(Foto: AFP)
(Foto: AFP)
Redacción EC

La cantante norteamericana , terminó el pasado 20 de noviembre una gira que no sólo le sirvió para presentar su última producción musical —"Reputation" (2017)—, sino también para emplear un novedoso sistema de seguridad que le permitiría distinguir a los acosadores en sus conciertos.

Fue exactamente en su cuarto y quinto concierto, en el Rose Bowl de Pasadena (California), donde la producción de su equipo instaló un quiosco que mostraba los aspectos más llamativos de sus ensayos. La intención era atraer a los cientos y miles de fanáticos que se presentaban a sus shows, con el fin de escanear sus caras secretamente a través de un sistema de reconocimiento facial.

Según un experto de seguridad, quien conversó con el medio Rolling Stone, los rostros de los asistentes fueron posteriormente enviados a un "puesto de mando" en Nashville, a más de 2.800 kilómetros de distancia, para intentar coincidir las imágenes con una base de datos o "stalkers".

Las medidas llamaron la atención por lo novedosas que eran al conocerse, pero también por el marco legal que las envolvía. Sin embargo, la legalidad de hacerlo está del lado del artista, explica The Verge: "Un concierto es técnicamente un evento privado, por lo que los organizadores de eventos pueden someter a los asistentes a casi cualquier tipo de vigilancia".

Si bien las opiniones al respecto son variadas, no es la primera vez que se toman estas decisiones para respaldar eventos. En abril de 2017, un hombre de 31 años fue detenido por la policía china en un concierto que acumuló casi 60.000 personas. ¿Cómo lo hicieron? También con un sistema de monitoreo, conocido como "Sharp Eyes".

Emol/GDA

Contenido sugerido

Contenido GEC