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Eutanasia: hasta dónde luchar por tu mascota - 5

Por Andrea Carrión / WUF

Ese momento que tanto temía había llegado. Gisella Castillo entró al auto con Pelusa sabiendo que sería su último paseo. La mínima duda que quedaba de dormirla desapareció cuando su perrita vomitó su última comida.  Al llegar a la veterinaria, Gisella le quitó el collar para que estuviera más cómoda y dejó que los doctores inyectaran la anestesia que suavizaría su partida.

“Todo fue tan rápido que no sabía qué hacer, no tuve ni tiempo de esperar a mi mamá. Solo le dije a Pelusa que la quería mucho y que ya iba a estar mejor, que ya no le iba a doler nada”, comenta Gisella.

Gisella Castillo y Pelusa

La recomendación de dormir a la mascota que la acompañó más de 13 años le cayó como un balde de hielo. Cuatro días antes Pelusa había estado saltando, comiendo normal y persiguiendo su pelota sin problema, hasta que un diagnóstico de compresión medular y otro de reumatismo general tomó a toda la familia por sorpresa.

Una segunda opinión intentó convencer a Gisella de que había esperanza, pero la salud de Pelusa decía lo contrario y pese a la inmensa pena que sentía de perder a su perrita, finalmente la eutanasia fue la elección.

Diariamente médicos veterinarios y dueños de mascotas tienen la difícil y espantosa tarea de decidir si dormirlas o extenderles la vida. En algunos casos la decisión es bastante obvia, pero en muchos otros el dilema es abrumador, y es ahí donde salta la pregunta ¿hasta dónde luchar por ellas?

Para la médico veterinario Rosario Zavaleta (CMVP 6919), hay dos factores básicos que tomar en cuenta, el físico y el emocional.

“Cuando como médico veo que el animal es adulto, con una enfermedad diagnosticada, que no está haciendo lo que normalmente hace y que no responde a los medicamentos, pues hay que considerar seriamente la eutanasia. La otra señal le toca al dueño, cuando en el fondo sabe que ya no va más”, señala Zavaleta.

Para la especialista, dormir a una mascota siempre es un momento triste, pero éste puede transformarse en uno frustrante cuando no hay motivos suficientes para hacerlo.

“No es lo mismo cuando alguien viene con un perro de 3 años de edad lleno de vitalidad, pero infestado de garrapatas y te dicen ‘quiero dormirlo’. También llegan diciéndome ‘es que se ha pelado todo’ y lo único que tiene el animal es sarna. O la peor de todas, que quieren dormir al perro porque ya no tienen espacio en casa. Todo eso pasa y de ninguna manera los duermo”, agrega Zavaleta.

En el otro extremo están los veterinarios que se resisten a sacrificar a la mascota, ya sea porque creen que podrán salvarla o, en ciertos casos, porque resulta lucrativo mantenerla con vida.

“Siempre la ultima opción es dormiros, lamentablemente sí hay un tema de ego porque a veces un doctor insiste diciendo ‘vas a ver que conmigo se salva’ y lo hace a costa de la mascota. Como veterinarios hay que saber bien en el momento en el que ya no tiene sentido seguir peleando y ser honesto con el cliente”, señala Zavaleta.

En muchos casos el dueño de la mascota tiene el tiempo suficiente como para darle su último paseo por la playa, su última caminata por el parque o su último banquete, y así despedirse a lo grande. Gisella Castillo no tuvo esa suerte.

“Me costó mucho tomar la decisión. De repente debí hacerlo con la primera doctora, pero en el afán de salvar a Pelusa busqué otra opción, pero fue peor escuchar falsas esperanzas. Ahora pienso que podría haberle evitado los días de sufrimiento, pero quería una segunda opinión, cualquiera lo hubiera hecho, en esa situación solo quieres salvar a tu perra como sea”, agrega Gisella.

RECOMENDACIONES

- Pedir una segunda y hasta una tercera opinión, según el caso, y siempre solicitar que se hagan las mismas pruebas.

- Según Zavaleta, si se toma la decisión de dormir a la mascota, que la eutanasia sea lo más humana posible de esta manera: tranquilizar al animal aplicándole una sobredosis de anestesia a través de una vía, asegurarse de que esté bien dormido y aplicarle el medicamento para aplicar la eutanasia de manera en que no se entere de nada.

- Llorar es perfectamente normal, solo revela lo mucho que quieres y aprecias a tu mascota y cuánto la vas a extrañar. Usa ese momento como tu duelo y no te ahorres ni una sola lágrima.

- Nunca dejes sola a tu mascota. Es importante estar en el momento de su partida no solo por el bien del animal, ya que ellos aprecian la compañía, sino también porque nunca falta el veterinario –o falso veterinario- que hace sufrir al animal. Según Zavaleta, por ahorrase dinero hay personas que le ponen un tranquilizante simple a la mascota y le piden al dueño que espere afuera, luego le ponen formol directo al corazón, le cierran el hocico y esperan a que muera. “Eso es muy doloroso, solo que con el calmante evitan que grite. Por eso el dueño siempre tiene que estar presente en el consultorio cuando van a dormir a su mascota”.

- Déjale puesto su collar. Las mascotas son muy perceptivas, hasta con el más mínimo detalle. Muchos asocian el retiro del collar con el momento en que los van a bañar y esto los angustia, por eso lo mejor es mantener el proceso de su partida lo más neutral posible para así evitarle cualquier segundo de estrés.

-Si tienes la oportunidad de despedirte bien de tu mascota, llévala a su lugar favorito y pasa tiempo con ella. Puedes llorar su partida, pero también puedes celebrar su vida y todos los regalos que te ha dado. Será uno de tus días más difíciles, pero no tiene por qué serlo para tu mascota. 

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