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Vanessa Cruzado Alvarez

Milangel (10) tiene cáncer agresivo en el riñón izquierdo y Ahmed (9), leucemia. En estos días corren, ríen y juegan bromas a los demás. Es difícil imaginar que, desde hace más de siete años, ambos combaten el cáncer en el Hospital del Niño de San Borja. Se estima que en el Perú se registran anualmente más de 1.600 casos nuevos en menores de 15 años. Y la tragedia no termina: la falta de albergues y apoyo a sus familias obliga a que decenas de niños enfermos abandonen el tratamiento.

Para quienes deciden continuar el tratamiento, sus familiares tienen dos opciones: dormir dentro de las frías salas del hospital -si tienen suerte, en alguna banca- o pagar entre 15 a 20 soles diarios a hospedajes aledaños. Harto de este panorama, un peruano, que ahora ha sido reconocido por la  como héroe del año, creó un albergue para niños con cáncer. “Lo que estoy buscando es borrar esa imagen. Que ahora esa gente, esos hermanos peruanos, que están en tratamiento, y que no vivan en Lima, tengan un espacio”, confiesa a Somos .

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El sueño del héroe de niños con cáncer se concretó en 2011. En junio de ese año, Inspira acogió al primer menor. Desde entonces, han pasado más de 800 familias y las camas han sido ocupadas más de 48 mil veces. Una persona puede quedarse desde un día, una semana, un mes, el tiempo que necesite. Lo máximo que se ha quedado [en cama] un niño, cuenta Ricardo, es 3 años 8 meses.

En una casa de Surco con tres dormitorios, una espaciosa cocina, un acogedor comedor y una sala de estar colorida y llena de juguetes, Milangel, Ahmed y otros niños –junto a sus familias- pueden retomar energías para continuar la lucha. “Es un caso de éxito que queremos lograr, que más gente de nuestro país pueda recuperarse”, agrega Pun-Chong.

Amigos maravillosos
El corazón solidario de Ricardo se formó desde muy pequeño. Fue alumno bombero en la Salvadora número diez a los 16 años. “No terminé porque era la época del terrorismo y mi papá me dijo que no. Y yo soy obediente, pero quería ser bombero”, comenta entre risas. Sin embargo, la vida –o Dios, a quien mucho menciona en esta plática- tenía otros planes. Viajó a México para estudiar medicina en la Universidad Autónoma de Guadalajara. Perteneció, además a la primera brigada de trasplantes de órganos de Jalisco. “El doctor encargado eligió a 17 alumnos para pertenecer a esa brigada, 16 mexicanos y un extranjero, yo”, cuenta con orgullo. Y esa no sería la única vez que su trabajo es reconocido en el exterior.

El 1 de noviembre se anunciaron a los 10 finalistas para los premios CNN Héroes, que destacan a las personas detrás de iniciativas que cambian al mundo. Ocho de los finalistas son estadounidenses, una es nigeriana y el restante: Ricardo, el primer peruano en ser nominado (y hoy ganador). Gracias a Facebook, su compañera de primaria Natalia León –que viajó al extranjero luego de que unos terroristas mataran a su papá- seguía el trabajo del ‘Doctor Vida’ y, en una visita a Perú, aprovechó en conocer el albergue. Cuando regresa a Estados Unidos, se entera del concurso de CNN. “Me llama por teléfono y me dice ‘Ricardo, te voy a postular’. ¿Ves? Dios existe. Ella tenía una misión conmigo”.

Otra persona que tenía una misión con Ricardo era su amiga ‘Tikka Tikka’. Ella se dedica a hacer cuentacuentos en el Hospital del Niño de San Borja y entiende, mejor que nadie, la relación que uno desarrolla con los niños. Sin embargo, le enseñó a verlos como sus amigos maravilloso. “Hay un sentimiento muy grande hacia ellos pero si empiezo a sentir que son mis hijos, muy probablemente me quiebre y eso no puede pasar. En el 2014 fallecieron 14 niños. Si yo hubiera sentido que eran mis hijos, no estaría aquí hablando contigo”, admite.

Pese al dolor, el doctor no se detiene y sabe que aún queda mucho por hacer. Pero también es consciente que no está solo. En los siete años que lleva funcionando Inspira, muchos vecinos y visitantes se han acercado a dejar alimentos. “Este albergue funciona gracias a esa gente que confía. [Confiar] es lo que le falta al peruano”, reconoce Ricardo y confiesa –confiado- sus planes luego de que gane el premio. Su meta es iniciar la construcción de un nuevo albergue para ayudar a más familias. “El sueño es que sea construido por todos los peruanos. Que cuando alguno de ellos pase y le diga a sus hijos con orgullo: ‘Un par de ladrillos de esos es mío. Yo lo doné’”.

DATO:
​Para donaciones o voluntariado, Inspira está en la calle Guillermo Peratta 199-A, Santiago de Surco. Más información en .

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