a participar en esta división. Y podría ser poseedora de otro si logra acabar la prueba. No existe ninguna mujer de nuestro país que sepa lo que es llegar a la meta de este loco desafío que inició en 1978 y en tierras africanas.

“Yo pensaba correr el Dakar de aquí a tres años”, revela Gianna. Cuando se conoció de forma oficial que el rally sería solo en territorio peruano, supo que no podía dejar pasar la oportunidad. Se apuntó sin saber dos cosas básicas: navegar (leer una hoja de ruta para ubicarse en los desiertos) y cómo preparar la moto. Dos personas aparecieron este año para motivarla, ayudarla y dejarla lo mejor preparada posible. Uno es el mecánico de toda su vida. El que veía la moto de su padre y ahora atiende la de ella. “Le dije: nos vamos al Dakar”, recuerda. Si hoy le pasara algo en una de las etapas, Gianna está más que preparada para poner la moto a punto con sus propias manos. El otro es Cristian Málaga, piloto de cuatrimotos con experiencia dakariana, quien le enseñó todo lo que tiene que ver con la orientación para seguir los caminos correctos. Así es como llegó a competir en el Dakar Series 2018, un evento previo mucho más corto, pero muy aleccionador. “Ya sé navegar. Ya sé preparar mi moto. Sé que puedo terminar el Dakar. Si bien uno nunca está preparado para este tipo de pruebas, sé que puedo hacerlo”, dice con seguridad.

Con esa misma seguridad lleva adelante su propia empresa: Moto School Perú, una escuela de manejo para chicos (desde cuatro años) y grandes. “Mi sueño es que la gente se enamore de la moto, tal como yo me enamoré de ella. Que la vean como un estilo de vida, un vehículo fácil de utilizar”.

HIJO Y COPILOTO
Tenía que sentarse al lado de Jacques, su papá, vivir la competencia de verdad, en serio, para terminar de consumar su pasión por los autos. Antes solo lo acompañaba. Lo recibía en la meta, lo despedía en la partida. Ahora está a su lado, como copiloto. Es su mano derecha, como él mismo se define. El peruano Lucas Barrón, la primera persona con síndrome de Down que participará en la historia del Rally Dakar, está dispuesto a dejar todos los deportes que practica (natación, fútbol, básquet, wakeboarding y running) para convertirse en navegante de la categoría UTV (algo así como cuatrimotos, pero más grandes), una división que cumple su tercer año en la prueba de autos más dura del mundo.

“Me gustan los coches desde pequeño. Me empezaron a gustar porque siempre veía películas, videos de las carreras y porque acompañaba a mi papá de pequeño a sus competencias. Por eso estar en el Dakar es un sueño. Quiero correr más con mi papá, que me enseña un montón. Quiero ayudarlo, me gusta ser su mano derecha”, dice un emocionado Lucas, quien se encuentra entrenando de forma fuerte para llegar con un físico impecable al rally.

Después de competir en el Baja Inka y el último Desafío Inca, Lucas ha mostrado un coraje asombroso. “Su aporte es muy importante. Sé que siempre estará ahí para ayudarme”, dice Jacques. Padre e hijo que, sin duda, harán historia. //

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