“El '82 jugamos sin punteros clásicos” por Juan Carlos Oblitas
“El '82 jugamos sin punteros clásicos” por Juan Carlos Oblitas
Redacción EC

JUAN CARLOS OBLITAS

Cuando llegó a dirigir a , yo jugaba en el Seresien. Sabía de su buen paladar futbolístico por sus conquistas con San Lorenzo y Vasco, según pude enterarme antes de conocerlo. Solo con la temporada europea concluida pude viajar al Perú para conocer personalmente al profesor.

Tim me convocó para unos partidos amistosos antes del debut en las Eliminatorias ante Colombia, en Bogotá. Ahí me di cuenta de sus intenciones: le gustaba jugar con punteros-punteros, prefería que Barbadillo y yo ataquemos por la raya y luego busquemos la diagonal. Algo que ni 'Patrulla' ni yo sentíamos, porque en esa época nosotros, tanto en los Tigres como en Bélgica, respectivamente, ya no jugábamos de 'wines'.

Fuimos con Tim y le expusimos nuestras opiniones. Dejamos en claro que jugando así no lo íbamos a hacer bien, que mejor producíamos volanteando, partiendo más atrás. Le aclaramos que no era una exigencia para jugar.

-'Profe', si cree conveniente que jueguen otros compañeros, lo aceptaremos sin discutirlo más -le comenté, como habíamos acordado con 'Patrulla'.

-No, yo sigo contando con ustedes. Busquemos una solución.

-¿Y qué le parece si jugamos como punteros pero partiendo del mediocampo? -le dije.

-Así podría soltar a Uribe para que juegue más cerca de La Rosa -añadió Barbadillo.

Tim aceptó nuestra propuesta, optó por modificar su esquema para que juguemos más retrasados, pero sin perder la esencia de los 'wines', buscando siempre la línea de fondo y optando por las diagonales solo en situaciones puntuales del partido. Así empezamos el camino a España 82 en Bogotá, con 'Patrulla', Cueto, Velásquez y yo en una línea de cuatro cuando no teníamos la pelota, y nos sumábamos a Julio César y al 'Tanque' cuando había que buscar el gol, algo que nos permitió tener equilibrio en ataque y defensa.

De esa manera rompimos esquemas y clasificamos tras superar a dos equipazos como Colombia y, sobre todo, Uruguay, con dos punteros mentirosos insertados en un once auténtico, el mejor que integré en toda mi carrera deportiva.

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