Comenzar el año con el pie derecho va más allá de plantearse buenas intenciones; requiere un verdadero compromiso con uno mismo y un esfuerzo constante para alcanzar nuestras metas. Por ello, es importante dedicar tiempo a reflexionar sobre lo que deseamos lograr, organizar nuestros objetivos, transformar nuestras intenciones en hábitos y revisar periódicamente nuestros avances.
Comenzar el año con el pie derecho va más allá de plantearse buenas intenciones; requiere un verdadero compromiso con uno mismo y un esfuerzo constante para alcanzar nuestras metas. Por ello, es importante dedicar tiempo a reflexionar sobre lo que deseamos lograr, organizar nuestros objetivos, transformar nuestras intenciones en hábitos y revisar periódicamente nuestros avances.
Milenka Duarte

Para muchos de nosotros, el inicio de un año nuevo tiene un poder único y empoderador, ya que nos invita a reflexionar sobre lo que hemos logrado y lo que aún queremos alcanzar, pero sobre todo, es una página en blanco que nos brinda la oportunidad para empezar nuevamente. Por ello, en medio de las celebraciones y la emoción por el futuro, suele aparecer un momento de introspección donde empezamos a plantearnos una serie de metas con la ilusión de que este nuevo año será mejor que el anterior y que sí lograremos cumplirlas. Sin embargo, ¿cuántas veces esos propósitos tan anhelados se diluyen antes de que llegue febrero?

Contenido sugerido

Contenido GEC