Enrique Planas

Cuando habla de cada político, no puede dejar de asumir la voz de su víctima. “Así me salen mejor las ideas”, explica. Días previos, el imitador pasó seis horas en el estudio fotográfico de El Comercio, asistido por su ‘caracterizador’ Miguel Cáceres, escultor formado en Bellas Artes que diseña todos los rostros que Armas debe poner en escena. 

Entrar en el personaje de Alejandro Toledo es fácil. “Basta un trago y la peluca”, bromea. En verdad, le toma cinco minutos de ligeros afeites. “¿Desde cuándo lo imitas?”, le pregunto. “Desde que se llevó mi botella de whisky”, revela. Y es verdad: cuando Armas trabajaba en “Risas y salsa”, el ex presidente era asesor en Panamericana. “Siempre estaba en las reuniones de publicidad del canal. Tenemos nuestras fotos bien parranderas”, confiesa. Años después, cuando era candidato, Toledo le dijo: “Eres un extraordinario imitador”. Pero cuando llegó a la presidencia, le perdió la gracia. “Se especuló que fue él quien pidió que sacaran del aire “24 minutos”, nuestro programa. No lo sé”, comenta Fernando Armas. Y, sin embargo, Toledo es uno de sus personajes más queridos. La gente se lo pide. Es el cholo acriollado, jaranero, bonachón. “¡Salú carajo!” es su grito de guerra.

Caracterizar al resto de personajes resulta más complejo: entre media hora y 45 minutos le toma a Cáceres, su brazo derecho, aplicar máscaras y maquillaje para Pedro Pablo Kuczynski (cuya interpretación en los shows termina con un ataque cardíaco que obliga a declarar la vacancia presidencial); Alan García, con quien admite una especial cercanía (“también es del gremio de imitadores y palabreros”, afirma); César Acuña (“la vedette de esta elección. Es el candidato que, irónicamente, más ha crecido”, dice); o Keiko Fujimori, que toma prestado el kimono con el que Armas imitaba a su padre. “Es una imitación a la que le guardo cariño por lo que significó en mi carrera. Comencé cuando Fujimori decía que con honradez, tecnología y trabajo podemos vivir mejor. Ahora tengo 25 años alegrando a la gente y él tiene 25 años de condena”, agrega el imitador. 

LA ELEGANCIA DE ARMANI
En la entrevista, ya sin necesidad de llevar máscaras, Fernando Armas habla en serio. “Creo que esta elección nos obliga a hacer un cambio rotundo, radical”, afirma. Así, para el humorista, mejorar la calidad de los elegidos pasa por educar a los electores. “Cada familia peruana tiene que decidirse a darle a sus hijos una educación con valores, civismo y cultura”, piensa Armas, para quien el no ser amigo de ningún candidato sustenta su imagen de artista independiente. 

Independiente que hoy encara a los candidatos con un personaje tan turbio como simpático. Vía la señal de Willax, Armas encarna a Valentino Armani, estafador, doble cara y clientelista. Un bicho que habla como argentino, pero que igual podrá asumir el acento colombiano o mexicano, según el gusto del cliente. Cambia de peluca como de bigote, y es capaz de preguntar al invitado lo que los periodistas más serios callarían. 
¿Por qué Fernando Armas tiene que construir personaje para debutar en su faceta de entrevistador? “Porque Fernando Armas no escarba en las heridas. Y la idea del programa es picar”, dice. “Valentino Armani es un personaje que te permite decirle sus verdades a los políticos”. 

Así, el humor es la mejor estrategia para que el político responda sin picarse. Humor con calle y elegancia. Con oído al barrio, a la esquina. Siempre con criolla humildad. Sin embargo, algunos pisan el palito. Como Popi Olivera, quien demostró en el programa no tener correa. “Yo le dije: ‘Fernando, te picas, estás amargo. ¿Cómo la gente va a votar así por ti?’. Un tuitero escribió: ‘Olivera es condescendiente con los cómicos cuando está en campaña. ¡Después, los odia!’”. 

Para construir su nuevo personaje, Armas necesita grandes dosis de cinismo. “Yo siento que los humoristas tenemos un sentido crítico que ayuda a la catarsis social. Lo que hace mi personaje no podría hacerlo un periodista serio como Beto Ortiz, porque detrás de su sarcasmo está la credibilidad de un líder de opinión. ¿Pero qué credibilidad tiene Fernando Armas? Yo solo busco hacer reír. Y el entrevistado debe saber que será parte de un show donde podrán aflorar sus fortalezas y también sus debilidades. De eso se trata”. 

En los estudios del canal, en lo alto del C. C. Lima Plaza Norte, “El show de Valentino Armani” es también una vitrina para nuevos cómicos. Se lo comento a Armas y él se pone sentimental. Recuerda que ha llegado a los 50 años de vida, y que con la edad también enfrentó un cuadro de estrés a causa de trabajar 25 años si pausa en la televisión, la radio y el escenario. “El cuerpo activó las alertas”, afirma el artista que decidió, por ello, cancelar los shows este año. “Quiero evitar prodigarme mucho”, añade. Y como parte de ese repliegue, Armas ofrece valiosos minutos del programa a una nueva generación de artistas cómicos que hoy no encuentran espacios en pantalla. Para él, quien recuerda con cariño el día en que Augusto Ferrando le abrió la puerta de su “Trampolín a la fama”, es una satisfacción personal. Armas es así: no necesita vestir de Armani para ser un caballero.  

PERUTICONES
Durante la sesión de fotos, Fernando Armas bromeó al descubrir los emoticones de los candidatos a la presidencia que él encarna. Esta aplicación gratuita de El Comercio permite descargar los Peruticones, divertidas caricaturas de los candidatos que el lector puede compartir en la red. Se trata de un nuevo lenguaje para la actual contienda electoral. 

lo llevará al Play Store, donde se bajará la aplicación Peruticones. Tras ello, solo es necesario que apruebe su instalación.

Una vez instalada la aplicación, la podrá utilizar en Facebook, Twitter y WhatsApp. Pronto Peruticones estará en Apple Store.

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