Su nombre completo es Oxapampa-Asháninka-Yánesha, pues la biósfera comprende la conservación y la cultura. Corresponde a una Reserva de Biósfera, creada por la Unesco en 2010. (Foto: Álvaro Rocha)
Su nombre completo es Oxapampa-Asháninka-Yánesha, pues la biósfera comprende la conservación y la cultura. Corresponde a una Reserva de Biósfera, creada por la Unesco en 2010. (Foto: Álvaro Rocha)
Álvaro Rocha

El trayecto total, los 450 kilómetros que separan los arenales de Lima de las selvas de Pozuzo, resultan gratificantes por los contrastes. Especialmente si uno sale de la capital de madrugada, porque el amanecer en Ticlio, con sus nevados y lagunas exhalando vahos de bruma, es algo que merece ser visto, como también el serpentín que baja a Tarma en medio de cultivos de flores. El descenso continúa hasta el valle de Chanchamayo, con el sol apabullando la floresta y techos de los poblados de San Ramón y La Merced, en cuya plaza se levanta el tradicional restaurante Shambari Campa, con fotos históricas en sus paredes y recomendables platillos de pescado doncella y jugos tropicales. 

De La Merced a Oxapampa, es indispensable detenerse en el mariposario Zhaveta Yard (zhaveta es mariposa en idioma asháninka), que posee además un pequeño refugio de animales amazónicos. En Oxapampa destaca una notable iglesia de madera, aunque ahora el ladrillo predomina en las edificaciones. Otra impresión se llevó el ‘Che’ Guevara, que estuvo en esta ciudad en 1952 y apuntó en su diario: “El pueblo está flanqueado por bosques y las casas son en su totalidad de madera de roble o cedro”. Sin embargo, el cerro protector de San Jorge aún alberga ojos de anteojos, y en las alturas de Oxapampa se luce un apretado bosque, con mucha fauna y cascadas, y el albergue Ulcumano Ecolodge para un reposo decente. 

Pozuzo, final de la ruta. Fundado en 1859, es un poblado legendario, casi un Macondo de la selva central que mezcla arquitectura del siglo XIX, gringos con yáneshas, y donde se puede comer un delicioso strudel, tarta típica tirolesa, pero también una contundente cecina. Este viaje despliega, pues, además del esplendor de la naturaleza, un vuelo antropológico. 

Más información

  • ​Oxapampa pertenece a la selva alta, ya que se encuentra a unos 1.800 m.s.n.m. A 80 km de su valle central está Pozuzo. 

  • La ruta entre Oxapampa y Pozuzo, que está flanqueada de orquídeas y cataratas, atraviesa el Parque Nacional Yanachaga Chemillén (120 mil hectáreas). 

  • En los 60 y 80 se dio el boom de la madera, pues Oxapampa bullía de aserraderos. Ahora solo quedan unos cuántos, pues los árboles más valiosos han desaparecido.

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