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duplas


Amigas, hermanas, madres e hijas, socias, cómplices, duplas de mujeres poderosas que cambian vidas y persiguen sueños. 

Morella Petrozzi y Ducelia Woll.
La sociedad natural entre Ducelia Woll y Morella Petrozzi va más allá del vínculo de madre e hija. La suya se sustenta en su pasión por la danza, pasión que nutren y expresan a través de Danza Viva Perú. “La terquedad nos mantiene firmes en el propósito de hacer danza, pues la entendemos como el alimento del alma”, reflexiona Ducelia. Para estas mujeres, con sueños compartidos, sentirse empoderadas no es un objetivo, es la condición natural que les permite perseguir sus sueños y ser felices por ello. “Siempre hemos sabido que lo importante es aportar al país. Hoy somos una de las escuelas y compañías de ballet clásico y de danza contemporánea más representativas”, recalca Morella. ¿Planes inmediatos? Continuar con el buen trabajo e iniciar los preparativos para los 40 años de Danza Viva Perú. 

Stephanie Schiller y Denise Woodman.
Estudiaron juntas en el colegio y se volvieron mejores amigas. A inicios del 2017, la dupla de 28 años fundó Noelia SleepWear, una firma de pijamas. Entonces, Stephanie ya tenía dos empresas, una de ellas la Escuela Model Lab, y Denise, experiencia en el área comercial de una fábrica textil. “Tener tu propia empresa te da libertad económica, reconocimiento, motivación, fomenta tu autoestima y te empodera”, sostiene Stephanie. Emprender no es fácil. Ha sido un año de aprendizaje para la dupla. Han cometido errores, han aprendido y ahora están listas para el futuro de Noelia. Entre sus próximos planes está su propia tienda y exportar sus colecciones. “Lo más importante es que la base de nuestra sociedad es la amistad, sabemos qué tipo de personas somos, confiamos una en la otra y tenemos el mismo objetivo, ser independientes”, finaliza Denise. 

Cristina rendón y Eliana Vizquerra. 
Cristina es la directora creativa general y Eliana Vizquerra, la productora de moda de la agencia de publicidad boutique El Cartel Design Ghetto (ECDG). Se conocieron en un taller de dirección creativa (Cristina era la profesora y Eliana, la alumna) y ya suman ocho años trabajando juntas. ¿El secreto de su éxito? La confianza mutua, afirma Eliana. “Pertenecemos a diferentes generaciones, pero nuestro corazón es de león. Somos mujeres inteligentes, audaces, trabajadoras, competitivas y leales a lo que creemos. Esa es la pieza clave de nuestra fuerza. Miramos hacia el mismo lado y estamos enfocadas en llevar a quienes son parte de la agencia al éxito”, sostiene Cristina. Ahora mismo están por lanzar una nueva división especializada en la introducción de nuevas marcas a través de las redes sociales. Estar a la vanguardia es su premisa.

Isabel Alacote y Lici ramírez.
Isabel Alacote se dedica a la arpillería, técnica de bordado artesanal y combinación de telas en diferentes texturas. Su infancia sucedió en Ayacucho, donde la violencia acabó con la vida de sus padres cuando ella tenía ocho años. Fue así como, junto a sus hermanos, migró a Lima en busca de oportunidades. Aquí, conoció a Lici Ramírez, artista plástica graduada en la Escuela de Bellas Artes y dueña de Corazón Carnaval, firma que se carateriza por contar en cada prenda una historia, una “crónica viva”, como describe Lici su trabajo. Ambas combinaron su experiencia y talento para crear un universo conjunto. De esa unión apasionada nacieron las dos piezas que integran la última colección de la marca y que serán expuestas en marzo, en el Museo de la Memoria. En ellas, cuentan la historia de la familia de Isabel y el pueblo de Huamanga. “Conocer a Lici ha sido como una terapia, me ha ayudado a conocerme. Estoy aprendiendo a ser una líder”, cuenta Isabel. El próximo febrero, ambas brindarán un taller de moda con identidad cultural en base a la artillería ayacuchana. Sus caminos se seguirán uniendo, a través de la identidad y la memoria, y en su deseo por seguir visibilizando su arte.

