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Carlos Gardel: a 90 años de su fatal adiós en Medellín, tras autografiar a El Comercio
El aire se tiñó de tragedia un 24 de junio de 1935 en Medellín, Colombia. Un fatal accidente aéreo segó la vida de Carlos Gardel, “El Zorzal Criollo”, cuando su avión de la compañía Saco, que se dirigía a Cali como parte de su gira, tras un fuerte viento colisionó con una aeronave de la empresa Scadta.
La muerte de Carlos Gardel generó en Lima un revuelo, un dolor tan profundo en sus admiradores que solo su música podía curar. Un aviso del día siguiente de la tragedia. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
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La noticia de su muerte se propagó como un lamento, sumiendo en profunda consternación a sus admiradores, para quienes Carlos Gardel era un verdadero ídolo. En Bogotá, las ovaciones que le prodigaron fueron inolvidables; incluso tuvo que evadir a la multitud por una puerta secreta del Hotel Granada antes de su partida hacia la muerte días después. A su llegada a la capital colombiana, miles de seguidores habían invadido el aeródromo, y solo la pericia del piloto evitó una tragedia. Sin embargo, la verdadera fatalidad ocurriría al mediodía del 24 de junio de 1935 en el aeropuerto Olaya Herrera, en Medellín. De eso hace ya 90 años.
Como una paradoja inolvidable, horas antes del fatal despegue, Carlos Gardel había elogiado la seguridad de los servicios aéreos colombianos y compartido sus planes de continuar su gira por Panamá, Cuba y los Estados Unidos, en donde hubiera finalizado varias películas, antes de viajar a Francia para visitar a su madre. Con un "hasta pronto“, se despidió de un corresponsal de prensa, sin saber que sería sus últimas palabras públicas.
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Imagen de 1930 muestra a Gardel observando un pájaro enjaulado. (Foto: AFP)
El accidente ocurrió al mediodía, cuando el trimotor de la empresa aérea Saco, con Gardel y su comitiva a bordo, se estrelló contra el "Manizales" de la compañía Scadta, debido a un fuerte viento contrario. Testigos presenciales describieron un estruendo terrible y llamas que se elevaron más de veinte metros. Dos pasajeros lograron saltar por las ventanillas y salvarse milagrosamente, pero el resto pereció carbonizado en la infernal hoguera que ardió por dos horas.
En el caos, la multitud conmocionada y testigo del horror invadió el aeródromo, y centenares de personas lloraron desconsoladamente. El campo quedó bajo estricta custodia militar mientras se retiraban los cuerpos, muchos de ellos irreconocibles. La guitarra que le habían obsequiado a Gardel en Bogotá fue hallada medio quemada, envuelta en un trapo rojo, cerca de los restos.
“El Rey del Tango” fue identificado por su dentadura y el anillo que siempre llevaba en la mano izquierda. El cadáver del "ídolo de las mujeres de América Latina" estaba irreconocible, era, según la prensa de esos años, “una masa carbonizada con el rostro contraído en una espantosa mueca de dolor”. Entre los fallecidos, se confirmó la muerte de Alfredo Lepera, autor de las letras de sus canciones y argumentos de sus películas, así como del gerente de Columbia Universal Film, Henry Swartz.
Los pocos sobrevivientes, entre ellos los guitarristas José Aguilar, José Plajar, Alfonso Azafat y Ángel Riverol, se encontraban en estado grave debido a las quemaduras. En el hospital, a pesar de sus dolores, preguntaban insistentemente por el maestro Gardel, mientras los médicos temían que quedaran ciegos.
La edición de El Comercio del 25 de junio de 1935 fue muy sentida con titulares como este. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
Este trágico suceso no solo enlutó al mundo del espectáculo, sino que significó un golpe devastador para el tango. “El Mago”, con su voz y orquesta, y a sus 44 años había logrado lo imposible: darle al tango un lugar de primacía entre los bailes de moda y un profundo valor sentimental. Fue él quien lo llevó a Europa en 1920, definiéndolo como baile y canción en la vida mundana y no mundana.
Su fama, forjada a través de discos, radio, cine y teatro, lo convirtió en el artista de tango más difundido, universalizando este género y recuperando su preeminencia en la cine, donde obtuvo grandes éxitos en lo que iba de esos años 30. El cine, sin duda, fue crucial para el resurgimiento de su carrera, un tanto opacada por los años y la competencia.
La noticia que llegó de Colombia fue eso: una catástrofe para la música popular argentina y de todo el continente. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
Cada detalle noticioso que llegaba en los cables era más doloroso que el anterior. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
Hollywood lamentó profundamente la muerte de Carlos Gardel, quien era esperado a fines de ese verano en los Estados Unidos para participar en nuevas películas. Su partida realmente dejó un vacío inmenso, una pena inenarrable en el tango y en el corazón de miles de admiradores en todo el mundo.
