Los fanáticos de la serie “Juego de tronos” saben quién es Daenerys Targaryen. A lo largo de esa historia fantástica, la Madre de Dragones ha sabido salir bien librada de momentos en los que todo parecía perdido. Emilia Clarke –la actriz que la interpreta– también ha podido eludir exitosamente episodios que pusieron en riesgo su vida.
Así lo dejó en claro esta semana, a través de un ensayo que publicó en la revista “The New Yorker” en el que reveló que fue sometida a dos cirugías cerebrales para tratar complicaciones derivadas de sendos aneurismas mientras filmaba las primeras tres temporadas de la exitosa serie.
—ACLARANDO CONCEPTOS—
“Justo cuando todos mis sueños de infancia parecían hacerse realidad, casi pierdo la cabeza y luego la vida. Nunca he contado esta historia públicamente, pero ahora es el momento”. Así empieza Emilia Clarke su testimonio, haciendo referencia al primer incidente que le sucedió en el 2011, justo cuando había finalizado el rodaje de la primera temporada de "Juego de tronos" y solo tenía 24 años.
Se trataba de su primer papel importante y la exposición pública que le significó encarnar a un personaje tan fuerte como Daenerys Targaryen en una serie que ganó tanta popularidad como "Juego de tronos" le generó gran estrés, que decidió canalizarlo trabajando junto a un entrenador personal. En el descanso de uno de esos entrenamientos, se desplomó, vomitó de manera violenta y el dolor en la cabeza se volvió insoportable.
“Las personas no padecen de aneurismas. Los aneurismas son dilataciones anormales que aparecen en las arterias. Aunque pueden ocurrir en cualquier parte del organismo, son más comunes en el cerebro, pues esas arterias son distintas, un poco más delgadas. Lo que sufre la gente es de rupturas del aneurisma o hemorragias subaracnoideas”, explica a El Comercio Carlos Zapata Gómez, neurólogo clínico y especialista en enfermedades vasculares cerebrales de la clínica Ricardo Palma.
Las hemorragias son las que ponen en riesgo la vida del paciente. Si bien hay varios grados de severidad de estas, se trata de un estado de alta mortalidad por las complicaciones relacionadas.
“El paciente que sobrevivió, puede tener un resangrado en la misma herida, puede sufrir de vasoespasmos, las arterias alrededor de donde estaba el aneurisma pueden colapsar, se pueden presentar problemas isquémicos tardíos, puede haber hidrocefalia, etc.”, explica Zapata.
Emilia Clarke fue sometida a un cateterismo para sellar el aneurisma reventado. Sin embargo, quedó con afasia (problemas del habla en personas que han sufrido un trauma cerebral) como secuela. “Soy una actriz, necesito recordar mis frases. Ahora no puedo recordar mi nombre”, escribió. Pero con el tiempo se recuperó.
—LA ÚLTIMA PRUEBA—
En sus chequeos le detectaron un segundo aneurisma. Al ser tan pequeño, decidieron no operarla. Fue recién en el 2013, en otro control, que se confirmó que el aneurisma había duplicado su tamaño.
Emilia Clarke se sometió a una segunda operación que salió mal. Para corregir necesitaba una nueva cirugía, esta vez a cráneo abierto. “La recuperación fue más dolorosa que la primera cirugía. Parecía que había pasado por alguna guerra mucho más espantosa que cualquiera que haya experimentado Daenerys. Salí de la operación con un drenaje saliendo de mi cabeza. Pedazos de mi cráneo fueron reemplazados por titanio”.
En su ensayo, la actriz asegura que está completamente recuperada. Además, anuncia que se dedicará exclusivamente a Same You, una organización benéfica que atiende a los sobrevivientes de lesiones cerebrales.
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Los aneurismas se presentan unos 33 casos por cada 100 mil habitantes, según el país. Es más frecuente en mujeres. Sus causas son genéticas, secundarias (enfermedades del colágeno, riñón poliquístico, etc.) e idiopáticas, es decir, sin causa conocida.
“Cualquiera puede tener un aneurisma y no saberlo. No existen síntomas, a menos que sean muy grandes y comprometan otros órganos. No hay manera de prevenirlos”, explica el doctor Carlos Zapata.