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El día que el mundo descubrió el lado oculto de la Luna en 1959
Si bien el 7 de octubre de 1959, la Lunik III obtuvo las primeras imágenes del lado oculto de la Luna, captando un paisaje montañoso y casi sin mares, fue casi 20 días después que la imagen principal se difundió al mundo a través de los medios de comunicación. Esas fotos marcaron un hito en la exploración espacial.
¡Imagen histórica! La sonda soviética Lunik III obtiene la primera foto del lado oculto de la Luna, tomada el 7 de octubre de 1959, y difundida al mundo poco más de dos semanas después, el 26 de ese mes. (Foto: "Radiofoto AP, exclusiva para El COMERCIO")
El día que el mundo descubrió el lado oculto de la Luna en 1959
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Han transcurrido varias décadas desde aquel 26 de octubre de 1959, en que los soviéticos compartieron la foto del lado oculto de la Luna con la humanidad. Por primera vez, nuestro satélite natural mostraba la parte que siempre había negado: su lado secreto, invisible desde la Tierra. Más de dos semanas antes, el 7 de octubre, la sonda soviética Lunik III (Luna 3) había burlado la oscuridad del espacio y transmitido desde el silencio absoluto una fotografía que parecía imposible. Fue una fotografía borrosa, pero suficiente para quebrar siglos de silencio. Antes de que acabara ese mes, el mundo entero supo que la ciencia también podía ser revelación.
En Moscú, cuando la agencia Tass anunció que “una serie de fotografías del lado invisible de la Luna serían publicadas”, no se trataba solo de una noticia: era una declaración de poder y asombro. La televisión soviética había preparado la transmisión mientras los laboratorios revisaban las señales que llegarían con la precisión de un hilo de radio perdido en el ruido del espacio.
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En la edición del 27 de octubre de 1959, el diario dio la mejor información a sus lectores. La "fotografía cósmica" comenzaba su camino en la era espacial de esos años. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
La Luna había sido desde siempre un espejo incompleto. Su cara visible era familiar: sus mares, llanuras y sombras. Pero faltaba el resto. Faltaba la mitad del sueño. Esa noche, cuando hicieron posible ver el resto, el 7 de octubre de 1959, los soviéticos devolvieron a la humanidad lo que durante milenios había pertenecido al misterio.
El diario oficial Pravda describió a la sonda Lunik III como un “aparato volante cósmico” (Estación interplanetaria automática), de paredes delgadas, sellado herméticamente, dotado de discos esféricos y una escotilla capaz de abrirse cuando su cámara debía disparar. Dentro, motores eléctricos, giroscopios y baterías químicas mantenían el equilibrio: una cápsula de ingenio en mitad de la nada.
La misión era ajena al dramatismo humano, pero no a su audacia. Cuando el Sol quedó tras la Luna, el Lunik III se halló en la sombra más profunda jamás mirada por un lente. Su tarea: revelar, desarrollar y transmitir sin ayuda, con una gran exactitud. Durante 40 minutos operó en silencio, enviando señales codificadas que, en tierra, se transformaban poco a poco en manchas y formas reconocibles.
La radiofoto transmitió la primera imagen del Lunik III, la sonda soviética que tomó la histórica imagen. (Foto: "Radiofoto AP, exclusiva para El COMERCIO")
LA REVELACIÓN DE UNA IMAGEN LUNAR DESCONOCIDA
Lo que el mundo vio luego, el 26 de octubre de 1959, no fue una imagen perfecta, sino una presencia. El disco lunar, gris y rugoso, aparecía atravesado por llanuras, cráteres y sombras. A una amplia mancha se la bautizó “Mar de Moscú” (Mare Moscoviense), y a otra, más difusa y al borde del límite visible, “Mar de Humboldt”, extendiendo nombres, ampliando la geografía del mito.
El Comercio explicó en su nota del día que el “fenómeno de bloqueo de marea”, generado entre la Tierra y la Luna, provocaba que nuestro satélite natural tardara el mismo tiempo en girar sobre su eje que en orbitar la Tierra. Es decir, el bloqueo de marea era el causante del llamado “isocronismo lunar”. La consecuencia: la Luna siempre nos muestra la misma cara.
Los técnicos soviéticos hablaban con modestia. Decían que las diferencias entre la cara visible y la oculta de la Luna eran mínimas, pero que su significado era enorme: “El misterio total ha sido superado”.