LO QUE DIJO EL COMERCIO AL DÍA SIGUIENTE DE LA MUERTE DEL DIVO ARGENTINO
La famosa dedicatoria de “Carlitos” al diario El Comercio era conmovedora. Esta fue entregada poco tiempo antes de su muerte y decía sencillamente: “Para el Comercio de Lima, con gran simpatía. Carlos Gardel”. Al día siguiente del fatal accidente aéreo en Colombia, el 25 de junio de 1935, el diario Decano escribió estas líneas:
“El trágico accidente de aviación que privó de la vida a Carlos Gardel, significa un rudo golpe al tango, bien se le considere como danza o simplemente como canción. Porque en realidad al celebrado artista argentino se debe, en buena parte, la introducción y el éxito del tango en Europa, así como el auge que asumiera en el orbe esa danza, considerada como bailable de salón y cuya moda sobrepasó los linderos de Hispanoamérica para adquirir relieves de universalidad.
Incuestionable es que la crecida figura de cultivadores del tango y su consiguiente éxito en las orquestas y cancionistas, proviene como reflejo de su triunfal recorrido europeo. Tocante a los asuntos en boga la imitación tiende al viejo continente. Y desde que Carlos Gardel, allá por el año de 1920, iniciara sus audiciones típicas, con propia orquesta, en el “Florida” de París, puede decirse quedó definido el tango como baile y como canción dentro de la vida mundana y no mundana, con caracteres propios.
No ha sido, por cierto, Carlos Gardel ni un precursor como tampoco un iniciador del tango. Su faena estuvo concretada a la de animador, y mediante su orquesta y sus interpretaciones cantables, pudo conseguir, lo que hasta ese entonces no había sido posible: ubicar al tango con rango y primacía dentro de los bailables de moda y, además, otorgarle un subido valor sentimental y romántico como canción. Es así que el prestigio, la fama y la popularidad de Carlos Gardel no encontraron serios rivales en ese campo de actividades, adquiriendo singular difusión su nombre y su arte por todos los rincones del mundo. Se ligan, entonces, Carlos Gardel y el tango en forma imperecedera para la biografía e historia de esa música.
A la izq. una foto de Gardel y al pie la delicada dedicatoria que "El Rey del Tango" entregó a El Comercio; y a la der. más noticias de su final trágico. (Fotos: Archivo Histórico de El Comercio)
La muerte sorprende a Carlos Gardel cuando efectuaba una jira por los países del Pacífico, antes de regresar a su patria, Argentina, de la que estaba ausente algún tiempo. Precisamente, en el momento en que el artista volvía a recuperar su preeminencia en el mundo interpretativo del tango, por mediación de sus labores en la pantalla sonora donde obtuvo recientes y logrados éxitos, aquel funesto accidente de aviación trunca su existencia.
Porque al cinema debió Gardel el reverdecimiento de sus laureles, un tanto marchitos por los años y la moza competencia, volviendo a ubicarse como destacado cultivador del tango. Terminado su contrato con Paramount, abandonó Gardel Yanquilandía en pos de las tierras nativas, y es en este viaje fatal donde se consuma en la tragedia una vida que vibró inquieta entre el ritmo lánguido del baile y la verba estremecida del cantable.
Imagen del 4 de mayo de 2020, un hombre pasea en bicicleta junto a un mural de Carlos Gardel en Buenos Aires. (Foto: AFP / Juan Mabromata)
/ JUAN MABROMATA
La fama de Carlos Gardel devino a través de todas las formas del contacto público: discos, radio, cinema y teatro, siendo el artista que más difusión alcanza en ese orden de todos los que, argentinos o no, se han dedicado al cultivo del tango. En ese momento, Carlos Gardel se hizo universal usando del tango como expresión de su arte, y, en ese respecto, la crítica calificó al artista argentino como consumado y habilidoso intérprete. Huelgan, por lo demás, comentarios acerca de la valía de Gardel por lo mismo de ser figura conocida entre nosotros, donde se le aprecia más en esta última etapa de su vida, al enrolarse en las filas cinemáticas.
En especial al cine debió Carlos Gardel el consumar su fama, al igual que todos aquellos países adonde el artista no llegó en sus peregrinaciones. Así, con la recordada “Luces de Buenos Aires”, se inició como actor de cine desde los estudios Joinville en Francia, a la que siguieron, luego, en Europa y Yanquilandia, varias películas más como “Melodías de arrabal”, “Cuesta abajo”, “El tango en Broadway” y “Noches de Buenos Aires”, estas cuatro últimas postreras labores fílmicas de Carlos Gardel”.
Han transcurrido 90 años de la desaparición física de Carlos Gardel, “El Zorzal Criollo” (1890-1935), nacido en Toulouse, Francia, el 11 de diciembre de 1890, pero argentino desde los dos años y tres meses en que llegó a la tierra del Plata junto a su madre Berthe Gardes, expulsada de ese país por ser madre soltera.
Y como siempre sucede con los verdaderos talentos, el legado musical y artístico de “El Rey del Tango” se extendió y ocupó -desde ese día fatídico de Medellín- parte vital de la historia de la música popular de América. Su música está allí para quien quiera escucharla en cualquier momento de su vida.