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En una esquina, el bar de madera tiene un acabado en barro. Mide 2 m de alto x 2 m de ancho. (Foto: Jaime Gianella)
Redacción EC

Un que traslade la belleza exterior hacia el interior es la propuesta del diseñador Ro De Rivero, quien experimenta con materiales y piezas rescatadas del pasado para crear el espacio perfecto.

La vista perfecta de El Golf por un lado, y por otro, la imagen del mar parecen encontrarse en cada rincón de esta casa. “Hacia la sala, se trajo el verde de los árboles para las paredes y mantuvimos en los materiales la madera cruda y reciclada. En la entrada, optamos por elementos marinos con tonos azules que brindarán un sentimiento de paz”, dice el diseñador.

Este es un hogar hecho para una persona a la que le gusta la vida social y suele recibir muchos invitados en casa. Este espacio empezó a armarse alrededor de los colores de una alfombra tipo Kilim.

Se tapizaron los sofás con una tela texturada de color gris y a la mesa de centro, hecha con pino americano, se le dio un acabado con barro de chacra. “Este no se va a borrar, no tiene toxinas, es orgánico y ha quedado muy bien en este mueble”, cuenta De Rivero.

La mesa de comedor, trabajada de la misma manera que la de centro, se acompañó de sillas Ghost, diseñadas por Philippe Starck e intervenidas con piezas de madera en los brazos.

Las luminarias fueron hechas para este espacio. Se trata de barras móviles de metal y grandes focos halógenos de iluminación cálida que aportan una estética delicada.

Ya en el dormitorio, la pared cabecera crea movimiento. Esta se recubrió con pisos antiguos de madera de distintos tonos. “En un principio pensamos usarla solo en la cabecera pero decidimos darle vida y color a toda la pared. La idea era que se divierta en su casa, que sea su refugio.”, finaliza Roberto.

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