Mark Humayun, el estadounidense quien es considerado el inventor de las retinas artificiales u ojos biónicos como también se conocen, afirma que empezó a investigar esta tecnología cuando, mientras estudiaba medicina, su abuela perdió la vista.

Hoy su invento, el Argus Ocular Implant es el único modelo aprobado para su comercialización y se estima que unas 70 personas en el mundo se sometieron a las tres horas de cirugía necesarias para su implantación para disfrutar de sus beneficios.

¿Pero cuán útiles están siendo estos implantes para aquellos que carecen de visión?¿ Cómo creen los expertos que evolucionará una tecnología que algunos comparan con los implantes cocleares que hoy permiten escuchar a los sordos?

Las retinas artificiales consisten en un chip fotosensible implantado en el ojo del paciente, que funciona combinado con un procesador y una cámara montada en unas gafas que captura las imágenes para luego ser procesadas y transformadas en impulsos electromagnéticos que estimulan los nervios ópticos.

Existen también prototipos que funcionan sin necesidad de cámaras, como los que fabrica la empresa alemana Retina Implant, cuyo chip capta directamente la luz y la traduce en estímulos electromagnéticos.

DISTINGUIR SOMBRAS La efectividad de estos implantes es todavía limitada y depende de muchos factores, entre ellos, el grado de degeneración de los nervios oculares del paciente.

Según un reciente análisis de esta tecnología realizada por la revista del Instituto Tecnológico de Masachussetts (MIT), la mayoría de estos ojos biónicos lo que hacen es permitir a los pacientes distinguir sombras, algún que otro movimiento, ser capaces de encontrar el hueco de una puerta, cosas que distan mucho todavía de suponer una recuperación de la vista perfecta.

Pero por supuesto, ser capaces de distinguir lo mínimo tras años de completa oscuridad es ya de si mucho para aquellos con severa discapacidad visual.

Hasta el momento los implantes Argus, sólo se han implantado en personas que sufren retinitis pigmentosa, una enfermedad degenerativa del ojo, que según el MIT, afecta a una entre 5.000 personas.

En el análisis del MIT se pone como ejemplo la experiencia de Elias Konstantopoulos, un griego de 74 años quien fue uno de los primeros voluntarios que aceptaron probar en 2009 lo que entonces era una tecnología futurista.

Desde ese año Konstantopoulos cuenta con un implante y según explicó gracias al él puede distinguir zonas de luz y oscuridad, darse cuenta de si hay alguien frente a él o distinguir el hueco de una ventana o puerta.

Por el momento, las ventajas de los ojos biónicos es que aquellas personas completamente ciegas pueden, al menos, distinguir mínimos antes imposibles y estos poco a poco aprenden a ver mejor, aunque todavía diste esto de ser una buena vista en toda regla.

RETOS DEL OJO BIÓNICO Y es que para que estos implantes funcionen mejor, explican los científicos entrevistados por el MIT, deberá aumentar la cantidad de píxeles detectados por los ojos biónicos, ya que actualmente tan sólo pueden captar cerca de mil, cuando la visión humana detecta cerca de un millón.

Algunas de las alternativas que estudian los investigadores para mejorar su efectividad es aumentar la cantidad de electrodos que transmiten estos chips y diseñar implantes que no precisen cables conectados.

Pero todavía está la dificultad de depender de duros implantes de silicio en una zona tan delicada y acuosa como el ojo, donde este tipo de dispositivos terminan deteriorándose.

Pero según Anthony Burkitt, director de Bionic Vision Australia, estos dispositivos van a mejorar rápidamente en la próxima década, tal y como hicieron hace 30 años los implantes cocleares diseñados para permitir a los sordos leer labios y que hoy les permite incluso hablar a través de un celular.

Es más, algunos estiman que con el tiempo estos dispositivos podrían incluso permitir a estos hombres y mujeres con ojos biónicos ver incluso más que un ser humano normal.

La razón es que algunas cámaras pueden ver anchos de onda de luz que el ojo humano no puede, y si esos principios se aplican a los chips, podría ser que los ciegos terminen viendo incluso mejor que la mayoría de nosotros. Claro, que eso todavía está por verse.