Eileen y Eliane Wong. 
Trabajar duro para alcanzar sus metas es una actitud heredada de su padre. Eileen y Eliane son hijas de Efraín Wong, uno de los fundadores de las prestigiosas cadenas de supermercados. Eileen tiene 31 años y es psicóloga; Eliane, 30 y estudió cine. Y aunque nunca pensaron dedicarse al retail, hace dos años, junto a otros miembros de su familia, crearon Flora & Fauna, un mercado de productos saludables. La hermana mayor es la gerenta comercial y la menor, la gerenta de marketing. “Con el tiempo, nos hemos complementado, una le ha dado fuerza a la otra. Hemos logrado perder miedos y trabajar mejor”, cuenta Eliane. Por su parte, Eileen concluye: “La fórmula de nuestro trabajo es la complicidad, con solo mirarnos podemos saber lo que la otra está pensando. Somos una misma alma que se dividió en dos”.

Adriana Cachay y Laerke Skyum.
​Adriana nació en el Perú; Laerke, en Dinamarca. En el 2003, el destino las unió en Lima, compartían el interés por la moda y la compatibilidad fue innegable. Años después, en el 2008, lanzan la primera colección de Ayni (significa hoy por ti, mañana por mí en quechua), marca peruana de diseño contemporáneo que promueve la sostenibilidad. “Trabajamos con 300 mujeres artesanas de Lima, Puno y el Cusco, en su mayoría jefes de familia, encargadas del trabajo manual. En Ayni, ellas encontraron un refugio y un espacio que contribuyó a su empoderamiento”, revela Adriana.
La firma, actualmente, mantiene el mismo ADN, exporta a Estados Unidos, Asia y Europa, y planea un crecimiento de 300% en los próximos tres años. “Al tener una socia, compartimos el éxito, pero también los desafíos. Somos el soporte una de la otra”, sostiene Laerke, quien será mamá por segunda vez.

Laura Torres y Margaux Eyssette.
​Son arquitectas. Laura es española, Margaux es francesa, y se conocieron hace 10 años en Madrid. Llegaron al Perú hace siete, cuando el arquitecto francés Jean Nouvel las contrató para encargarse del famoso proyecto inmobiliario en el Cuartel San Martín, cuya culminación se proyecta para los próximos años. Ya en el país, formaron sus familias y fundaron L&M - Taller de Diseño, empresa dedicada a proyectos personalizados, en la que trabajan con artesanos, herreros y tejedores peruanos. “Respetamos las ideas y decisiones de la otra, porque nos hemos empoderado mutuamente”, cuenta Laura. “Trabajar con la consigna de divertirnos es también parte de nuestra esencia”, agrega Margaux. Y ahora, que ambas enfrentarán nuevos retos personales –están embarazadas con diferencia de dos meses–, aseguran que significarán un respaldo para la otra, en cada una de las facetas que les toque vivir.

Ana Celia Rosas y Esperanza Meth.
Esperanza y Ana Celia, madre e hija, producen y conducen Tejiendo Perú, un proyecto digital vía Youtube que promueve el arte de tejer como un medio para celebrar la vida y curar heridas. La semilla de esta iniciativa fue un video sobre el croché que prepararon con mucho esmero para participar en un concurso de manualidades vía Internet. “Pero el video nunca fue difundido y eso me rompió el corazón”, cuenta Esperanza. Incluso, recuerda su frustración ante la imposibilidad de compartir con más personas los beneficios de la técnica. A Esperanza, el tejido la ayudó a abstraerse del dolor por la lucha de su hija mayor contra el cáncer, y su posterior muerte. Una terapia que calmó su espíritu. Si bien el rechazo del video fue un golpe duro, las motivó y decidieron crear una cuenta en Youtube. Cuando sucedió, sus vidas cambiaron, afirma Ana Celia. “Juntas aprendemos día a día cómo enseñar a través de las pantallas. Nos complementamos en lo que hacemos y esto hace que sigamos adelante”, recalca. Ya tienen nueve años con este proyecto y más de un millón de suscriptores. Y con cada punto, su historia va creciendo.

Cécica y Sandra Bernasconi. 
Hace seis años las hermanas Sandra y Cécica, junto a sus padres, fundaron el Teatro de Lucía, nombre en honor a su madre, la primera actriz Lucía Irurita. Fue de ella, cuentan las también actrices, de quien heredaron el carácter firme y decidido que hoy las define y empodera. “Es una mujer con ovarios que nos enseñó a entregarnos al máximo por lo que queremos”, dice Cécica, quien se encarga de producir las obras que presentan en el teatro. Sandra, por su parte, ve el tema administrativo. Para ellas, trabajar juntas significa trabajar confiando. “Somos conscientes de que detrás de cada una de nosotras hay alguien de nuestra misma sangre que nos respalda”, agrega Sandra. Ella, en un futuro, piensa crear en este espacio una escuela de teatro y ejercer la docencia. Su hermana, por su parte, prefiere no adelantarse a los hechos y vivir el aquí y ahora.

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