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Sylvia Falcón: una limeña que le canta a los Andes - 3


Por  Rosa Chávez Yacila 

 

Sylvia Falcón, la soprano que se ha propuesto compartir con el mundo la música andina, nació en Lima pero siempre ha sentido que pertenece a la sierra. Desde que era niña su padre de Ayacucho y su madre de Huancavelica hicieron sonar en la casa casetes de música tradicional andina. Así aprendió a disfrutar y apreciar a los cantores populares. Ese sentimiento de querencia por la tierra serrana es algo que hasta hoy no olvida. No lo olvidó durante la adolescencia, cuando en el colegio formaba parte de un grupo de covers de bandas de rock ni después que fue cantante de música gótica. Tampoco cuando estudiaba Antropología en lugar de música para no pelear con sus papás. Su empatía por el ande le inspira a cantar sobre todo en quechua, el idioma que la emociona y la identifica. 


La lírica andina no es un género que logre hits en las radios ¿qué deseas conseguir con tu música?
Siento que mi música ha provocado que mucha gente se dirija a mí de cierta forma. Me dicen que los hace vivir algo especial, que los hace sentir orgullosos de ser peruanos, que los hace viajar. Lo sé cuando dejan comentarios en mis videos de You Tube, cuando me escriben, cuando me esperan abajo del escenario y me dicen que mi música los hace sentir igual como yo me siento cuando la canto.

Algunos migrantes pierden ese vínculo con sus raíces al llegar a la capital ¿cómo hizo tu familia para conservarlo?
Mi papá siempre viajaba a su pueblo en Ayacucho, al menos una vez al año, a pesar de que trabajaba duro. Mi mamá también iba al suyo en Huancavelica a ver a sus papás. En mi caso la conexión fue muy espontánea, me encantó desde que fui. 

Hasta hoy vemos personas que reniegan de su ascendencia, en tu caso pasa lo contrario.
Creo que este pequeño don que tengo de cantar me ha dado esa sensibilidad de artista, que se mantiene más alerta. Quizá mi ser musical catapultó ese sentimiento de identificación con el pueblo. Para mí no era como para mi hermana o mis primas que también iban al lugar. Para mí era ¡el pueblo! ¡las estrellas! ¡la luna! ¡los cerros! De muy niña me atraparon, he vivido atrapada y sigo atrapada. Vivo enamorada, emocionada, orgullosa, feliz.


Tu identidad es andina.
Totalmente. Y a la vez, crecer en Lima me ha dado todas las herramientas para dialogar con el mundo moderno. He sido una adolescente que iba a los conciertos underground, que tenía su banda de rock. Y es que si tienes una formación fuerte en tu tradición, puedes pasearte y disfrutar todas las tradiciones que quieras. Puedes tener gustos eclécticos sin olvidar quién eres. 

¿Tuviste un grupo de rock?
Sí, se llamaba Brumalia. Tocábamos música gótica. Yo era la cantante, tenía 17 o 18 años. Duró unos tres años. Era un grupo superlindo, las composiciones eran preciosas, las he disfrutado muchísimo. Vivir en grupo fue genial. La mayoría de los fans de Brumalia ahora son fans de mi música andina y van a mis conciertos. 

 ¿Cómo estás pasando tu embarazo en medio de tus ocupaciones?
Tengo seis meses y medio y lo estoy llevando superbién. Estoy feliz. Va a ser una nena y se llamará Raymi (fiesta en quechua). El segundo mes me sentía morir, pero no le hice caso. He atendido todos mis compromisos y sigo haciéndolo. Hace unos días di un concierto y nadie se dio cuenta de que estoy embarazada. Yo estoy esperando que me pregunten pero nadie se da cuenta (ríe).

 

Lee la entrevista completa en nuestra edición impresa.

Fotos Javier García-Rosell  Styling Úrsula Acuña

Asistente de Styling: Illariy Ortiz; Asistente de Fotografía: Alexis Com; Locación: Ropa: ;  ; Accesorios: ;     Peinado y maquillaje:  

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