Chile vs. Alemania EN VIVO: 'La Roja' vence 1-0 por la Copa Confederaciones 2017. (Foto: Agencias)
Chile vs. Alemania EN VIVO: 'La Roja' vence 1-0 por la Copa Confederaciones 2017. (Foto: Agencias)
Jerónimo Pimentel

Más allá del resultado final de la , ha dado muestras de jerarquía en Rusia. Se puede argumentar que, después de ganar dos copas América, no debería haber lugar para la sorpresa, pero ha pasado mucho tiempo desde que una selección menor de Sudamérica no le juega de tú a tú a un campeón del mundo vigente. No hubo un dominador claro ante Alemania, pero sí un intercambio en la posesión y en las iniciativas. El empate reflejó un encuentro entre pares, lo que constituye una forma de gloria deportiva. Haríamos bien en aprender algunas lecciones.

La primera tiene que ver con la identificación del talento. Es posible ubicar en el Mundial Sub 20 de Canadá 2007 a la base de esta selección adulta chilena: Mauricio Isla, Gary Medel, Arturo Vidal y Alexis Sánchez. El entrenador, José Sulantay, fue el mismo que dos años antes entrenó a los chilenos que participaron en el Mundial de la misma categoría organizado en Países Bajos, de donde provienen otros dos indiscutidos, Gonzalo Jara y Marcelo Díaz. Lograr discernir el talento en una fase tan temprana es tremendamente fructífero.

La segunda lección es evidente: la continuidad. La mitad del once chileno comparte vestuario desde hace una década. No es poco. Pero a ello se suma otra forma de perseverancia, la táctica. De Bielsa a Sampaoli, con el breve intervalo de Borghi, se crea una etapa de 9 años en la que un mismo plantel jugó bajo una misma idea, lo que se traduce en automatismos, fluidez, consistencia y seguridad.

Si se quiere buscar un contraste, en ese mismo lapso la Blanquirroja ha tenido la dirección de cinco entrenadores diferentes: Julio César Uribe, Chemo del Solar, Sergio Markarián, Pablo Bengoechea y Ricardo Gareca. Lo único que los relaciona es haber trabajado, en algún momento de sus carreras, en la Videna.

La tercera lección es una consecuencia de todo lo anterior: el fútbol, y ahí reside buena parte de su magia, no es determinista ni trágico, sino cambiante y abierto. Suele recompensar a quienes trabajan con seriedad y suele castigar a los aventureros e indecisos. Que tenga un punto azaroso, como todo juego, no implica que se pueda construir una tradición sobre la fortuna, como lo sugiere la ‘gitanería’ criolla.

Chile y Alemania son buenos ejemplos. El conjunto sudamericano tienta la plenitud con su “generación dorada”, lo que significa que el próximo problema a afrontar para ellos será el recambio; si no lo consiguen, lo más probable es que vuelvan a la medianía usual. Los germanos, en cambio, afrontan la cita en Rusia sin repetir un solo jugador de la final de Brasil 2014; el capitán actual, Draxler, aquella vez fue suplente, mientras que Mustafi estuvo lesionado. Todos los demás son nuevos. El único que se mantiene es Joachim Löw, que ya sea como DT o asistente de Klinsmann tiene un lugar en el comando técnico de Alemania desde el 2004.

Es difícil alcanzar la grandeza, pero mucho más complicado es mantenerla.

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