Muchos usuarios de Internet probablemente nunca se hayan parado a pensar en la cantidad de electricidad que consumen las búsquedas en Google, las actualizaciones de Facebook y demás pequeñas cosas que uno hace en la red.

Tal vez sea hora de empezar a hacerlo, ya que los centros de datos, esas granjas de servidores que manejan el tráfico por Internet, se han convertido en voraces consumidores de energía eléctrica.

Ya usan el 2% de la demanda global de energía, según una investigación que el grupo ecologista Greenpeace condujo hace varios años.

Es probable que la cifra actual sea aún más alta y se espera que crezca exponencialmente en el futuro, a medida que el mundo de la informática avanza hacia la nube. Eso significará que cada vez se harán más cosas en Internet, que serán procesadas y almacenadas en centros de datos.

Esta tendencia es una gran fuente de preocupación para los ecologistas, que temen las implicaciones para el cambio climático.

La quema de combustibles fósiles para generar electricidad es una de las fuentes principales de emisiones de dióxido de carbono, el gas más asociado con el calentamiento global.

También es una preocupación para los directores de los centros de datos, que tienen que lidiar con gigantescas facturas de electricidad.

CUATRO CAMPOS Y MEDIO DE FÚTBOL Facebook se ha posicionado como un líder mundial en ambos aspectos.

El gigante de las redes sociales acaba de inaugurar un nuevo centro de datos en Lulea, Suecia, el primero que tiene fuera de Estados Unidos.

El proyecto le ha brindado a la compañía una oportunidad para sacarle lustro a sus credenciales verdes.

El 100% de la energía que consume el centro de datos es renovable, generada por proyectos hidroeléctricos cercanos.

También está diseñada para aprovechar su ubicación en el subártico.

En clima frío aporta un sistema natural de enfriamiento para las decenas de miles de servidores que Facebook tiene, alineados en enormes hileras. Esto ahorra mucha energía.

Si actualizas tu estado, subes una foto o realizas cualquier otra actividad en esa red social, probablemente pases a través de un servidor en esta central de Lulea. Facebook no ha revelado exactamente cuántos servidores tiene aquí.

El edificio no es bonito. Tiene la estructura de un gran depósito de mercancías, está pintado de gris apagado y abarca unos 30.000 metros cuadrados, el equivalente a cuatro campos y medio de fútbol.

Al equipo de relaciones públicas de Facebook le gusta este tipo de estadísticas: otra de las que repiten constantemente es la de que cada día se suben a la red social 350 millones de fotografías.

Por eso no es de extrañar que para manejar ese tipo de volumen de datos Facebook necesite un nuevo cobertizo para albergar unos cuantos servidores extra.

¿POR QUÉ EN UN RINCÓN REMOTO DE SUECIA? Hay algunos factores necesarios y otros deseables, dice Tom Furlong, director global de centros de datos de Facebook, antes de detallar qué propició la decisión de instalarse en Lulea.

Según Furlong, la prioridad en la lista de lo necesario es el acceso garantizado a la electricidad y a una buena conexión a Internet.

Esta parte de Suecia tiene aceeso a dos sistemas de red eléctrica separados y muy seguros.

La última vez que falló la electricidad significativamente fue hace más de 30 años, y la capacidad hidroeléctrica de esta zona parece más o menos ilimitada.

Y la lista de lo deseable está encabezada por argumentos de tipo medioambiental a favor de una fuente de energía amigable con el clima y que no depende del consumo de combustibles fósiles.

También estaba la opción de evitar el consumo de electricidad por completo.

Los servidores son un poco como los seres humanos en los trópicos: les gusta el aire acondicionado y les molesta si la temperatura sube demasiado.

La ventaja en una ubicación norteña como la de Lulea no es tanto que con frecuencia hace frío sino que casi nunca hace mucho calor.

Esa predecible ausencia de días calurosos significa que la planta de Lulea tiene una instalación mecánica de enfriamiento que es menos costosa y hasta un 70% menos intensa que la media de otros centros de datos.

Facebook dice tener una política de compartir los conocimientos que ha adquirido sobre cómo hacer los centros de datos más eficaces a través de un programa llamado Open Compute.

UN PEQUEÑO EMPUJÓN Pero algunos ecologistas dicen que hubo que persuadir a Facebook para que se tomara en serio estos temas.

Hasta un millón de usuarios expresaron su preocupación al dejar de ser amigos del carbón en la red social durante una campaña reciente, dijo Gary Cook, asesor informático del grupo ecologista Greenpeace International.

Cook cree que eso ejerció un papel clave para empujar a la compañía a empezar a usar energías renovables en sus centros de datos

Las dos primeras instalaciones que Facebook construyó, ambas en Estados Unidos, estaban en zonas donde la electricidad venía de centrales generadoras a partir de carbón.

Greenpeace cree que este cambio de dirección refleja una tendencia más amplia.

Tanto en Estados Unidos como en otras muchas partes del mundo los centros de datos usan fuentes sucias de electricidad porque es barato, dice Mr Cook.

La electricidad es barata en estados como el de Virginia y partes de Carolina del Norte porque las empresas eléctricas tienen un excedente de capacidad debido al declive de industrias tradicionales.

Así que le ofrecieron a las compañías de bases de datos ofertas a precios excepcionalmente bajos.

Es un gran problema, si lo que estamos haciendo es tomando la tecnología más avanzada del siglo XXI y enchufándola a la tecnología sucia del carbón del siglo IXX, dijo Cook.

El carbón es la peor pesadilla de los ambientalistas porque es la fuente no renovable que produce más emisiones de carbono.

Greenpeace asegura que tanto Apple como Facebook y Google, tres de las empresas líderes mundiales en tecnología, han hecho progresos significativos sobre cómo lidiar con este problema.

Google, por ejemplo, se ha convertido en un gran inversor de energía eólica.

Pero el gigante de la venta online Amazon todavía no se ha involucrado en las energías renovables, aseguran los ecologistas.

CADA SEGUNDO CUENTA Muchas compañías de datos simplemente no se pueden permitir dar pasos drásticos como inisitir en usar sólo electricidad de fuentes eólicas o mudar sus operaciones a climas más fríos.

La empresa Options Technology tiene un centro de datos de mediano tamaño en un polígono industrial del oeste de Londres, además de manejar operaciones más pequeñas en 21 lugares alrededor del mundo.

Options Technology debe estar cerca de sus clientes corporativos, como algunas firmas del barrio financiero de la capital británica, la City, que están involucradas en frecuentes transacciones.

La naturaleza rápida de las transacciones hace que cada milisegundo cuente.

Tener un centro de datos lejos podría ponerlos en desventaja, incluso aunque las señales digitales viajen a la velocidad de la luz.

Glen Selby, el manager del centro de datos de esa compañía, está invirtiendo esfuerzos en dar pasos pequeños y prácticos que, juntos, podrían tener un impacto en la reducción del consumo eléctrico.

Entre ellos está la utilización de sensores en piezas importantes de los equipos, que proveen información sobre seguridad y consumo eléctrico.

Selby mira con frecuencia a su celular inteligente, casi tanto como un adolescente.

Me pregunto si estará pendiente de las alertas de su empresa sobre el consumo de electricidad

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