Enzo Ferrari, el legado del genio automotriz

Han transcurrido 30 años de la muerte del magnate de los autos de lujo y su legado aún perdura intacto.

(Foto: Archivo)
(Foto: Archivo)

Cuando hablamos de autos de primer nivel o de lujo, indudablemente se nos viene a la cabeza el apellido Ferrari, refiriéndose a los hermosos pero costosos autos que produce esta empresa automotriz. Enzo Ferrari nació en Módena, Italia, en 1898 dentro de una familia acomodada, pero su afición por los autos creció cuando con 10 años presenció una carrera automovilística del inigualable Vincenzo Lancia.

El 16 de noviembre de 1929, 'Il Commendatore', como se le conoce en Italia, fundó La Scudería Ferrari, que destacó por sus autos de carrera, veloces y potentes, y que él mismo corría. Desde ese momento dedicaría su vida entera al automovilismo, primero preparando los Alfa Romeo, con el que competió como un piloto avezado, y luego fundando en 1947 la marca que llevaría su apellido. Ese año, justamente, la compañía del “cavallino rampante” empezó también a crear una serie de autos de lujo, muy innovadores. Por ello, ´El Loco´ decía: “Cuando usted compra un Ferrari, está pagando por el motor. El resto se lo doy gratis”.


Esta definición marcó el legado de la firma italiana, que después de la Segunda Guerra Mundial y la creación del Ferrari 125 -que fue definido por Enzo como un “fracaso prometedor”-, empezó a ganar todas las competencias automovilísticas basándose en la creación de vehículos con velocidades nunca antes vistas.

A partir de ese momento, la compañía italiana tuvo vaivenes económicos, ya que en su afán de crear autos veloces enfrentaba grandes gastos; más aún cuando en 1961 Ford decidió competir con Ferrari y logró disputarle varios resultados. Esto perjudicó al gigante automotriz, dejándolo al borde de la ruina, a pesar de tener el soporte de la venta de sus autos de lujo. De esta manera, en 1967 se formó una alianza con Fiat para poder seguir imponiéndose como empresa. Más adelante, en 1988, la empresa turinesa llegó a ser el accionista mayoritario en esta asociación estratégica.

Hoy, el principal accionista de la famosa firma italiana es Fiat Group, la cual posee el 90% de acciones, aunque un porcentaje de ello le pertenece aún a Piero Ferrari, hijo de Enzo.

(Foto: Archivo)
(Foto: Archivo)

Una familia marcada por la tragedia

Lejos de su compañía, la vida familiar de Enzo estuvo marcada por la tragedia, pues en 1956 su hijo Alfredino, de 25 años, falleció debido a una distrofia muscular. El hombre que sería su sucesor partió a una temprana edad, lo que marcó profundamente a Ferrari. Desde entonces, el magnate empezó a utilizar unas gafas negras en señal de luto. Tras ese suceso, su mujer Laura Dominica sufrió de problemas mentales al no poder superar la muerte de su hijo, por lo que ambos acabaron separándose.

La muerte del aristócrata español Alfonso de Portago, piloto de la escudería, y de al menos 50 personas que manejaban sus autos de carrera, llevaron a que la justicia italiana abriera una investigación en contra de Enzo, quien agobiado por las desgracias decidió retirarse de la vida pública para instalarse en un apartamento construido en su factoría de Maranello.

Después de esto, se conoció poco de su vida hasta su deceso, el 14 de agosto de 1988. Se supo que reconoció a su hijo Piero, fruto de su amorío extra matrimonial con Lina Lardi; en tanto, su segundo hijo, Piero Ferrari, es ahora vicepresidente y dueño del 5% de la compañía automotriz.

Su legado, una huella imborrable

Enzo dejó una huella imborrable en el mundo automovilístico y en toda Italia. Creó, en 1963, el Instituto Professionale per I´Industria e Artigianato, escuela de aprendizaje en Maranello. En 1972 construyó la pista de pruebas de Fiorano, un autódromo privado en donde se realizan pruebas y desarrollo de automóviles de producción y de carreras. Esta pista también es utilizada por personas que adquieren un Ferrari para probar sus autos nuevos.

Aquello solo es una parte de un sinnúmero de aportaciones al mundo del automovilismo, centrado en lo referente a motores, velocidad y potencia. Todo ello lo han convertido en el personaje más ilustre de la industria automotriz. Por ello, Luca dal Monte, autor de la biografía de Ferrari, indica que “en Italia estaban el Papa y luego Enzo”, en alusión a la importancia que tenía “El Comandante” en el país europeo.

Dal Monte precisa que la compañía Ferrari le debe todo a su creador, a pesar de que Enzo era considerado como un hombre frío y calculador. Sin embargo, estaba convencido de que alcanzaría el éxito por lo que nunca se consideró un triunfador. Dal Monte destaca sus frases como: “Nunca agaches la cabeza, mira siempre bien alto, ganes o pierdas”; o “el automóvil más bello es el que todavía nos queda por hacer”, en alusión a las continuas ganas que tenía Enzo de mejorar su producto.

TAGS

Contenido Sugerido

Contenido GEC

CARGANDO SIGUIENTE...