Los científicos que estudian el meteoro destructivo que estalló sin advertencia sobre una ciudad rusa en febrero dicen que la amenaza de que rocas provenientes del espacio se estrellen en la superficie terrestre es mayor de la que suponían.

Meteoros del tamaño del que cayó del cielo a 67.500 kilómetros por hora y estalló sobre Chelyabinsk —como también otros más grandes y más peligrosos— tienen de cuatro a cinco veces más probabilidad de chocar con la Tierra que lo que se pensaba antes de ese incidente, según tres estudios publicados el miércoles en las revistas Nature y Science.

Hasta Chelyabinsk, la NASA había observado en el espacio solamente las rocas de 30 metros de ancho o más, suponiendo que había poco peligro con las rocas menores.

Este meteoro solo tenía 19 metros de ancho pero estalló con la fuerza de 40 bombas atómicas como la de Hiroshima, dijeron los científicos. Desató una onda expansiva que hirió a más de 1.600 personas y destrozó miles de ventanas, y su resplandor fue de tal magnitud que encegueció temporalmente a 70 personas y causó docenas de quemaduras cutáneas antes del alba en una zona rusa congelada.

NUEVO CÁLCULO Hasta entonces, los científicos habían calculado que un meteoro que causara una explosión en el aire como la de Rusia era un incidente de una vez cada 150 años, en base a la cantidad de rocas espaciales identificadas en órbita. Pero uno de los estudios dice ahora que es probable que ocurra más o menos cada 30 años, sobre la base de los impactos actuales.

Lindley Johnson, gerente del programa de Objetos Cercanos a la Tierra, de la NASA, dijo que la agencia está reevaluando el tamaño de las rocas por observar y la frecuencia con que pueden hacer impacto.

Al ajustar la frecuencia con que caen esas rocas y el modo en que aun las pequeñas pueden ser una amenaza, estos dos factores juntos pueden aumentar el riesgo, dijo Mark Boslough, físico del Laboratorio Nacional Sandia, coautor de uno de los estudios.

Por cierto, el gobierno estadounidense experimentó un nuevo sentido de urgencia después de Chelyabinsk, y este año efectuó un simulacro de desastre en Washington para el caso en que una roca espacial ligeramente más grande amenazara la costa atlántica.

En la primera parte del ensayo, calculando que el meteoro hiciera impacto justo en las afueras de la capital, los expertos pronosticaron que podría causar 78.000 muertes. Pero si cayera en el océano, provocaría una ola gigantesca de 15 metros y una escasez de suministros en la costa atlántica, según un informe obtenido por la AP.

El ejercicio y los estudios demuestran que existe el riesgo de rocas espaciales que hagan impacto antes de ser detectadas, advirtió Bill Ailor, experto en escombros espaciales en la Corporación Aeroespacial que ayudó a coordinar el simulacro federal.

Los asteroides son rocas espaciales que circundan el Sol como remanentes de intentos fallidos de formar planetas hace miles de millones de años. Cuando los asteroides entran en la atmósfera terrestre pasan a ser meteoros. Y cuando hacen impacto en Tierra, se les llama meteoritos.