Dayana y Coco ya llevan cerca de 4 años juntos. Cuando lo adoptó, él tendría unos 2 años de edad.
Dayana y Coco ya llevan cerca de 4 años juntos. Cuando lo adoptó, él tendría unos 2 años de edad.
Andrea Carrión

Dayana Zavaleta creció en casa con una perra de raza Golden Retriever y otra Pastor Alemán. Las quería mucho, pero en un momento su atención comenzó a migrar hacia la calle, en donde veía demasiados perros abandonados como para quedarse de brazos cruzados.

Ella vive en San Juan de Miraflores y poco a poco comenzó a rescatar los casos más extremos. Afortunadamente, sus padres aceptaban darles hogar temporal mientras recuperaban su salud y Dayana les conseguía un hogar que los quisiera para siempre.

“Recuerdo tres casos en especial. Eran cachorros y estaban tan enfermos que terminaron muriendo pese a los tratamientos. Me dolía tanto que fueran tan pequeños que me deprimí mal. Lloré por días, era muy fuerte ver eso tan de cerca”, comenta Dayana.

Se había prometido a ella misma no quedarse con ninguno de los perros que rescataba, además sus padres ya le habían dicho “no más perros”, pero siempre hay una excepción y a ésta la llamaron Coco.

Un día su hermano y la chica con la que salía, también rescatista, se encontraron con un perrito abandonado en el limite de La Molina con Ate. Estaba lloviendo y pese que la mamá de ella se negaba a recibir perros de la calle, a éste decidieron llevarlo. Buscaron a sus dueños, pero nadie apareció y lo pusieron en adopción.

Poco a poco Coco fue superando sus miedos gracias al amor de Dayana y su familia.
Poco a poco Coco fue superando sus miedos gracias al amor de Dayana y su familia.

Finalmente la hermana de Dayana lo adoptó, pero el perro resultó ser un manojo de nervios y paraba escondido debajo de la cama, algo que generó conflicto en la familia.

Ante esta situación, Dayana decidió adoptarlo, pero su mamá no estaba convencida, entonces se le ocurrió un plan:

“Mi forma de persuadirla fue planteándole que Coco nos iba a ayudar a ahorrar en electricidad. Y es que yo siempre he tenido miedo a dormir con la luz apagada, y con Coco no me da miedo porque me siento acompañada. Ella me dijo ‘Está bien, te quedas con el perro solo si apagas la luz’, y así fue”, cuenta Dayana.

No fue fácil lograr que Coco agarrara confianza. Dayana cuenta que el perro pasó varias semanas escondiéndose debajo de su cama; ella lo ponía encima y se volvía a bajar, una y otra vez. Hasta que un día ella estaba estudiando y él se subió solito a la cama y se quedó dormido.

Con el tiempo Dayana fue notando que Coco también le tenía miedo a otros perros y a ciertas personas, como a su abuelo. Por otro lado, descubrió que se sentía cómodo en la pasarela y en los disfraces, algo que ella ha aprovechado.

Dayana y Coco juntos en el concurso de disfraces Dogllywood, en Surco.
Dayana y Coco juntos en el concurso de disfraces Dogllywood, en Surco.

Hoy Dayana y Coco participan activamente de desfiles de disfraces organizados por municipios, grupos o individuos amantes de los perros. Ya han estado en 4 en distintos distritos, siempre con trajes nuevos.

En el más reciente ambos ganaron en la categoría ‘Mejor historia de adopción’ y fue el concurso de disfraces , realizado en Surco para festejar el cumpleaños de una perrita adoptada.

“Me encanta que podamos hacer estas cosas juntos”, dice.

Cada agosto ella le celebra su cumpleaños, pese a que no sabe su fecha real de nacimiento, y este año le hará una fiesta temática inspirada en Harry Potter.

“A él yo lo adopté adulto y no pude tomar mejor decisión. A veces adoptar cachorros trae más problemas porque hay que pasar por el proceso de educarlos.
Él es todo, hasta mis papás lo adoran. Me ha cambiado la vida y el corazón. En este caso se cambiaron dos vidas”, asegura Dayana.

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