Avión de pasajeros surcoreano es derribado por misiles en 1983

Hace 35 años 269 personas perdieron la vida por un error no esclarecido hasta el día de hoy. Nave en que viajaban invadió espacio aéreo soviético.

(Foto: Archivo)
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Para los países del Tercer Mundo la Guerra Fría fue un período de incertidumbre permanente. Era como vivir en un barrio donde dos vecinos poderosos y desconfiados -además de armados hasta los dientes- perdían en cualquier momento los papeles y no dudaban en rastrillar el arma para amedrentarse entre sí.

Esos gestos de fuerza, sin embargo, costaban vidas inocentes. Eso fue lo que aconteció el 1 de setiembre de 1983, cuando cazas soviéticos Sukhoi derribaron un avión Boeing 747 de pasajeros de Korean Airlines (KAL), matando a todos sus ocupantes.

El trayecto final

El vuelo 007 había partido del aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York el 31 de agosto. Realizó su primera escala en Anchorage, Alaska, donde bajaron cuatro pasajeros y recargaron combustible.

Al partir rumbo a Seúl, Chun Byung-in, el experimentado comandante de vuelo, colocó el piloto automático muy seguro del curso que estaba indicándole a su nave.

Lo extraño fue que el Boeing terminó desviándose 500 kilómetros en dirección a una base soviética de submarinos nucleares, en Vladivostok. En esas épocas era más que una acción temeraria, era casi un suicidio.

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Análisis posteriores de la caja negra, entregada recién en 1991 por Moscú, revelaron que la aeronave surcoreana invadió espacio aéreo ruso sobre los cielos de Kamchatka. Allí los radares locales captaron la intromisión.

Luego, volvió a pasar por cielo soviético a la altura de la isla Sajalín. Apenas se detectó la primera invasión, aviones Sukhoi salieron para interceptar a la nave intrusa y obligarla a aterrizar.

Los cazas ejecutaron maniobras militares de advertencia, que los pilotos del vuelo 007 posiblemente no avistaron, o no entendieron, porque no ejecutaron ninguna corrección en su curso.

También dispararon ráfagas de aviso que no eran luminosas como las trazadoras. La tripulación del KAL no las avistó.

A esta confusa situación se sumó una nefasta coincidencia. Cuando uno de los Sukhoi intentó aproximarse a la nave surcoreana, el piloto de Korean Airlines elevó el avión por una razón desconocida.

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El alto mando soviético interpretó esa maniobra como una acción de evasión. Así que ordenó eliminar el objetivo. En enero de 1998, el recientemente nombrado jefe de la Fuerza Aérea rusa, general Anatoli Kornukov, dijo que fue él quien dio la orden de derribar el avión, publicó El Comercio.

Después de recibir el impacto de dos misiles, el vuelo 007 no estalló al instante. Milagrosamente, el piloto surcoreano pudo mantener el avión en curso durante cinco minutos.

Pero los daños y la despresurización hicieron que la nave, finalmente, se fuera en picada sobre el mar, a 30 millas de la isla de Sajalín.

El Comercio informó así sobre la tragedia

“Rusos derriban avión de pasajeros coreano y matan a sus 269 ocupantes”, colocó en su portada el Decano el 2 de setiembre. Apoyado en un gráfico y dos fotos, describía el trayecto del avión, el lugar del impacto de los misiles y las reacciones dramáticas de los familiares de los pasajeros.

Asimismo, en su editorial del 4 de setiembre El Comercio sostuvo: “Cualquier país tiene derecho de interceptar a un aparato que viole su espacio aéreo, pero procediendo dentro de las estrictas normas establecidas para ello”.

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“Rusia admite que abatió avión de Corea del Sur” tituló en su edición del 7 de setiembre. “La Unión Soviética reconoció que uno de sus aviones de combate derribó el jumbo jet coreano, sin saber que se trataba de un aparato civil”, señalaba la nota en primera plana.

El 3 de setiembre fuentes citadas por el Washington Post admitieron la posibilidad que los cazas rusos hubiesen confundido el jumbo de pasajeros con un “RC-135”, avión estadounidense de reconocimiento. Esta nave entraba y salía de territorio soviético para medir la capacidad de los radares rusos.

Reacciones en nuestro país

En Lima, la embajada de Estados Unidos calificó como “un desprecio salvaje y calculado por vidas humanas” la acción soviética. “No podremos nunca comprender el terror sin esperanzas de la gente que iba a bordo del avión”, señaló un vocero.

Por su parte, la sede diplomática surcoreana en nuestro país dio a conocer una declaración especial del presidente Chun Doo Hwan, a través de la cual expresaba su consternación e indignación por este incidente.

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Testimonio de un protagonista

Muchos años después, el piloto del avión militar ruso Guennadi Osipovich, quien disparó los dos misiles que provocaron la caída del KAL, persistió en que el aparato cumplía una operación de espionaje y que no observó civiles a bordo.

Persiguió al avión, lo alcanzó y divisó las luces encendidas y la forma de las ventanas. “Comprobé que el aparato era un avión civil. Pero para mí eso no significaba nada. Es fácil transformar un avión de tipo civil en uno de uso militar”.

Durante años no estuvo claro si el piloto soviético sabía que el avión era civil o si había confundido al B-747 con el RC- 135. Osipovich fue enfático y dijo que no tuvo la más mínima duda que se trataba de un avión civil y no de un RC-135.

¿Qué pasaba en el Perú por esas fechas?

Fernando Belaunde Terry llevaba más de tres años de gobierno, y una fuerte crisis económica empezaba a tomar cuerpo. Las gasolinas de 84 y 95 octanos -las únicas dos que existían- habían subido de precio por esos días

En los cines se proyectaba “Flashdance” y la “Isla Azul” –o la “Laguna Azul”-, y Perú pasaba a las semifinales en la Copa América de fútbol, tras derrotar a Bolivia en Lima.

En la televisión las amas de casa no se perdían un capítulo de “Ligia Elena”, telenovela protagonizada por Alba Roversi y Guillermo Dávila. Las noticias del día eran propaladas por “América en el Mundo” y en las tardes Johnny López conducía el programa concurso “Diga lo que vale”.

En 1992 una investigación de las Naciones Unidas concluyó que el avión se desvió aproximadamente 500 kilómetros de su ruta habitual, invadió el espacio aéreo de la URSS y que fue abatido después de varias omisiones de protocolo de los implicados.

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