EL COMERCIO

Es uno de los mamíferos más raros del mundo y posiblemente uno de los más feos, pero todos deberíamos envidiarle. Es el ratopín rasurado, un roedor sin pelo que vive bajo tierra en las sabanas de África, se organiza en colonias como las hormigas, nunca bebe agua y, sobre todo, es el único animal conocido que no sufre cáncer.

Un equipo de investigadores de EE.UU. explica que este animal es inmune al cáncer gracias al ácido hialurónico. Es una sustancia muy conocida por los humanos, pues ya se usa, por ejemplo, para borrar los efectos del paso del tiempo con inyecciones que corrigen las arrugas.

La clave es que el ratopín aprovecha esta sustancia mucho mejor que el resto de mamíferos, “hasta los límites de lo posible”.

“Este animal nos va a enseñar cómo ser inmunes al cáncer”, asegura Andrei Seluanov, investigador de la Universidad de Rochester y coautor del estudio publicado en la revista “Nature”, a Agencia Materia.

El investigador ruso lleva estudiando a estos roedores desde hace casi una década. Los datos acumulados por otros equipos, basados en el estudio de 1.500 ratopines durante 25 años, indican que solo uno desarrolló cáncer, explica Seluanov. Es algo nunca visto. “El 95% de los ratones de laboratorio desarrollan cáncer y, en libertad, la tasa es del 75% porque los roedores son especialmente vulnerables a esta enfermedad”. Por eso el ratopín, que vive 10 veces más que los ratones convencionales y no tiene cáncer, es un animal extraordinario.

Seluanov, junto con investigadores en China e Israel, encontró el compuesto responsable de la inmunidad de este animal a los tumores que acorralan al resto de mamíferos. Se trata de una sustancia viscosa que aisló en su laboratorio y que se conoce como ácido hialurónico. Es una cadena con átomos de carbono e hidrógeno que producen la mayoría de las células del cuerpo y que ayuda, entre otras cosas, a controlar el crecimiento de los órganos hasta su tamaño adecuado.

Al contrario que el ácido hialurónico que producen los ratones y los humanos, la variante del ratopín es una cadena mucho más grande y larga. “El gran tamaño de esta molécula es fundamental para conferir protección ante el cáncer”, explica Seluanov.

Hasta ahora se sabía que esa sustancia era la responsable de darle al ratopín la prodigiosa elasticidad de su piel para reptar por los túneles. Ahora, Seluanov demuestra que la misma molécula es también responsable de bloquear el desarrollo de tumores. El estudio muestra que si se elimina el ácido hialurónico de ratopín, las células comienzan a dividirse sin control y generan tumores.

Una vez develado el secreto del ratopín, queda por ver si se puede aplicar para lograr que los humanos vivan más de 100 años sin cáncer. Es algo que llevará mucho tiempo aún.