El gigante trasatlántico que llegó al Callao hace 45 años

(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
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Carlos Batalla

El lunes 28 de enero de 1974, mientras en el Madison Square Garden de Nueva York todo quedaba listo para que, esa misma noche, la “pelea del siglo” entre los pesos pesados Cassius Clay y Joe Frazier se realizara, por la mañana, muy temprano, en el puerto del Callao, los chalacos y limeños esperaban un barco.

Pero no era un barco cualquiera, sino uno de dimensiones colosales. El trasatlántico llamado “France”, con 2.200 turistas abordo y una tripulación total de casi mil personas, daba un servicio esmerado en una nave que era tan grande que no pudo ingresar al Terminal Marítimo del Callao, en donde debía acoderarse.

Por eso, los botes y las lanchas que sirvieron para transportar a los pasajeros y a la tripulación hacia el puerto chalaco, debieron recorrer cerca de 5 km. para llegar a la sombra del “France”, que esperaba inmenso y solitario.

(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
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La nave, perteneciente a la Compañía General Trasatlántica, con sede en París, realizaba una de las travesías más largas de ese entonces: atravesaría cinco continentes, tres océanos y haría 25 escalas. El “France” era una ciudad flotante, cuya “botadura” había encabezado el propio presidente francés Charles de Gaulle, en 1960.

En el interior del hotel navegante, había desde una capilla y biblioteca hasta tres comedores de lujo, varios bares, piscinas, boutiques y zonas de descanso, así como una sala de cine con 650 butacas y varios casinos. Hasta se editaban dos diarios a bordo, para mantener informados a sus pasajeros de 24 nacionalidades, incluidos algunos peruanos.

En realidad, nada faltaba en ese gigante, cuyo costo ascendía a 160 millones de dólares, y medía de largo 315 metros y con un peso de 66 mil toneladas. Pero, ¿de dónde y cuándo partió el “France” para navegar en este largo viaje del ‘74?

El trasatlántico había partido, en esa ocasión, el 4 de enero, desde el puerto de El Havre, en el noroeste de Francia, en la región de Normandía; de allí arribó a los puertos de Southampton (sur de Inglaterra); Fort de France (Martinica), Bahía y Río de Janeiro (Brasil); para después llegar al Estrecho de Magallanes y abrir una estela en el océano Pacífico, acoderándose en el puerto Montt en Chile.

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La aventura peruana del “France”

Desde tierras chilenas, el coloso francés se transformó en el “traspacífico” y subió hacia el Callao, donde llegó, como dijimos, en la mañana del 28 de enero de 1974. Esa noche, Clay ganó por puntos al recio Frazier, pero el recio “France” no pudo acoderarse en el puerto chalaco por sus increíbles dimensiones.

Luego de abordar las lanchas y botes y llegar al muelle de la Escuela Naval, los mil turistas que descendieron del “France” se sorprendieron con un colorido recibimiento dancístico en la explanada de la escuela en La Punta; así se dieron una idea de nuestra riqueza folclórica. Sus cámaras fotográficas y fílmicas no pararon de funcionar, hasta que abordaron ómnibus y automóviles privados, contratados para llevarlos de paseo por Lima.

De esta forma, el trasatlántico más grande del mundo de esos años –su parte más alta medía como un edificio de 14 pisos– no solo dejaba a gran parte de sus turistas libres, sino también se preparaba para reabastecerse de insumos y de lo necesario para seguir su marcha, requiriendo además el cambio de la mayor parte de su tripulación.

(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
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Al tiempo que el barco llegaba al Callao, a pocos metros aterrizaba en el aeropuerto internacional Jorge Chávez, el Jumbo Jet que traía a 430 miembros de la tripulación de relevo. Todo estaba coordinado.

Los pasajeros aventureros, mayoritariamente mujeres, se encaminaron al centro de Lima para visitar iglesias y museos, y compraron en tiendas especializadas objetos típicamente peruanos como tejidos y platería. Además, hicieron paseos relativamente cortos a las playas del norte de Lima y a Chosica, al este de la capital.

Al día siguiente, el martes 29 de enero, el trasatlántico “France” partió del puerto del Callao hacia el mediodía, con rumbo a las islas de la Soledad, en Tahití, a donde llegarían el 5 de febrero de ese año.

(Foto: Archivo Histórico El Comercio)
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Desde la Polinesia francesa, se dirigiría hacia Oceanía. Estarían en Nueva Zelanda, Australia y Tasmania; y luego en los países asiáticos como Indonesia, Ceilán (hoy Sri Lanka), China (Hong Kong) e India, para dirigirse al continente africano por Kenia, Sudáfrica y Senegal.

El “France” atravesó nuevamente el océano Atlántico, para arribar titánicamente al puerto de Nueva York, su destino final en los Estados Unidos de América, hacia mediados de abril de ese mismo año.

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