De ritual matutino a promesa metabólica: el vinagre de manzana en ayunas se ha popularizado por su supuesto efecto en los picos de glucosa.
De ritual matutino a promesa metabólica: el vinagre de manzana en ayunas se ha popularizado por su supuesto efecto en los picos de glucosa.

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¿Milagro metabólico o moda peligrosa? La verdad sobre el vinagre de manzana en ayunas
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¿Milagro metabólico o moda peligrosa? La verdad sobre el vinagre de manzana en ayunas

¿Milagro metabólico o moda peligrosa? La verdad sobre el vinagre de manzana en ayunas

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se ha convertido en la enciclopedia moderna, no solo para la , sino también para los millennials —y hasta de generaciones anteriores— que buscan respuestas inmediatas a todo: desde hasta qué hacer para . Y en medio de ese gran océano de de médicos, influencers y personas de a pie, el hábito de tomar vinagre de manzana en ayunas, sin duda, se ha posicionado como el aliado perfecto para la salud.

Entre tantas promesas —“ayuda a controlar los picos de insulina”, y “reduce el apetito” — y testimonios compartidos, confieso que ha llamo especialmente mi atención, por lo que me resulta difícil no preguntarme: ¿por qué algo tan simple ha generado tanto entusiasmo?

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Samanta Alva

Hoy, el vinagre de manzana ha pasado de ser un simple aderezo de ensalada a un supuesto . Pero, más allá del furor digital, vale la pena detenerse y mirar con lupa ¿qué dice realmente la ciencia? ¿Hay evidencia sólida que respalde sus beneficios o estamos ante otra moda de bienestar en ?

¿Qué pasa en el cuerpo cuando tomamos vinagre de manzana?

Algunos estudios realizados en grupos pequeños, han mostrado que una toma de vinagre de manzana antes o con una comida rica en puede reducir de forma modesta los picos de glucosa y, en algunos casos, mejorar marcadores de sensibilidad a la insulina tanto en personas sanas o como en aquellas con resistencia leve, explicó Giulianna Saldarriaga, nutricionista de Clínica Internacional a .

Algunos estudios sugieren que el ácido acético del vinagre podría mejorar la respuesta glucémica, pero los resultados son modestos y dependen del contexto y la dosis.
Algunos estudios sugieren que el ácido acético del vinagre podría mejorar la respuesta glucémica, pero los resultados son modestos y dependen del contexto y la dosis.

Básicamente, el protagonista es su componente activo principal: el ácido acético, un subproducto de la responsable de la mayoría de sus efectos en el organismo, los cuales pueden explicarse mediante tres mecanismos principales:

  • Retraso del vaciamiento gástrico: Al entrar en acción, el ácido acético hace que los alimentos permanezcan más tiempo en el estómago, lo que ralentiza la absorción de y evita esos que suelen ocurrir trasricas en carbohidratos.
  • Mejoras modestas en la sensibilidad a la insulina: Según el médico internista Gino Felandro, de la Clínica Ricardo Palma, el ácido acético activa vías metabólicas que favorecen la absorción de glucosa en los tejidos periféricos —como los músculos y la grasa abdominal—, contribuyendo a reducir los valores de glucosa en sangre.
  • Modulación del apetito y saciedad: Por sus efectos hormonales y gástricos, el ácido acético puede aumentar la y favorecer una menor ingesta calórica. No obstante, este efecto no es exclusivo del vinagre de manzana, sino de cualquier sustancia que retrase el vaciamiento gástrico. “Aunque puede hacer que la persona sienta menos ganas de comer por un tiempo, no es un método de , ya que los cambios que produce son mínimos. Por eso, puede ayudar a sentirse más satisfecho, pero no influye de manera significativa en el peso corporal”, puntualizó el experto.

¿Por qué de manzana y no de otro tipo?

Los posibles beneficios del vinagre provienen del ácido acético, el cual está presente en casi todos los tipos de vinagre. Sin embargo, como precisó Beth Czerwony, nutricionista de Cleveland Clinic, lo que sí cambia entre ellos es el contenido de azúcares.