El diario oficial soviético "Pravda" dio toda la información del suceso histórico. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
En ese caso, oculto no era sinónimo de oscuro, pues la luz solar llegaba a ese lado inédito. En los periódicos, la noticia convivió con otros temas y, sin embargo, dominaba cada conversación. No hubo país que no repitiera la proeza espacial en su portada.
La agencia Tass relató que la televisión rusa transmitiría la fotografía y que los científicosmoscovitas se preparaban para asignar nombres a los accidentes descubiertos. La BBC, en Londres, y diarios como El Comercio en Lima replicaron la hazaña: el mundo, dividido por ideologías, compartía esa noche la misma imagen.
EL IMPACTO FOTOGRÁFICO LUNAR EN LA TIERRA
Desde los observatorios norteamericanos, los expertos reconocieron la magnitud del suceso. “Una proeza del hombre en el terreno del espacio”, escribían los reporteros extranjeros al día siguiente de la revelación mundial. Desde Harvard y Cambridge elogiaron la claridad técnica, el método y la audacia de haber revelado una película en el vacío.
Diagrama de la agencia Tass que grafica la forma en que Lunik III tomó la foto al lado oscuro de la Luna. (Foto: "Radiofoto AP, exclusiva para El COMERCIO")
En el Perú, las páginas del diario Decano reprodujeron el comunicado de Tass con una sorpresa que bordeaba lo poético: “Una faz redonda, pálida, que desde el origen de los tiempos miró hacia los espacios infinitos a través de dos pupilas muertas”. No era solo astronomía. Era la conquista de una emoción: la de la gente que por fin veía lo que solo en la fantasía de Julio Verne pudo recrear desde el siglo XIX.
Una fotografía bastó para cambiar una era. Aquella del lado oculto de la Luna no solo modificó la comprensión física del satélite: alteró la percepción de lo posible. Por primera vez, la esfera lunar reveló un mar de conocimientos que vendrían en cadena. En el reflejo difuso del “Mar de Moscú”, la humanidad descubriría el propio rostro de su deseo de saber.
El hemisferio oculto no mostró signos de vida, ni mares profundos, ni vegetación, pero sí movimiento en la conciencia colectiva. De pronto, la Luna dejó de ser silueta y empezó a ser geografía. Los mapas se redibujaron, los atlas se corrigieron, los cráteres recibieron nombres nuevos que mezclaban ciencia y homenaje.
El Comercio relató que la imagen se tomó durante 40 minutos. (Foto: Archivo Histórico de El Comercio)
EL LADO OCULTO DE LA LUNA: EL ECO QUE QUEDÓ
Las copias fotográficas llegaron por radiofoto a los diarios de todo el planeta. En Lima, los lectores contemplaron aquella imagen borrosa en blanco y negro como si fuera una ventana abierta en el cielo. Nadie pensaba en competencia ni en propaganda: solo en la maravilla de haber mirado más allá.
El siglo XX, esa centuria que se enorgullecía de la razón y velocidad, se detuvo unos segundos para mirar una mancha gris flotando en el papel y comprender, quizás por primera vez, su pequeñez ante el universo.
De aquella jornada solo quedaron los fotogramas y las crónicas. Pero su eco persiste cada vez que el cielo despejado invita a alzar la vista. Nadie volvió a mirar la Luna sin imaginar que, detrás del perfil blanco que iluminaba las noches, aguardaba la otra mitad cubierta de silencios y montañas.
Así ocurrió ese 26 de octubre de 1959: cuando la humanidad, gracias a la sonda soviética Lunik III, logró mirar en una foto el lado oculto de la Luna, y desde ese mes y ese año descubrió que el universo era más que un misterio que vencer, era una historia que contar.
Debieron pasar nueve años más, el 24 de diciembre de 1968, para que el primer avistamiento humano ocurriese: fueron los astronautas norteamericanos del Apolo 8, Frank Borman, James Lovell y William Anders, los primeros seres humanos en ver, con sus propios ojos, ese lado secreto de la Luna.
En los últimos años, nuevos descubrimientos de sondas espaciales mandadas desde la NASA han dado nuevas revelaciones sobre este astro: agua congelada (hielo) en los cráteres de sus polos, y una placa de metal debajo de su superficie, ocasionada –hipotéticamente hablando- por el impacto de un asteroide de metal, son algunas de las novedades.
No hay duda de que la Luna, pese a haber sido fotografiada en su lado oculto hace 66 años, aún guarda muchos secretos para la curiosidad humana.