Dos grandes empresas se han lanzado a la carrera por el reparto de mercancías con drones, sin que las autoridades se hayan pronunciado sobre la legalidad de estas iniciativas.

Primero fue el presidente de Amazon, Jeff Bezos, quien anunció que pretende implantar un sistema de reparto por drones en cuatro o cinco años. Poco después, UPS, la mayor empresa de mensajería del mundo, anunció que también está evaluando el uso de los aviones no tripulados.

El pistoletazo de salida ha llegado sin que el regulador aéreo, la Administración Federal de Aviación (FAA, en sus siglas en inglés), se haya pronunciado aún sobre la legalidad de estas iniciativas.

La FAA no permite ahora mismo los vuelos de drones con aplicaciones comerciales, aseguró la vicepresidenta de la Asociación Internacional para Sistemas de Vehículos No Tripulados (AUVSI), un consorcio de fabricantes de vehículos sin piloto, Gretchen West.

Está previsto que para 2015, la FAA desarrolle un plan que permita el uso comercial de los drones y, según el profesor de Derecho y director del Laboratorio de Políticas Tecnológicas de la Universidad de Washington (Seattle), Ryan Calo, es a esa posibilidad a la que se agarran estas empresas para lanzar sus servicios.

La idea es interesante comercialmente, pero poco realista, porque la regulación actual no lo permite y es poco probable que lo haga a medio y largo plazo, hasta varios años después de 2015, insistió West.

¿PURO MARKETING? Cuando Bezos avanzó el pasado domingo, en una entrevista televisiva, que su empresa planeaba distribuir parte de los miles de artículos que vende mediante aviones no tripulados en un plazo de cuatro o cinco años, muchos sospecharon que se trataba más de una estrategia publicitaria que de otra cosa.

Las circunstancias que rodeaban el anuncio abonaban las suspicacias: se produjo la víspera del Cibermonday, el día de mayor facturación de los portales de comercio electrónico, y tras la publicación en medios de comunicación británicos de informaciones críticas con las condiciones laborales de la empresa en Europa.

Si ésta era su intención, Bezos consiguió lo que se proponía: las ventas de Amazon en el Ciberlunes aumentaron un 46,2 %, respecto a las de 2012, según la consultora ChannelAdvisor.

Además, su plan para entregar los paquetes con drones acaparó la atención de los internautas y, de inmediato, en Twitter y otras redes sociales se inició un debate sobre las posibilidades de este proyecto.

Pero ahora que UPS ha recogido el guante y parece querer disputarle al gigante del comercio por internet esta carrera, se toma más en serio sus intenciones. El uso comercial de los drones es una tecnología interesante y vamos a continuar evaluándola, señaló UPS en un comunicado.

LO QUE HACE FALTA La vicepresidenta de la AUVSI asegura que la tecnología está bastante avanzada, pero incide en que el problema es la regulación.

Hoy nadie puede usar drones sin un certificado de autorización, que la FAA sólo concede a entidades públicas como la policía y a la gente que hace pruebas con ellos. Hay también una excepción para quienes los usan como afición lejos de la gente, detalló el director del Laboratorio de Políticas Tecnológicas de la Universidad de Washington.

Asimismo, Calo comentó que las entregas con aviones no tripulados cuestionan la privacidad, ya que pueden ser un problema menor que, por ejemplo, su uso por parte de cuerpos de seguridad o investigadores privados, pero aún así la policía puede pedir a Amazon que le entregue las grabaciones.

Porque, para Calo, el reparto con drones plantea ciertos retos sociales, además de los legales, como la protección de la privacidad o, simplemente, evitar que la gente robe el paquete que se está enviando.

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