Los cientos de miles de peregrinos que acudirán a ver al papa Francisco la próxima semana descubrirán que Río de Janeiro ofrece algo más que playas y samba, ya que la ciudad tiene un itinerario de la fe con un rico patrimonio religioso.

El pontífice participará en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebra del 23 al 28 de julio y que ofrecerá un itinerario de la fe a los visitantes.

Se trata de una ruta por 28 edificaciones con el objetivo de conducir a los peregrinos al conocimiento de la fe y la historia del pueblo de Río de Janeiro, según explicó el gerente de eventos culturales de la JMJ, Gustavo Ribeiro.

LA RUTA DE LA FE La primera parada, casi obligatoria, es el Cristo Redentor, localizado en el morro del Corcovado, votado hace unos años como una de las siete maravillas del mundo moderno.

Los barrios del centro de la Ciudad maravillosa, como llaman los cariocas a Río de Janeiro, albergan un buen número de atractivos católicos para el peregrino. La ruta puede comenzar en la catedral de São Sebastião, patrón de la urbe, un futurista tronco de cono de 75 metros de altura y 106 metros de diámetro y capacidad para 20.000 personas.

Muy cerca de allí se encuentra la iglesia de San Francisco de la Penitencia, cuyo enorme y dorado retablo barroco fue reabierto al público hace unos meses tras su restauración. Al lado, el convento de Santo Antônio, con increíbles vistas del centro financiero de Río, acogerá confesionarios especiales durante la JMJ.

Subiendo por la cercana Avenida Rio Branco, una de las principales arterias de la ciudad, el peregrino se encontrará con la Iglesia de la Candelaria. Esta fue construida por el navegador portugués Antonio Martins da Palma, quien tras ser embatido por una tempestad en el océano Atlántico juró que si sobrevivía edificaría una iglesia en honor a la Candelaria.

También hay vida católica más allá del centro de Río, pues el norte y el sur ofrecen iglesias para destacar. En la zona norte de la ciudad está la Iglesia da Penha, a la que se accede por 382 escalones, que muchos devotos suben de rodillas.

En la turística zona sur hay que conocer la Iglesia de Nuestra Señora de Copacabana, que dio nombre al famoso barrio de Río de Janeiro, cuya playa es otra de las postales de la ciudad.