Alberto Quintanilla es el primer aporte peruano a la pintura universal, dijo Pablo Picasso hace años sobre el pintor cusqueño que radica en París y que regresó al Perú para presentar su exposición El Silencio de Espera en el Restoart Santa Diabla de Barranco.

Quintanilla ha llevado sus obras por el mundo. Es el hijo predilecto del Cusco y es considerado uno de los artistas peruanos más representativos dentro y fuera del país. Su obra, que refleja el corazón de lo andino, se ha expuesto en numerosas ciudades del mundo, ha formado parte de importantes colecciones en museos de Nueva York, Paris, Oslo, Berlín, Ginebra, Madrid y Milán. Ha recibido destacados reconocimientos y forma parte de colecciones artísticas de gran valor.

Recientemente, el pintor Alberto Quintanilla donó a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) uno de sus cuadros más importantes, El Sueño de la Tierra, el cual ha sido considerado dentro de la colección permanente de la Organización en su sede de París, donde se exhibe lo más representativo de la pintura universal.

Me fui a París porque me llamaron para inaugurar mi exposición en la Unesco, porque la Unesco tiene un cuadro mío, ahora estoy con los viejos pintores que están consagrados. Me siento orgulloso, dice Quintanilla en diálogo con elcomercio.pe.

Tengo que estar agradecido más que a las autoridades políticas a mi pueblo, y es por ello que yo trabajo. No he ido a Europa a someterme a los europeos sino a conquistar. Es un intercambio cultural, una reciprocidad, acota.

DECEPCIONADO DE SU NATAL CUSCO Alberto Quintanilla ama la tierra que lo vio nacer y se siente orgullosa de ella, sin embargo lamentó que en su última visita a su natal Cusco, la haya encontrado diferente.

He ido al Cuzco para corroborar lo que está pasando, me ha decepcionado mucho, está perdiendo una cosa preciosa que es su horizonte cultural, las casas lindas que habían antes se han convertido en hoteles, todo es caro. Está perdiendo una cultura ancestral, la gente ya no habla quechua, manifiesta.

EL SILENCIO DE ESPERA Este pintor cusqueño es definitivamente uno de los grandes. En El Silencio de Espera expone una serie de personajes que son clásicos en él. Esta vez he hecho cosas casi en miniatura, tengo el sapo, camaleón, piraña, toros, perros calatos, los malki, entre otros, sostiene.

La mayor preocupación del artista de 71 años no es lograr éxito con sus creaciones. Lo que más me preocupa es qué voy a hacer en el futuro, tengo varios cuadros en mi cabeza, el arte nunca se termina, tiene que seguir. Es como el río que fluye. Ya tendrá su fin algún día, de repente se seca el río y se vuelve un lago, luego el lago se vuelve mar, subraya.