FERNANDO VIVAS

Efraín Aguilar Pardavé saborea cada uno de los tres posibles finales de Al fondo hay sitio:https://elcomercio.pe/tag/108473/al-fondo-hay-sitio. No intentaré cucharearle uno solo porque es un secreto que solo comparte con el libretista Gigio Aranda. Confía tanto en Gigio que cada vez le deja más libertad para juguetear con Maldinis y Gonzales, mientras él se da tiempo para producir otras series como Los amores de Polo y, pronto, Hotel Otelo y Locas por el fútbol. Y como es hiperkinético, está en proceso de comprar el Canout, para montar obras tan duras y sofisticadas como el Marat Sade de Peter Weis y reírse cuando se entera que algunos espectadores se fueron espantados porque creían que iban a ver un vodevil.

Al fondo hay sitio es un mundo encantado frente al resto de la TV pro Tilsa. Me siento agredido. Antes tenías el control remoto y cambiabas, pero ahora todo rebota, la gente habla de lo mismo. Siempre tuve la idea de que la TV es un espacio de divertimento familiar, desde que fui director de Risas y salsa.

Tenías background teatral clásico, eras del grupo Histrión. Empecé en teatros escolares, nos daban una educación que preparaba nuestra sensibilidad. No hubiéramos salido tan mal en la prueba Pisa.

¿Qué ha hecho la diferencia? ¿La televisión? Todo se rompió con el gobierno militar, la TV tuvo que comenzar de nuevo, desfasada,

¿Cómo nació Betito? Lo trajo Aldo Vega, no se si se basó en un sketch que ya existía en argentina. Yo estaba en Telecholo con Tulio Loza, hacía pequeños papeles. Aldo le puso Jaimito al niño, pero le dije que no, porque se confundía con los chistes. Entonces le puso Betito. Estudié su forma de caminar, de ser pícaro con la mirada, de ponerme el saco que me quedara grande. Lo hice un año en “Telecholo” y dos en “Risas y salsa”. A Camucha le preparaba la regla para que no me sacara el ancho.

Esa idea de TV familiar sí la cumples en Al fondo hay sitio. Al contrario, el pedido es que introduzcan temas polémicos. Más nos preocupan las estructuras. Con Gigio nos reunimos y vemos la estructura del año. Este año nos hemos desviado mucho de lo que planeamos y, ¿sabes por qué?, porque llegaron actores sorprendentes.

Claro, no van a matar a una Pachas. Hasta le dieron una mamá. Y trajimos a Mabel Duclós. Hay una historia con Mabel. Ella fue libretista de Taxista ra ra e iba a ser de 1.000 oficios pero le pidió mucho a Ernesto Schutz y este no la quiso. Me quedé sin libretista. Estela Redhead, que trabajaba conmigo en la producción y ahora es esposa de Gigio, me dice, mi enamorado escribe bonito. Me trajo algo que había escrito para unos dibujos animados. Lo leí y dije 0este monstruo de donde ha salido.

Y cierras un círculo dándole un papel a Mabel que, de alguna manera, esta en la génesis de todo. Si, le he dicho te voy a dar un papel pero dejas de joder (ríe).

Salgo de la ficción otra vez. ¿Qué opinas de la invasión de privacidad en casos como el de Tilsa? Sería desleal con mis principios si dijera algo. No voy a entrar en esa vorágine. La invasión de la privacidad me parece deplorable, yo he abogado contra eso.

Y has litigado. Enjuiciaste a Magaly. (La Urraca dijo que Efraín traficó influencias para favorecer su teatro). Eso se arregló en la cama. Te lo explico. Se venía la tercera y definitiva instancia, ya había ganado las dos primeras. Con el antecedente de Paolo Guerrero ella iba a terminar en la cárcel. Entonces mi mujer [Isabel Chávez], en la cama, me dijo: Efraín, esa señora tiene gente que la quiere, que la estima, a ti la gente te quiere, una vez que la metas presa vas a a ser el desgraciado, maldito, hijo de puta. A Magaly no la conozco, una vez nos cruzamos en el aeropuerto con su novio actual. Él me saludó y ella, pues creo que no me vio. Eso sí, repito que estoy en contra del tipo de programas que ella hacía.

