La Orquesta Sinfónica de Londres interpreta composiciones musicales realizadas por máquinas, Amazon vende libros escritos por algoritmos matemáticos y algunos directores escriben guiones a partir de conversaciones sostenidas con computadoras. ¿Están las computadoras dejando de ser una mera herramienta para convertirse en una fuerza creativa?

Se suele decir que una de las diferencias entre los seres humanos y las máquinas es el pensamiento creativo. Pero en la actualidad hay varias iniciativas que se valen del entorno para inspirar a las computadoras y estimular su creación artística.

Por ejemplo, un nuevo experimento de Volkswagen permite la composición de música a partir de la rapidez del auto y el lugar en el que se encuentre: la ciudad o el campo.

Desarrollada conjuntamente con los músicos de Underworld –quienes estuvieron a cargo de la pieza que sonó durante la ceremonia de encendido del pebetero en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012- la aplicación crea música en tiempo real para deleitar a quienes viajan en el automóvil.

Todos hemos tenido momentos en los que escuchamos la canción perfecta en la radio cuando estamos manejando. Y ese es el momento que queremos replicar, afirma Matt Oxley, director creativo de Tribal Worldwide London, la empresa que realizó la aplicación.

Pero hay otras iniciativas que van un paso más adelante.

EL PINTOR ROBOT El proyecto Lamus le enseñó a una computadora a escribir música clásica moderna al toque de un botón, considerando, por supuesto, las limitaciones de la intérprete, como el número de dedos disponibles para tocar notas musicales.

Sus creaciones han sido interpretadas por la Orquesta Sinfónica de Londres.

Se puede argumentar que las máquinas nunca podrán equipararse con lo que puede generar el espíritu humano, pero en estos tiempos, es imposible negar que pueden copiar algunas de nuestras habilidades.

Por ejemplo, el robot pintor eDavid es un brazo controlado por una computadora que a partir de cinco tipos de pinceladas y 24 colores, crea cuadros impresionantes.

Para realizar sus creaciones utiliza una foto del tema a desarrollar y calcula los movimientos necesarios para convertir una imagen en un dibujo o una pintura en una gran variedad de estilos.

Sus creadores reconocen que la máquina no está consciente de lo que hace, pero es capaz de tomar decisiones acerca de las tonalidades y el movimiento del pincel a medida que va trabajando en la obra, ajustando sus movimientos en función de cómo va evolucionando lo que hace, en vez de hacer una imagen predeterminada.

LA COMPUTADORA CON ALMA Pero hay un programador que está tratando de llegar más lejos y afirma que las animaciones abstractas realizadas por su programa informático tienen alma.

El proyecto de Scott Draves, Electric Sheep, utiliza la capacidad de funcionamiento de la computadora para crear imágenes que se aparean y reproducen, lo que quiere decir que están en evolución constantemente.

El sistema, apodado vida artificial, toma como referencia la forma en la que se produce el cambio genético en biología. Draves explica que el único aspecto humano que forma parte del proceso es la escogencia de la imagen favorita.

Quiero que la computadora me ofrezca algo inesperado. A partir de allí puedes obtener algo realmente original. No está al mismo nivel del espíritu humano, ¿pero está a niel de un ratón? ¿Es un insecto? ¿Es una bacteria? No lo sé, pero tiene chispa y también identidad propia.

HISTORIA COMPUTARIZADA Las computadoras también tienen un papel importante en la realización de algunas películas ayudando a escribir guiones.

El director de cine Chris R. Wilson se valió de Cleverbot –un sitio web que utiliza un algoritmo de inteligencia artificial para conversar con humanos- para la realización de los diálogos en su corto Do you love me? (¿Me amas?).

Pensamos que sería divertido porque obtendríamos respuestas extrañas para todo. El encanto, justamente, es que iba a ser incómodo y extraño, dice Wilson.

El creador del programa opina que su invento contribuye creativamente al proceso porque sus respuestas no son programadas, sino que están basadas en la capacidad que tienen el programa para aprender nuevas palabras y giros estilísticos a partir de las múltiples conversaciones que ha tenido desde su lanzamiento, en 1997.

La creatividad se trata de absorber muchas experiencias. Puedes pensar que Cleverbot imita lo que dices, pero de hecho, lo que pasa es que, cada vez que le hablas, elabora una nueva conversación. Y su creatividad se encuentra en ver algún tipo de conexión entre cosas que una persona quizás no ha visto.

Do you love me? puede haber terminado siendo una historia surreal dependiente de la parte coherente de la conversación que aportaba Wilson. Pero denle a Cleverbot y a sus colegas un poco más de tiempo, podrían dejarnos estupefactos.

TAGS RELACIONADOS