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“Cualquier idiota puede construir un puente que se sostenga, pero se necesita un ingeniero para construir un puente que a duras penas se sostenga”, dijo alguien que dejó esta idea pero no su nombre.
Eso y más han estado haciendo los ingenieros desde hace siglos, desarrollando algo más que una vía, pues -como dice el ingeniero civil Gopal Mishra, fundador del sitio web The constructor- “Un puente no es una construcción sino un concepto”.
Se refiere, explica, “al concepto de cruzar sobre grandes extensiones de tierra o enormes masas de agua, y de conectar dos puntos lejanos, eventualmente reduciendo la distancia entre ellos”. (Foto: Steinar Melby / visitornorway.com)
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Cruzar tierra y agua, unir y reducir distancias. Eso es lo que hacen maravillosamente los puentes que forman parte de la Carretera del Atlántico de Noruega, una sección de 8,3 kilómetros del County Road 64 que recorre un archipiélago en la costa occidental del país.
Entretanto, en Japón... (Foto: Yokogama Bridge Corp)
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La vía Aqualine Bahía de Tokio, que conecta la ciudad de Kawasaki en la prefectura de Kanagawa con la ciudad de Kisarazu en la prefectura de Chiba, también provoca admiración... y algo más.
Y es que, por un lado, todo parece normal...
A un tercio del camino (4,4 kilómetros), si partes de Kisarazu, la Aquavia efectivamente desaparece bajo el agua: el resto de esta impresionante vía es un túnel de 9,5 kilómetros.
Fue abierta al tráfico en diciembre de 1997 después de 31 años de estudios y construcción.
Todo indica que valió la pena. Antes de que existiera, el viaje entre los dos importantes centros industriales implicaba recorrer 100 kilómetros bordeando la bahía o tomar un ferri que se demoraba una hora en cruzarla.
Aquavia redujo el tiempo de viaje a 15 minutos, lo que transformó el flujo de personas y bienes.
Quedémonos en Japón...
Una foto publicada por NOW (@blackrosefreed) el 7 de May de 2015 a la(s) 1:52 PDT
...para hablar de uno de los puentes más famosos en internet: el Eshima Ohashi.
Y es fácil entender la razón por la que es tan popular.
El puente Eshima Ohashi atraviesa el lago Nakaume para unir a las ciudades Sakaiminato y Matsue, en el suroeste de Japón.
Aunque parece una sección de una montaña rusa, es casi una ilusión óptica.
De cerca parece muy empinado pero la realidad es que no lo es tanto: del lado de Matsue tiene una gradiente de 6,1% y del de Sakaiminato, de 5,1%.
Sobre aguas heladas
Se distingue por ser el puente más grande del mundo sobre aguas congeladas: tiene 12,9 kilómetros de longitud sostenidos por 43 vanos.
Y también por haber sido una obra muy controvertida.
El puente de la Confederación atraviesa el estrecho de Northumberland por su parte más estrecha y conecta la isla Príncipe Eduardo con Canadá continental.
Para construirlo, se necesitó un plebiscito, pues gran parte de los isleños dudaban de la conveniencia de existiera un acceso fijo y permanente a la isla, pues temían por lo que implicaría para su forma de vida.
Tras años de encendidos debates, 59,4% de los isleños votaron en 1988 a favor del puente, que fue inaugurado en 1997.
Y, finalmente, la belleza clásica (Foto:Shutterstock)
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La singularidad del Viejo Puente de Konitsa, en el norte de Grecia, radica en la gran amplitud de su arco, con 20 metros de ancho y 40 metros de altura.
Fue construido en 1870 por Ziogas Frontzos, quien logró levantar con piedra lo que antes había colapsado: desde 1823 se habían caído dos puentes de madera.
El Puente Viejo permite cruzar el río Viosa (en griego, Αώος o Aöos), uno de los más ríos más puros del país, que nace en la cordillera que en la antigüedad llamaban “la columna vertebral de Grecia”, y corre por Albania camino al mar Mediterráneo.
El río fluye a través del parque nacional Vikos-Aoos, formando impresionantes cañones.
En el interior del arco del puente, en su punto más elevado, cuelga una campana.
Los lugareños dicen que cuando el viento está soplando con la fuerza suficiente como para hacer tañer la campana, es peligroso cruzar a la otra orilla.
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