El ascenso de las redes sociales anónimas
El ascenso de las redes sociales anónimas
Redacción EC

En los últimos meses he observado como las redes sociales anónimas han experimentado un crecimiento explosivo. Para nadie es extraño que los secretos y rumores sean una parte inherente de nuestra naturaleza humana. Lo interesante es que en apps y sitios web como , , , y , han encontrado un espacio para florecer.

"El día más incómodo de mi vida fue cuando me topé con mi antigua maestra en una tienda de artículos sexuales" escribe un usuario de , mientras otros oprimen "Me gusta" y otros escriben comentarios.

Leo la confesión de otro usuario: "Muchas veces, la parte más difícil de mi trabajo es tratar de parecer ocupado", asegura en desde Nueva York.

En estas redes nadie sabe quién es quién pero el efecto adictivo y multiplicador de las redes sociales parece encontrar en este anonimato un terreno fértil. Por eso pensar que estos proyectos son solo apps no es correcto. Son nuevas redes sociales cuya diferencia es que nadie sabe quién está detrás de lo escrito.

Algunos medios están tratando de interpretar su auge como una respuesta a las revelaciones de Snowden sobre el control del gobierno estadounidense sobre Internet o como una forma de cuidar nuestra privacidad.

Pero quizá la respuesta tenga menos que ver con una rebelión y más con una necesidad de descargar problemas, de decir cosas sin la necesidad de que lo dicho esté asociado siempre a nuestro nombre.

Por ello no es de extrañar que la mayoría de los "secretos" y "rumores" en dichas redes sean confesiones: "Todos los días llego al trabajo a las 8 pero no empiezo a trabajar hasta después de la hora del almuerzo", dice otro usuario de Secret en Seattle.

(que ya tiene dos años en el mercado) y (con meses de vida) se inspiraron en , un proyecto artístico por medio del cual gente de todo el mundo envía una tarjeta postal (con un secreto anónimo) a un artista que después publica una selección en su sitio web.

también trató de ser una app pero los mensajes anónimos -sin curación, a diferencia de lo que ocurre en las postales- se volvieron cada vez más ofensivos, hasta que sus creadores se vieron forzados a retirarla del mercado.

Tras probar y durante un par de días, las diferencias entre ambas son más evidentes. La primera apela a una audiencia más joven -la mayoría de sus usuarios tienen entre 17 y 28 años- y el contenido tiende a desviarse, algunas veces, hacia encontrar amigos o parejas. Pero todo es público, es decir, cualquiera puede ver lo que otro usuario anónimo ha escrito.

por su parte tiene contenido que puede apelar más a sus usuarios porque lo extrae de su círculo de amigos o de los amigos de los amigos. Pero al ser más limitado su alcance también puede hacer más sencillo el saber quien escribió algo si la persona revela, por ejemplo, datos específicos de lo que ocurre dentro de una empresa.

Las otras dos apps que mencionamos al inicio de esta entrada (Snapchat, dotar a sus usuarios de una plataforma en la que puedan enviar mensajes que se autodestruyen o que son anónimos pero solo dentro de nuestro círculo de amigos.

Por supuesto estas redes tienen un lado oscuro, o al menos preocupante. Uno es que pueden propagar mentiras. Alguien hace no mucho dijo en Evernote y están a punto de adquirirnos". El secreto era falso y el director de la empresa tuvo que desmentirlo.

El otro riesgo es el bullying. La gente puede usar este tipo de plataformas para acosar constantemente a otros revelando supuestos detalles de sus vidas privadas. Estas nuevas plataformas dicen que cuidan con atención lo que los usuarios publican, pero un rápido vistazo a las más públicas permite ver que hay mensajes que pasan los filtros.

Pero entonces, ¿son estas redes el futuro? No parece, por lo pronto, que vayan a sustituir a Facebook o a Twitter, pero es verdad que otorgan un espacio de descarga emocional en el que la gente -con la tranquilidad de no ser identificada- siente que tiene más libertad, con todo lo que ello implica.

Entre más abiertos somos, entre más se asocian nuestros datos, gustos e intereses a nuestro perfil en línea, más parece necesario un espacio en el que podamos ser nosotros sin cuidarnos de el qué dirán. Pero quizá sea solo una transición. Puede ser que en el futuro todo el mundo acepte quiénes somos en el mundo virtual y en el real como una sola identidad.

O quizá se establezca una regla en la que se asuma que lo privado y anónimo es mejor, y lo público, una máscara. ¿Están de acuerdo? ¿Usan alguna de estas apps? Compartan sus experiencias.

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