Redacción EC

En su mayoría el término “carácter fuerte” suele ser confuso. Casi al instante, visualizamos a alguien cuya personalidad se impone con cierta autoridad, poniendo límites y reclamando sus derechos. No obstante, la psicología durante muchos años viene estudiando este tipo de comportamiento para darnos más información.

El autocontrol y el carácter en las personas

Durante muchos años, el autocontrol era considerado algo exclusivamente positivo y ventajoso. Esta cualidad se puede evaluar de distintas maneras, ya sea desde cuestionarios que identifiquen nuestro nivel de autodisciplina y organización, hasta incluso con mediciones experimentales de la fuerza de voluntad como la popular “prueba del malvavisco”

En estas situaciones, se encontró que las personas con alto autocontrol ejercían mejor en la escuela y el trabajo y tenían estilos de vida más saludables, pues corrían menos probabilidades de comer en grandes cantidades o consumir drogas y más probabilidades de realizar ejercicio.

Asimismo, las mismas mediciones también encontraron que su capacidad para superar sus impulsos más básicos significaba que las personas con gran autocontrol tenían menos probabilidades de actuar de forma violenta o agresiva, y de no contar con antecedentes penales.

De esta manera, se creía que el autocontrol contribuía a fortalecer el “carácter” de una persona. De hecho, algunos científicos llegaron a compararlo con una especie de “músculo moral” que establece nuestra capacidad para actuar éticamente en ciertas situaciones.

¿Cómo es el autocontrol en el trabajo?

Es necesario especular si rasgos como el alto autocontrol podrían pronosticar la participación de alguien en varios actos cotidianos inmorales, grandes y pequeños.

Y es que para Silvia Lane, psicóloga social, todo dependería de la fuerza de las normas sociales. “Creo que estos resultados podrían generalizarse a otros comportamientos si las personas pudieran convencerse de que son delitos sin víctimas que otros ya cometen”, indica Lane.

Por lo tanto, existe alguna evidencia que apoya esto: por ejemplo, la evasión fiscal incrementa con la escrupulosidad, lo que se ajusta a estos hallazgos. Por otro lado, en el lugar de trabajo, los empleados modelo podrían ser las personas que roban a la empresa “bajo la percepción de que ‘ni siquiera notarán la falta de ese dinero’”, señala Lane.

Por su parte, Uziel, cree que está más propenso el alto autocontrol actúe sin piedad cuando la cohesión del grupo empieza a caerse a pedazos, incluidas las ocasiones en las que su propio sentido de poder o autoridad se ve amenazado o cuando siente que tiene competencia con los otros.

En esas condiciones, por ejemplo, se cree que podría “apuñalar por la espalda” para conseguir su objetivo o inclinarse ante un jefe sin darse cuenta cómo su comportamiento perjudicaría a los demás. Si es así, podríamos comenzar a admirar a las personas que nos acompañan que son un poco menos disciplinadas y menos obedientes que el resto.