Better Call Saul

"No soy excelente construyendo casas, soy excelente destruyéndolas", le dice Jimmy McGill (Bob Odenkirk) a Kim Wexler (Rhea Seehorn) mientras intenta resolver todos los enredos en los que se ha visto atrapado en la última temporada de "Better Call Saul". Desde el principio estaba claro que el camino que debía recorrer Jimmy para convertirse en Saul Goodman sería lento y doloroso. Quienes hemos seguido los últimos capítulos de la serie de AMC y Netflix hemos comprobado cuál es la delgada línea que transita el personaje de Odenkirk: la del amor y el odio con su hermano; la de la bondad y la maldad con algunos de sus clientes (especialmente los de la tercera edad); y la del profesionalismo y la informalidad como abogado. Destruir para sobrevivir.

Pero no estamos hablando de un villano. Jimmy McGill, destinado a convertirse en el Saul Goodman que vimos en "Breaking Bad", es lo más cerca que estaremos de ver el criollismo en la televisión estadounidense: el abogado que utiliza su carisma, que busca los vacíos legales en la ley para salir airoso de un caso, que distrae, que sabotea. Y puede que hasta nos convenza de que eso está bien. ¿Quiere mantenerse fuera del radar? Pues es mejor que siga los consejos (mas no el ejemplo) de Saul.

Better Call Saul
Better Call Saul

Quien por el contrario es un experto construyendo casas es Vince Gilligan, el creador de la serie (junto con Peter Gould). Como en "Breaking Bad", Gilligan construye capítulo a capítulo, con paciencia, y lo ha hecho desde el primer episodio de la primera temporada. Va colocando ladrillo sobre ladrillo, une las coyunturas con cemento de gran calidad hasta alcanzar la altura o diseño indicado y, cuando es tiempo, puede destruir, cincelar o alcanzar el clímax como en aquel juicio en el que se enfrentaron los McGill en el episodio "Chicanery" (quizás el punto más alto de la presente entrega). Los mejores momentos de la serie son resultado de un trabajo que consiste en armar un rompecabezas con maestría para luego hacer lo que se quiera con él: destruirlo o ponerlo en un marco. Con Gilligan es, como con el personaje de Jimmy McGill, causa y consecuencia.

A muchos nos costó la primera temporada de "Breaking Bad". Son 7 episodios un poco lentos, pero con los que se construyó la base de una de las mejores series de la televisión. Esta es la forma de trabajar de Gilligan. Importa más el camino que el desenlace. Así como Walter White se convirtió en Heisenberg ante nuestros ojos, Jimmy McGill está transformándose ante nosotros en Saul Goodman, el abogado criminal que derrocha carisma pero que destruye (sin querer queriendo) todo lo que está a su alrededor.

Porque si algo nos queda claro de esta tercera temporada de "Better Call Saul" es que Jimmy McGill es un tipo que está condenado a salirse con la suya dañando irremediablemente a sus seres más queridos, y que aún cuando quiera jugar el papel de héroe va a tener que ser a costa de su propia reputación.

Contenido sugerido

Contenido GEC