Por su parte, Saldarriaga añadió que en otro aspecto que difieren, es que el vinagre de manzana ofrece algunos compuestos adicionales: antioxidantes y micronutrientes que no están presentes, por ejemplo, en el vinagre blanco. Mientras que, el vinagre balsámico, aunque popular, puede aportar azúcares que reducen parte de su beneficio metabólico.

¿De qué depende su verdadero impacto en el metabolismo?

El efecto del vinagre de manzana sobre el metabolismo no depende únicamente del producto, sino también de cuándo y cómo se consume. De acuerdo con la nutricionista de Clínica Internacional, el posible beneficio se observa cuando se toma junto con comidas ricas en carbohidratos rápidos, como , arroz blanco, jugos o muy refinadas. “En estos casos, el vinagre puede atenuar el pico de glucosa si se ingiere justo antes o durante la comida”, señaló

Las dosis más utilizadas en los estudios clínicos van de una a dos cucharadas (15 a 30 ml) diluidas en un vaso grande con agua una o dos veces al día, entre tres y cinco veces por semana, según la tolerancia de cada persona.

“En cuanto a la presentación, es importante saber que el vinagre de manzana líquido y correctamente diluido sigue siendo la forma más efectiva y respaldada por la evidencia científica. Las cápsulas o suplementos pueden ser una alternativa únicamente si se elige un producto certificado, aunque no garantizan los mismos efectos metabólicos ni la misma concentración de ácido acético. Además, los tipo píldoras o gummies no están regulados por la FDA, por lo que su contenido real puede variar”, aclaró Giulianna Saldarriaga.

Consumirlo en exceso o en ayunas puede irritar el estómago, dañar el esmalte dental y alterar ciertos medicamentos. No todo lo “natural” es inofensivo.
Consumirlo en exceso o en ayunas puede irritar el estómago, dañar el esmalte dental y alterar ciertos medicamentos. No todo lo “natural” es inofensivo.

En esta misma línea, Czerwony subrayó que el contexto de la comida es más importante que tomarlo en ayunas. Cuando el vinagre acompaña alimentos con carbohidratos complejos, puede suavizar la respuesta glucémica gracias a su efecto de retardar el vaciamiento gástrico. En cambio, si se consume con comidas bajas en carbohidratos, su impacto es mínimo. “De hecho, no hay pruebas sólidas que demuestren que tomarlo “antes del desayuno” sea mejor que hacerlo durante una comida, como suele difundirse en redes sociales”, refirió la especialista.

Más allá de la dosis o el horario, el doctor Felandro nos recuerda que la respuesta metabólica al vinagre de manzana varía de una persona a otra. Factores como la genética, la , el microbioma intestinal y la actividad física influyen directamente en la regulación de la glucosa y la sensibilidad a la insulina. “Si una persona tiene y además consume vinagre de manzana, este podría potenciar ligeramente ese efecto”, destacó.

Su uso puede considerarse en personas con resistencia a la insulina o prediabetes, siempre bajo supervisión médica y en ausencia de gastritis o problemas digestivos, ya que el vinagre es un ácido. En estos casos, podría ayudar de forma complementaria a controlar los valores de glucosa, aunque no reemplaza ningún tratamiento médico.

¿Cuándo deja de ser saludable y se vuelve un riesgo?

Aunque el vinagre de manzana se asocia con beneficios como regular la glucosa o mejorar la digestión, no siempre es inocuo. En determinadas personas o bajo ciertas condiciones, puede dejar de ser saludable y convertirse en un riesgo.

La nutricionista Beth Czerwony advirtió que deben evitarlo quienes padecen hipopotasemia (bajo nivel de potasio), consumen laxantes o ciertos antihipertensivos, ya que el vinagre puede alterar los niveles de . También deben tener precaución las personas con gastroparesia —cuando el estómago se vacía lentamente— y quienes usan insulina u otros fármacos hipoglucemiantes, porque el vinagre puede potenciar su efecto y causar hipoglucemia.

A esto, Felandro agregó que no es recomendable en personas con trastornos gastrointestinales, como , úlceras o reflujo gastroesofágico, ni en quienes tienen insuficiencia renal o enfermedad renal crónica. Su acidez también puede dañar el esmalte dental, especialmente si se consume sin diluir o durante tratamientos odontológicos.