Volvamos a Al fondo hay sitio. ¿En el 2014 van a ajustar el equilibrio entre la armonía y los temas duros? Sí, pero no solo depende de mi. Hay que oír a Gigio, que es el combustible y cabeza pensante, él sabe dosificar.

¿Has hablado en serio con Gigio sobre meter más realismo y temas polémicos? Lo hemos conversado y hemos quedado en que terminemos esto y luego, en otro producto, daremos un paso adelante. Ahí podremos meter temas de actualidad, como creencias religiosas, la homofobia, la drogadicción. Por ejemplo, en “Hotel Otelo”, que es la serie que vamos a poner en el verano a las 8 p.m., en lugar de ‘Al fondo’, hay un narcotraficante que habla con políticos. Y un cardenal llega a su parroquia y encuentra que se ha convertido en casi un hotel.

¿Ese cardenal se parece a uno que conocemos mucho? No, nada que ver (ríe). Pero en una obra de teatro de Darío Fo que estoy trabajando, Aquí nadie paga” (o “Perro muerto”) hay un monseñor Cipriano.

A propósito de la homofobia, no me gustó la historia de los gays que rondan a Tito y Pepe. Nos pareció divertido, no hemos sido hirientes. Hay que tocar esos temas.

Claro que sí, pero sin clichés. El desenlace, con la mueca de disgusto de Tito y Pepe, fastidia las buenas intenciones. Lo contrario, que llegaran a viajar, hubiera sido una apología. En fin, ya acabó esa historia. Pero no puedo ser homofóbico, fui el primer productor que trajo un gay célebre a nuestra TV, el brasileño Gal Matarazzo y promocioné a Coco Marusix.

Pueden reivindicarse la próxima temporada. Vamos a seguir tocando esos temas.

¿Alguna vez llaman a terceros? ¿Sus señoras intervienen? No, no hay poder paralelo (ríe). Y el canal nos respeta. Por eso me fui de Panamericana la primera vez en 1983, cuando Alberto Terry, el gerente, me quiso imponer cosas en Risas y salsa. Tiré la puerta tan fuerte que se rompió el vidrio. Eso me costó estar 11 años fuera de la TV, pero lo agradezco, porque me hice empresario teatral.

¿Preservas esa independencia? Sí, está en el contrato. En mi switcher nunca verás a un gerente, esos no son sus lugares.

Es fundamental escoger el elenco ¿Ahí Gigio también pesa? Sí. Te pongo de ejemplo, el caso de Denisse Dibós. Intentamos tener a Regina Alcóver y Osvaldo Cattone, como padres de Joaquín de Orbegoso, pero eso se cayó por distintas razones. Eliminamos al padre y pensamos en varias actrices. Gigio no quería a Denisse porque le parecía muy alta. Y luego, todos contentos, entró para 10 capítulos y se quedó.

¿Y lo de Yvonne en la cárcel te resultó creíble? Bueno, son los extremos a los que a veces hay que llegar. Pero en la cárcel apareció el personaje de Mónica Torres y a Yvonne la humanizamos.

Eso sí valió la pena. Te cuento que en esta temporada hicimos por primera vez un taller de preproducción con todos ellos, pagados por el canal. Iban a hacer sus clases, analizábamos los personajes, cómo debían hablar, cómo debían evolucionar, buscar frases como ‘oh my’ o ‘madam’, esas cosas que pegan. Terminamos con una monografía y ese material se lo entregamos a Gigio. Eso es ser profesionales

La caída de Mayra Couto embarazada es imperfecta Hicimos dos caídas, una salió muy espectacular, pero preferimos la otra.

Mejor fue la caída de Tatiana Astengo en la piscina, notable. Tatiana es extraordinaria. Más bien hay que cuidarla de que no se exceda, que no sobreactúe.

No me lo vas a contar, pero ¿te gusta el final que veremos el lunes? Los tres me gustan (ríe).

¿De qué depende que elijan uno? Ya hay un final elegido, pero podría filtrarse y entonces ponemos otro. Una vez el Chino Miyashiro dijo ‘el final va a ser asi’ y acertó y lo cambiamos. A cada final faltan tres tomas. No las sabe nadie, solo Gigio y yo. Créeme. Por ejemplo, cuando grabamos la aparición de Fundichely como Papa Noel, nadie lo sabía, Mónica se quedó con la boca abierta. Somos comunicadores dueños de nuestra primicia y cuidamos nuestro producto.