MARÍA HELENA TORD

Hay dos maneras de llegar a Chachapoyas, capital de Amazonas. Ambas por tierra. Una ruta va desde Chiclayo, en un viaje de noche que dura alrededor de siete u ocho horas. Y otra, desde Tarapoto, que dura una hora menos, alrededor de seis.

Esta vez tomamos la travesía desde Tarapoto, donde el paisaje es más verde y el clima más cálido. La ruta para llegar a Chachapoyas por este tramo resulta un viaje en sí. Luego de cuatro horas de camino, mientras dejamos atrás las palmeras y los arrozales, cruzamos por las montañas y los bosques del Alto Mayo y es hora de una parada en el abra Patricia, donde un grupo de científicos de la ONG Ecoan (Asociación de sistemas andinos) comparten con los viajeros de ruta su afición por la naturaleza.

Aquí resguardan y protegen en 3.000 hectáreas, una zona de conservación privada, especies endémicas como el mono choro de cola amarilla o la lechucita bigotona. Desde la estación biológica se pueden realizar tres rutas de trochas, según el tiempo que le dedique. Además, hay una torre de observación y caminos cortos para un recorrido rápido para ver distintas especies de colibríes. La hora ideal para esta visita es muy temprano o antes del atardecer. La entrada tiene un costo de S/.25 y también hay alojamiento. El costo del guiado es de US$35. Está abierto de 8 a.m. a 6 p.m.

Otra sorpresa en el camino es el Centro de Interpretación Colibrí Cola de Espátula (www.ecoamperu.org ) donde es posible ver a esta hermosa especie de ave en su hábitat. El centro se ubica en Pomacochas, en la localidad de Huembo, y la hora ideal para el avistamiento es muy temprano por la mañana, alrededor de las 7:30 a.m.

El camino hacia Amazonas nos regala no solo espectaculares paisajes naturales, sino también la posibilidad de observar singulares especies de animales que solo habitan en estos bosques.

EL LADO NATURAL DE AMAZONAS Tomando la ruta de norte a sur, pasamos la noche en Cocachimba, caserío desde donde parten las caminatas hacia la catarata de Gocta. Desde aquí el viaje dura dos horas y media de ida y otras dos horas de vuelta, por estrechos senderos y rutas de trocha con una gran diversidad de flora y aves. Por esta vía es posible ver las dos caídas de la que se considera la tercera catarata más alta del planeta.

Este tramo permite también llegar hacia la poza que se forma por las aguas de Gocta. Otra ruta es por el poblado de San Pablo, desde donde se tiene un panorama distinto de solo una de las caídas.

Regreso después de varios años por este camino y me sorprenden los nuevos hospedajes en la ruta, como el Gocta Lodge, que está ubicado justo frente a la catarata en una impresionante ubicación y provoca tomar un día más para disfrutar del entorno.

LEGADO DEL TIEMPO Una hora separa Cocachimba de Chachapoyas, capital de Amazonas. Este pequeño poblado de casas de techos de tejas y tranquilas calles es el punto de operaciones para partir a Kuélap. Ahora hay varias ofertas de hospedajes que ofrecen una experiencia vivencial, como el clásico hotel Casa Vieja en la ciudad o el Casa Andina Chachapoyas, que se encuentra en una antigua casa hacienda que mira al río Utcubamba.

En este maravilloso paisaje, donde confluyen la ceja de selva y la sierra norte de nuestro país, se han creado impresionantes escenarios en los que la cultura Chachapoyas edificó sus característicos edificios circulares y complejos amurallados. La mayor obra de los chachapoyas: Kuélap, está completamente accesible para el visitante, luego de dos horas de viaje desde Chachapoyas. El recorrido dura alrededor de dos horas.

Los antiguos chachapoyas escogieron singulares parajes para conservar a sus ancestros, ya sea en fabulosos contenedores funerarios como los de Karajía o en mausoleos en acantilados rocosos como los de Révash, que nos observan desde las cumbres.

Para llegar a Karajía hay que emprender el viaje hacia el poblado de Luya y desviarse a Cruzpata, y en una caminata de 20 minutos entre bosques de eucaliptos se llega al mirador de Karajía. Como parte de la ruta oeste, puede visitar también las cavernas de Quiocta, que es un viaje en el tiempo por cuevas con esculturales estalactitas y estalagmitas. Otra parada en la zona es el valle de Huaylla Belén, donde sinuosos meandros forman un hermoso paisaje que es la entrada a Gran Vilaya.

En su viaje a Amazonas sentirá que redescubre cada lugar. Hay sitios que debido a su inaccesibilidad y al exótico paisaje que los rodea se convierten en lugares mágicos, donde conviven en una singular armonía la naturaleza y la historia.

No deje de visitar la parte sur. Desde Chachapoyas a Leymebamba ahora son solo dos horas de viaje que valen la pena. Acá se halla el museo de Leymebamba, que alberga y conserva en salas convenientemente acondicionadas los fardos funerarios de las más de 200 momias halladas en la Laguna de los Cóndores.

Las tres salas del museo exhiben todo el proceso de recuperación y estudios de las momias realizados por el centro Mallqui y tiene una de las colecciones más grandes de quipus del país.

Si desea ampliar la visita, en el poblado hay varios hospedajes y al frente del museo está el restaurante El Mishqui.

Cerca del museo está la entrada al bosque de Atuén, donde podrá observar cóndores o visitar en el mismo poblado el taller del artista Miguel Huamán, quien realiza trabajos en madera inspirados en piezas que fueron halladas en la Laguna de los Cóndores.