“Al retrasar el vaciamiento gástrico, el vinagre puede interferir en la absorción de ciertos medicamentos, como los diuréticos, prolongando su permanencia en el estómago y potenciando su efecto. Esto puede favorecer la pérdida de electrolitos o alterar la absorción de nutrientes, especialmente en personas con digestión lenta o gastritis, generando indigestión, dispepsia o malestar abdominal. En quienes usan tratamientos para la diabetes o la prediabetes, su uso sin control médico podría potenciar el efecto del medicamento y bajar en exceso los niveles de glucosa”

Un aspecto menos comentado es que su uso puede enmascarar problemas de salud. “Algunas personas, al notar mejoras pasajeras en los picos de glucosa, podrían retrasar la consulta médica o los ajustes en su dieta y medicación, lo que retrasa el diagnóstico o tratamiento adecuado de la diabetes. De igual forma, quienes lo usan para “aliviar” síntomas digestivos podrían estar ocultando lesiones subyacentes como úlceras o esofagitis, agravando su cuadro clínico”, resaltó la experta de Clínica Internacional.

El vinagre de manzana puede aportar beneficios modestos, siempre que se use dentro de un estilo de vida saludable y con orientación profesional.
El vinagre de manzana puede aportar beneficios modestos, siempre que se use dentro de un estilo de vida saludable y con orientación profesional.

Por eso, si aparecen síntomas como ardor o acidez estomacal, náuseas, distensión abdominal, sensación de llenura o molestias dentales como sensibilidad o manchas en el esmalte, es importante suspender su uso y consultar con un médico.

¿Qué errores y falsas creencias lo rodean?

Pese a su popularidad en redes sociales, gran parte de la fama del vinagre de manzana se sostiene sobre mitos más que en evidencia científica. Como alertó Giulianna Saldarriaga, circulan afirmaciones que lo presentan casi como un elixir milagroso capaz de “desintoxicar el cuerpo”, “acelerar el metabolismo” o incluso “quemar grasa”. Sin embargo, estas promesas son inexactas y, en algunos casos, potencialmente riesgosas.

El término “desintoxicar” carece de un fundamento fisiológico real, pues nuestro organismo ya cuenta con sus propios y eficientes sistemas de depuración —el hígado y los riñones—, y no existe evidencia científica de que el vinagre pueda “limpiarlos” o potenciar su función. Tampoco hay pruebas sólidas de que acelere el metabolismo o queme grasa, ya que los efectos observados sobre el peso corporal son mínimos y en ningún caso suficientes para atribuirle un poder adelgazante por sí solo.

Más allá de su eficacia limitada, el riesgo más serio radica en la sustitución de tratamientos médicos. Creer que una simple cucharada de vinagre en ayunas puede “curar la resistencia a la insulina” o “controlar la diabetes” es una distorsión peligrosa que puede llevar a las personas a abandonar terapias indispensables. “Estas afirmaciones absolutas son poco éticas porque pueden inducir comportamientos de riesgo y falsas expectativas”, enfatizó la nutricionista

En la misma línea, la especialista Beth Czerwony nos recuerda que la realidad del vinagre de manzana es mucho más sobria: sus efectos son modestos, la evidencia es limitada y su uso sin supervisión puede conllevar riesgos o interacciones no deseadas.

Más allá del vinagre: lo que realmente funciona

Si el objetivo es mejorar la sensibilidad a la insulina o evitar picos de glucosa, los expertos recomendaron centrarse en estrategias que tienen un impacto comprobado:

  • Actividad física regular: y ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina de forma sostenida.
  • Control de la calidad de la dieta: reducir carbohidratos refinados, aumentar fibra, priorizar alimentos integrales y ricos en proteína.
  • Control médico
  • Dormir adecuadamente (8 horas al día) y manejo de estrés: el sueño insuficiente y estrés crónico empeoran la resistencia a la insulina.

“No debemos olvidar que el vinagre de manzana puede integrarse como un complemento —una herramienta menor que quizá atenúe picos glucémicos en comidas puntuales—, pero no debe sustituir hábitos clave. Lo más recomendable es usarlo moderadamente (antes de comidas muy ricas en carbohidratos), no depender psicológicamente del vinagre para “compensar” comidas inadecuadas y emplearlo en el marco de una evaluación médica si la persona tiene medicación o condiciones crónicas”, concluyó Saldarriaga.

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