Corresponsales Escolares

Calana es una zona rural ubicada en la ciudad Tacna conocida también como La Campiña, debido a sus actividades frutícolas, agrícolas y ganaderas. Además, cuenta con más de 30 restaurantes a sus alrededores, a los que acuden muchas familias de la ciudad. Sin embargo, a pesar de ser un ecosistema importante, por las noches en toda la zona se percibe el humo que emana la ladrillera Santa Rita.

Esto afecta no solamente a las actividades económicas, sino también a los habitantes de la zona. El humo generado por la ladrillera perjudica, además, a los estudiantes y docentes de la institución educativa Aurelia Arce Vildoso y al colegio inicial Santa Rita, quienes desde el 2003 protestan por esta situación, pues el ambiente estudiantil no es el óptimo.

El problema de la ladrillera en esta zona se inició en el 2003. Aquel año, la solicitud de licencia de funcionamiento fue negada debido a los constantes reclamos y la inconformidad por parte del vecindario. Incluso, el 22 de diciembre del año 2010 la comunidad solicitó la clausura definitiva o la demolición del predio. Cinco días después, por fin lograron clausurar la empresa, aliviando así la preocupación de la vecindad.

No obstante, horas más tarde, trabajadores de la empresa hicieron caso omiso de esta clausura y continuaron con sus labores. Peor aún, un año más tarde, en el 2011, le fue otorgada la licencia de funcionamiento debido a que, sin mayores explicaciones, el lugar donde se ubica se recategorizó de “zona residencial” a “zona industrial”.

Primero no se le dio la licencia para operar, pero luego de algunas presiones se les concedió.
Primero no se le dio la licencia para operar, pero luego de algunas presiones se les concedió.

MEDIDAS URGENTES

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la contaminación atmosférica es el principal riesgo ambiental para la salud en América. Las afecciones por infecciones respiratorias agudas (IRAs) y enfermedades diarreicas agudas (EDAs) se han incrementado en los niños, niñas y adultos mayores. Además, el contaminante atmosférico más nocivo para la salud es el material particulado (PM), que puede afectar severamente los pulmones e inducir la reacción del sistema inmune. En el caso de los moradores de Calana, esto se da por la quema de aserrín que se realiza con combustible de carbón mineral antracita, cuyos residuos generan contaminantes químicos como monóxido de carbono, dióxido de carbono y dióxido de azufre.

En el Perú rige la Ley General del Ambiente, que establece un Límite Máximo Permisible para la concentración de emisiones o sustancias químicas que permiten garantizar un adecuado control ambiental. Sin embargo, esta es una norma que está enfocada para el sector industrial, y por lo tanto no aplica de manera específica para las ladrilleras, que operan de manera informal y casi artesanal. Por este vacío legal, los reclamos de los moradores de Cala no pueden ser atendidos como corresponde.

Wilson Paredes, un jubilado que vive ahora en la zona, es testigo de la problemática ambiental que continúa sucediendo en Calana. Él nos comenta que decidió mudarse allí para obtener una mayor tranquilidad, propósito que se vio impedido por la existencia de la ladrillera, ubicada a 200 metros de su casa. “De las autoridades yo esperaría la cancelación de la licencia de esa ladrillera. Prácticamente, la única manera de vivir tranquilo, sin contaminación, es cerrando la fábrica”, nos dice Paredes.

La ingeniera ambiental Milagros Herrera, quien conoce y ha estudiado la problemática en la zona, sostiene que una posible solución sería impulsar la creación de los límites máximos permisibles para el rubro de las ladrilleras; de esta manera, explica, la Policía Ambiental podría fiscalizar y realizar peritajes a la empresa.

Nota periodística escrita por los corresponsales escolares Martin Rosado, Faith del Rosario Zacarias Calderón, Francesco Parodi y Luciana González del colegio Innova Schools Tacna. Bajo la mentoría de la docente Rita Pacohuanaco y el periodista Ricardo León.