(Foto: EFE)
Diego Suárez Bosleman

“Bien flaquito, me miro en el espejo y estoy bien flaquito, ya he bajado como 20 kilos. Si no hay pa’l desayuno, no hay pa’l almorzar”. Así canta –al ritmo del tema “Despacito”– Yermando Oviedo, un joven venezolano, cuyo video se ha vuelto viral en Facebook.

Suena a chiste, pero se trata de una realidad. En el último año, el 74,3% de la población venezolana bajó 8,7 kilos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida 2016 (Encovi).

“Esta súbita reducción de peso se debe sobre todo a la escasez de alimentos, a la imposibilidad de adquirir comida y a la deficiente ingesta de una alimentación balanceada”, explicó a El Comercio María Teresa Zumarán, nutricionista de la Clínica Ricardo Palma. Agrega que la falta de carbohidratos –que tienen como función dar energía y combustible al organismo–, grasas, azúcares y proteínas ha acelerado esta crisis alimentaria.

De acuerdo con la Encovi, el 93,3% de la población no tiene el dinero suficiente para adquirir los alimentos básicos y alrededor de 9,6 millones de venezolanos solo ingiere dos o menos comidas al día. El problema es tan grave que ha obligado a unos 3 millones de personas a rebuscar alimentos diariamente en la basura, según datos de la Asamblea Nacional de Venezuela.

–El impacto en la salud–

La mala alimentación y desnutrición, sumadas a una tasa de escasez de medicinas del 85% y a una falta de seguro médico en el 63% de la población, han permitido el aumento de casos de enfermedades como el paludismo, la malaria, la tuberculosis, el zika y el mal de Chagas, esta última una enfermedad potencialmente mortal que se transmite principalmente por las heces de insectos.

Inclusive se detectaron personas con difteria, infección aguda que había desaparecido de Venezuela hacía 24 años gracias a la vacunación. Este mal afecta principalmente las amígdalas, la nariz, la garganta, las fibras nerviosas, el miocardio o la piel. Puede llegar a ser mortal cuando el corazón se ve involucrado.

El especialista en salud pública Elmer Huerta dijo a este Diario que el panorama para Venezuela es sombrío. “Van a reaparecer el sarampión y las paperas, ya apareció nuevamente la difteria. Y esto se debe a que no hay vacunas”, advirtió el experto. Agregó que los venezolanos estarán más expuestos a complicaciones de enfermedades crónicas, como la diabetes, la presión alta y el cáncer.

Otro mal que puede intensificarse es el VIH. Alrededor de 110.000 seropositivos en Venezuela no tienen acceso a antirretrovirales –usados para tratar y prevenir el virus–, según cifras del 2015 del Onusida Venezuela. Asimismo, solo un 7% de los afectados que toman este tipo de fármacos ha logrado suprimir la carga viral, alerta la ONG StopVIH.

Para Huerta, hay un punto que muchos especialistas están pasando por alto durante esta crisis: el daño a la salud mental.

“Depresión, ansiedad y severo estrés postraumático son ahora prevalentes y pueden llevar al suicidio”, recalca el especialista.

–Para tener en cuenta–

El Gobierno de Venezuela destituyó a la ministra de Salud Antonieta Caporale a inicios de año, días después de publicarse un informe epidemiológico que evidenciaba un aumento de la mortalidad infantil y materna en dicho país.

Venezuela registró hasta abril pasado 11,4% de desnutrición infantil, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

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