(Ilustración: El Comercio / Foto: El Comercio)
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Alberto  de Belaunde

El debate amplio e informado, siempre guiado por la empatía, es el camino por recorrer en el  para alcanzar verdaderos consensos en los temas de derechos humanos.

“Firme y feliz por la unión” es el lema fundacional de nuestro país. Sintetiza una aspiración que, a la luz de nuestra actual coyuntura, aún parece lejana. Sin embargo, creo que es importante identificar aquellos temas que pueden unirnos a pesar de nuestras diferencias. No solo para saber en qué podemos lograr consensos sino para evidenciar que sí es posible obtener buenos resultados.

Los derechos humanos son uno de ellos. Resaltó dos casos en los que el Congreso alcanzó consenso: la formación de una comisión para investigar los abusos sexuales contra menores de edad y la legalización del uso del cannabis con fines medicinales.

Lo primero tuvo, inicialmente, serios cuestionamientos, pues no se entendía bien su importancia. Tiempo después, luego de que su alcance fue ampliado, pudo aprobarse su formación de manera unánime, restando ahora solo designar a sus integrantes.

El del cannabis fue aun más difícil, pues logró ser aprobado pese a los prejuicios existentes y gracias al empuje de las valientes madres que lograron que la clase política sintiera empatía con su lucha por la salud en condiciones dignas.

Ambos casos son una clara muestra de que los derechos humanos nos pueden terminar uniendo a pesar de las diferencias. En la medida en que los argumentos y la empatía se posicionen, podremos seguir sumando más casos a esta lista.

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